Llame al Espíritu para ayuda

"En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt. 28,19).

Todos estos domingos están cargados de celebraciones muy importantes, la ascensión del Señor Jesús, la celebración de Pentecostés y la solemnidad de la Santísima Trinidad. Por esto es importante prepararnos para estos eventos de renovación de nuestra vida Cristiana.

En el marco de estas celebraciones nos acercamos al final del tiempo pascual. Durante este tiempo hemos celebrado la victoria de Cristo sobre la muerte y los misterios de nuestra salvación. En el sexto y séptimo domingo de Pascua, nuestro Señor Jesús está claramente recordándonos el gran mandamiento del amor, amor que debe ser manifestado en nuestras relaciones con nuestros hermanos y en la vida cotidiana. Amar a todos es muy difícil, pero es posible gracias a la presencia del Espíritu Santo; es sólo el Espíritu de Dios, el Espíritu del AMOR quien nos dará la gracia de amar a Jesús y a nuestros hermanos con un corazón sincero y humilde.

Jesús antes de ascender a los cielos nos regaló el mandato misionero y la orden de bautizar en el sagrado misterio de la Santísima Trinidad. "Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado" Mt. 28,16-20.

Para cumplir este mandato misionero, no estamos solos ni lo haremos en nuestro propio nombre. Jesús nos promete estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. El cumplimiento de esta promesa se hace posible gracias al Espíritu Santo derramado sobre los apóstoles en el día de Pentecostés y sobre nosotros en el día de nuestro Bautismo. Celebrar Pentecostés es celebrar la presencia poderosa de la Santísima Trinidad en nosotros a través del Espíritu Santo.

Yo los invito a todos ustedes, mis hermanos y hermanas, que leen estas palabras. Les invito a que celebremos cada uno de estos domingos invocando la presencia gloriosa y sanadora del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios no puede ser una devoción más en nuestras vidas. El Espíritu Santo debe ser la vida de nuestras vidas y debemos tener una relación muy estrecha y personal con él.

¿Quieres amar? Invoca al Espíritu Santo. ¿Quieres perdonar? Déjate mover por el Espíritu Santo. ¿Quieres crecer en tu fe y entender la Palabra de Dios? Clama al Espíritu de Dios y él vendráì a ti.

Todas las lecturas del evangelio de estos domingos están unidas por un mismo tema, AMAR Y EVANGELIZAR. Todo esto es posible solamente cuando nos sumergimos en el misterio glorioso de nuestro Dios que es UNO, pero que también es TRINIDAD, nuestro Dios que nos enseña a amar y nos da su amor siempre. El amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Invitemos pues a Jesús a que entre en nuestra casa y sople sobre nosotros su Santo Espíritu, así como sopló su Espíritu sobre los apóstoles.

Padre Viloria es vicario parroquial en las parroquias Santa María y Santas María y Marta en Auburn.

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