MARION — La comunidad de la antigua Parroquia de St. Gregory practica el respeto y el culto interculturales todos los domingos.
La iglesia, que se llama ahora la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe en St. Gregory, volvió a abrir el otoño pasado después de haber cerrado hace dos años. Cuando el Padre Jesús Flores se enteró que la iglesia estaba vacante, él les preguntó a los dirigentes diocesanos si estaría disponible para la comunidad migrante. Él empezó entonces a utilizar el edificio como lugar de culto para la comunidad migrante del área, que es en su mayoría mexicana.
Sus servicios como coordinador diocesano del ministerio migrante han vuelto al punto de partida por medio de la nueva iglesia, explicó el Padre Flores después de una Misa en la misma el 20 de junio. Fue en Marion, hace diez años, que él empezó a soñar con una iglesia solo para los migrantes. Ese sueño se hizo realidad cuando el Obispo Mateo H. Clark celebró la primera Misa en St. Gregory cuando se volvió a abrir, observó el Padres Flores.
"Fue una buena idea", dijo refiriéndose a que la comunidad migrante tuviese su propia iglesia.
Rosario Jaramillo, que ha vivido en el área desde hace más de 12 años, dijo que la comunidad está muy agradecida de tener una iglesia que pueda considerar suya. Ella sirvió de catequista para los niños de la primera clase de primera comunión de Nuestra Señora de Guadalupe. Quince niños, incluyendo a su hijo Nolberto, hicieron su primera comunión el 20 de junio, y la pequeña iglesia se llenó con casi 300 personas.
"Me siento como si estoy en casa", dijo ella. "Es nuestro espacio. … Estamos contentos".
Jaramillo dijo que ella también está contenta y agradecida por el pequeño grupo de antiguos feligreses de St.Gregory que volvió cuando se abrió de nuevo la iglesia. Ellos nos han apoyado de muchas maneras, comentó el Padre Flores, porque conocen tan bien el edificio, y además, se han ofrecido a ayudar con cualquier problema que se presente. Muchos de esos feligreses forman parte de los voluntarios que trabajaron en la renovación de la iglesia, desde el techo hasta el sótano, en años recientes, dijo Pat Bovard, un antiguo feligrés de St.Gregory.
"Es una nueva vida (para la iglesia)", dijo Howard Bartlett, otro antiguo feligrés de St. Gregory. "Dios tiene un plan".
El grupo de antiguos feligreses de St.Gregory va a Misa allí todos los domingos, aunque no hablan español. Esos feligreses organizaron una celebración después de la Misa del 20 de junio en honor de las familias de los niños que hicieron la primera comunión y les ofrecieron torta y ponche a los presentes. La experiencia intercultural se extendió hasta la misma Misa del 20 de junio ya que el Padre Flores, durante la homilía, les habló a los niños en español y en inglés.
"Uno se siente como en su casa", dijo la antigua feligresa de St.Gregory, Marilyn LeClair, refiriéndose a ir a Misa a la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe. "Teníamos miedo de que la gente pensara que nos estábamos entrometiendo".
"Nos recibieron con los brazos abiertos", añadió Bovard. "Su sentido de la hospitalidad es asombroso".
La Hermana Luci Romero, agente de pastoral para el Condado de Wayne, dijo que el grupo de antiguos feligreses ha probado cuanto se interesa por la comunidad migrante con su presencia constante.
"El grupo es muy fraterno con nosotros", dijo ella. "Son nuestros padrinos, nuestros abuelos. Nos apoyan".
Ted LeClair dijo que los feligreses sufrieron espiritualmente cuando St.Gregory cerró, pero que ahora pueden apreciar lo que Dios les tenía deparado.
"Al contemplar a la iglesia y todo el trabajo que hicimos, se nos rompía el corazón de verla cerrada", dijo él. "Estamos contentos de verla llena otra vez".