Programa ayuda a cambiar las vidas de los estudiantes sin casas

ROCHESTER — Kelly Colón planea enrolarse en las fuerzas navales de los EE.UU. pero ella no sabe nadar.

Nadar es solo un obstáculo más que ella debe franquear en el camino nomádico de su familia en los últimos años, de vivir en albergues para los sin casa en la ciudad de Nueva York, a una estancia de pesadilla en el Hotel Cadillac en Rochester, a una casa en Central Avenue y su graduación de segunda enseñanza esta primavera, Colón dijo en una entrevista el primero de abril. Su familia le da el crédito al programa para estudiantes sin casa del Distrito Escolar de la Ciudad de Rochester de cambiar las vidas de los muchachos para lo mejor.

Sus padres se mudaron de Puerto Rico al Bronx cuando Colón era una bebita, dijo ella. Y su creciente familia tuvo un hogar estable por 15 años. Pero las cosas cambiaron para lo peor cuando violaciones del código de los edificios forzaron a su familia a dejar su apartamento, explicó su madre, Jamie Clarillo.

Para encontrar un nuevo apartamento significaba que ella y su esposo Kevin, hubieran tenido que tener miles de dólares para pagar la renta y un depósito de seguridad, añadió Clarillo.

Ellos no tenían ese dinero, así que durante meses la familia fue de albergue en albergue hasta que la familia se mudó a Rochester hace dos años, dijo Colón. Un pariente les dijo que la renta sería más barata aquí y que los ayudaría.

Los retos continuaron, sin embargo, mientras que la familia se mudó con el pariente quien pronto les pidió que se fueran, explicó Clarillo. Ella llamó por teléfono a varias agencias de servicios sociales y se conectó con Elizabeth Reyes, directora asociada del programa para los sin casa.

Además de ayudar a enrolar en la escuela a cinco de los siete muchachos, Reyes dijo que ella refirió a los padres a PathStone para que los ayudara con el albergue.

"Fue magnífica", dijo Clarillo de los consejos y las referencias que Reyes les dio y que llevaron a la familia a encontrar su presente hogar. "Ayudaron a los muchachos con los materiales para la escuela, los uniformes, todo".

Las responsabilidades principales del programa para los sin casa del distrito es inscribir inmediatamente a los estudiantes en clases y proveerles, transporte, comidas y ropa, de ser posible, dijo Audrey Lewis-Cummings, directora de trabajo social y del programa para los sin casa.

El distrito ha tenido este programa por casi 20 años y sigue el reglamento del programa federal McKinley-Vento de Educación de niños y jóvenes sin casa, dijo ella. La ley que fue establecida en 1987 fue revisada en el 2001 para seguir los reglamentos de la ley No Dejar Ningún Niño Detrás, añadió Lewis-Cummings.

Según www2.ed.gov/programs/homeless/guidance.pdf. McKinney-Vento declara que:

* se prohibe a los distritos segregar a los estudiantes sin casa

* los estudiantes deben ser inscritos inmediatamente en las escuelas pedidas por los padres o guardianes; y

* se debe designar a una persona que trabaje con los estudiantes o familias sin casa.

"Ayudamos a las familias asegurando que se cumpla la ley y que se preserven sus derechos", dijo Lewis-Cummings.

Hay muchas razones y situaciones por las que un estudiante o una familia se pueda hallar sin hogar, añadió ella. Los padres pueden perder sus trabajos o ser forzados a relocalizarse, dijo ella. O pueden perder su casa por un fuego o por violaciones al código de edificios, que fue el caso de la familia Clarillo-Colón. Una madre también puede estar huyendo de la violencia doméstica, dijo ella.

"Desafortunadamente las cosas no están mejorando", dijo Lewis-Cummings. "Todos los años nuestros números suben. Es descorazonante".

Reyes estuvo de acuerdo. Ella dijo que en sus tres años con el programa el número de estudiantes recibiendo ayuda subió a más del doble de 900 a casi 1,900 el año pasado. Y el distrito escolar está listo para servir al mismo número de estudiantes este año con pocos estudiantes que repiten el curso del año pasado, añadió ella.

Esos números incluyen muchos estudiantes de otros estados y hasta de otros países, dijo Reyes. Más de 100 idiomas se hablan en el distrito, y ha habido numerosas familias llegadas de la India, China y Burma, añadió ella.

Muchas de las historias que ella oye de los estudiantes como Colón le parten el corazón, dijo ella. Un estudiante con el que ella trabajó había caminado desde El Salvador hasta Tejas, donde se conectó con un programa de Caridades Católicas que lo trajo a Rochester y lo colocó con una familia. Cuando le dijo hace poco que extraña a su mamá a Reyes se le fueron las lágrimas.

Es increíble lo que logró", dijo ella. "Él no tiene amigos y no puede meterse en problemas o será deportado.

Otros estudiantes y hasta familias duermen en sofás en casa de parientes o amistades, añadió Lewis-Cummings.

Una niña en esa situación fue botada de su casa a los 12 años porque su madre era adicta al juego, añadió Reyes, pero ella siguió haciendo sus tareas lo que prueba la resistencia de estos niños.

Estas historias muestran la necesidad del programa para los sin casas, dijo Reyes.

"El lugar más seguro para los niños es la escuela", dijo ella.

Pero el constante movimiento para Colón significó que se estaba retrazando en la escuela, quedaba solo un mes para el final de las clases.

Colón empezó su penúltimo año en All City High School, y rehizo los créditos que le faltaban y siguió estudiando a principios de este año escolar y se graduará en junio y entrará el año que viene en el entrenamiento para las fuerzas navales, donde aprenderá a nadar.

"Estoy tan feliz", dijo.

"Si me hubiera quedado en Nueva York, no habría logrado nada", dijo Colón.

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