Que este año refuerce nuestra fe

Quiero anunciar en esta Celebración Eucarística que he decidido convocar un «Año de la Fe» que ilustraré con una carta apostólica especial. Este Año de la Fe comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo. (Homilía de Benedicto XVI en la santa Misa para la nueva evangelización, 16 octubre 2011).

Así el Santo Padre nos invitó a todos a entrar más profundamente en nuestra fe, comenzando este mes. Comienza marcando una fecha bastante importante para todos, tanto Católicos como no Católicos: el comienzo del Concilio Vaticano II. El Concilio Vaticano II es uno de los eventos más importantes en la historia de la Iglesia. Se realizó de 1962 a 1965, congregando a obispos de todo el mundo. Produjo un cuerpo de doctrina que busca promover la fe católica, renovar la vida de los fieles, adaptar la liturgia y alentar la presencia de los laicos. Este Concilio ha llevado a la vida de fe un nuevo impulso hacia la renovación, evangelización y misión.

Me toca hacer una reflexión sobre los evangelios de los primeros cuatro domingos de este Año de la Fe. Quiero enfocar en una frase de cada evangelio, y "redescubrir" mi fe (uno de los objetivos del Año de la Fe) basada en las lecturas. ¡Les invito a hacer lo mismo!

~ La persona que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor

. . .el Hijo del hombre no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos.

Los documentos del Concilio nos llaman a seguir como Jesucristo en ponerme al servicio de los demás. ¿Prefiero "ser grande" según los valores de mi cultura: poderosa, rica, reconocida, en vez de ser servidor/a? ¿Qué temo en abrazar ser "servidor/a"?

~ ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

Deseo tener una fe firme, reconociendo como dijo el Hermano Juan en su reflexión en la edición de septiembre, "la fe no se adquiere por las propias fuerzas." Vemos el poder de la fe en la sanación del ciego ¿Tengo tanta fe en Jesús que realmente creo que él tendrá compasión de mí, haga lo que yo haga? ¿Cómo puedo yo, como Bartimeo, mantener mi confianza completa en Jesús, y tener la vista renovada?

~ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Este es "el primero de todos los mandamientos", y a la vez, el resumen de todos. Amar. Una palabra sencilla, pero no tan fácil de vivir. ¿Amo a Dios con todo mí ser? ¿Qué me falta en vivir un amor completo? ¿Amor a mi mismo/misma? ¿Cómo muestro el amor hacia ? ¿Y como lo muestro hacia los demás hermanos y hermanas?

~ Ésta, en su pobreza, ha echado todo.

Me parece que la viuda en este pasaje tiene una fe grande. Ella tenía poco, y dio todo, con la confianza que Dios proveería. ¿Y yo? ¿Qué riquezas me agarro con ferocidad. . .mi tiempo, mis cosas, mi cariño? ¿Cómo me está invitando Jesús de "echar todo"?

Que este Año de la Fe sea verdaderamente "un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con gozo al hombre de nuestro tiempo".

Gardner es la coordinadora del Ministerio Migrante para la Región de Noroeste del Condado de Monroe.

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