Buscando el camino verdadero

Ese día al caminar descubrí que el sendero estaba poniéndose más estrecho y tenía más y más maleza. Tuve que dar vuelta para buscar el camino verdadero. Las lecturas de este mes nos desafían a mirarnos más de cerca y a fondo. ¿Estamos viviendo nuestras vidas en el camino correcto? Dios nos llama a vivir nuestra vocación bautismal siguiendo a Jesucristo y aceptando la llamada a ser misioneros, guiando a otros hacia ese único Dios: hacia el Espíritu Santo que va produciendo frutos en nosotros, y hacia Jesucristo que muestra por palabras y acciones su amor y fidelidad para con nosotros.

La llamada no es solamente a continuar en el camino acostumbrado, sino a buscar otra manera de actuar y de relacionarnos con otros y con Dios. Es para entregar nuestros dones y frutos en servicio a los demás, abogando y luchando por la justicia y la misericordia (DACA, salarios justos, atención adecuada de salud para todos, derecho al acceso al agua y la vivienda, revisión justa de las leyes de inmigración, un presupuesto nacional que provea para las necesidades de los pobres, etc.) y caminar al lado de aquellos que no tienen voz.

Hay que dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. ¿Usamos nuestro dinero y tiempo para mostrar nuestro por ser tan buenos ayudando al otro o seguimos el camino preferible: ayudar a los necesitados por ser instrumentos de la misericordia de Dios? En nuestra persona llevamos la imagen de Dios y tenemos responsabilidades más altas que las del estado.

En el camino de Dios debemos ser testigos del amor y de la misericordia de Dios. Como San Pablo intentaba dar un buen ejemplo, nosotros tenemos que dar un buen ejemplo porque estamos convencidos del mensaje de Jesucristo. Dios no es un ídolo hecho de yeso o madera; Dios es vivo. Tengo que recordarme diariamente de mi lema personal como religiosa: “Cristo vive en mí hoy”. Este Jesucristo nuestro está a nuestro lado animándonos a seguir su camino del amor, no un camino lleno de maleza: egoísmo, orgullo, vicios, mentira, venganza, pereza, injusticia, envidia, rencor, etc. El camino verdadero de Jesús nos guía a crecer en los valores cristianos, siempre estando listos, manteniendo una fidelidad de larga duración, no como lo que ocurre en nuestro tiempo de usar y tirar (matrimonios cortos y divorcio, participación en la Iglesia de vez en cuando—recibir un sacramento y desaparecer). El matrimonio es para la toda la vida; participación en la Iglesia es constante para profundizar la fe y la relación con Dios y ser cristianos comprometidos.

Ese día de mi caminata encontré la senda correcta y recibí un premio en el camino: un banco (¡ah, un descanso!) con una vista hacia abajo: la entrada de agua hacia el mar. Puedo comparar eso a lo que Dios hace para los creyentes y seguidores fieles — Dios nos acompaña por toda la vida, guiándonos por el camino del amor, sabiduría, servicio, paz, fraternidad, dignidad, respeto, entrega, misericordia, humildad, justicia, perdón, etc. De vez en cuando tenemos tiempos bonitos de silencio y oración o de reflexión cuando descansamos en los brazos de Dios. Acuérdense que hay que recargar sus baterías espirituales de amor y fe para poder seguir el camino de amor y entrega a los demás.

Hermana Schwenzer, RSM, es ministra pastoral a los hispanos en los condados de Wayne, Ontario, Yates y Seneca.

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