La vida nueva no llega sin costo

La vida — ¡el don precioso de Dios! Mientras reflexiono sobre las lecturas desde la Semana Santa el Miércoles de Ceniza hacia el 3o Domingo de Pascua, el bosque y campo alrededor de nuestra casita están resucitando de nuevo. Así nos pasa cada primavera. ¡La vida llega!

Pero no llega sin costo. Las flores silvestres tienen que superar el frío y la nieve del invierno, y aun desde las primeras semanas de la primavera. Sobreviven por meses en la oscuridad, y tienen que luchar para romper la tierra donde descansan. Y de repente, en marzo, veo las primeras flores blanquitas de las "gotas de nieve" y las hojas de los tulipanes y narcisos y mi corazón canta de alegría con los pájaros.

La vida humana también no llega sin costo. La mujer embarazada tiene que esperar un largo tiempo con la vida en la oscuridad de su seno. Cuando por fin llega el tiempo de aliviarse, ella entra en la labor intensa para que su niña salga a la luz del día — ella lucha para "dar luz."

Así es el camino de nosotros en las semanas que vienen. Entramos primero en la pasión y muerte de Jesús. Lo acompañamos en su sufrimiento, lucha y oscuridad, aun en los momentos cuando él se siente totalmente abandonado. Como sus discípulos, vemos al Servidor Sufriente: despreciado, rechazado, castigado, desfigurado, y al final, crucificado. ¿Qué esperanza de vida hay para Jesús, para los discípulos, para nosotros?

De repente llega la mañana de la Pascua, y María Magdalena va al sepulcro… y ¡no está Jesús! Luego, llegan Pedro y Juan — y ellos recuerdan palabras de Jesús que no habían entendido…que Él "resucitaría de entre los muertos." ¿Puede ser que la vida gana? ¿Qué Jesús vive? Poco a poco, sus apóstoles llegan a creer en El Resucitado. Es un proceso. Jesús aparece entre ellos y les brinda "Paz." Tomás no está y no cree — hasta que Jesús llega de nuevo, y le muestra sus heridas, entonces Tomás cree. Jesús le dice: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haberme visto." ¡Jesús habla de nosotros!

El proceso sigue. En Lucas, vemos dos discípulos bien tristes, en camino a Emaús. Jesús se les acerca, pero no lo reconocen. Ellos están hablando de él, saben mucho de él, saben mucho de las Escrituras — pero todavía no entienden, y siguen en la oscuridad. Mientras caminan, Jesús les explica los pasajes que se referían a él, y arden sus corazones. Luego, llegando al pueblo, entran a una casa, comparten el pan y ¡se les abren los ojos y lo reconocen! De verdad … la vida gana. ¡Jesús resucitó!

La Resurrección de Jesús es la base de nuestra fe. Nos da la promesa de que nosotros también gozaremos nueva vida. Y no estamos hablando solo del futuro, de la vida eterna. Más bien, "Estas (palabras) han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Crean, y, tendrán vida en su nombre." (Juan 20, 31)

Oh Jesús, profundiza nuestra fe en ti, para que tengamos vida en tu nombre.

Gardner es la coordinadora del Ministerio Migrante para la Región Noroeste del Condado de Monroe.

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