Recuerde quiénes estamos llamados a ser como discípulos de Jesús

Recientemente tuve que servir de jurado. El acusado fue acusado de un delito grave que tuvo lugar hace seis años. Como jurados potenciales se nos pidió si necesitaríamos evidencia física para probar la culpa o inocencia del acusado y la única evidencia que se presentaría sería el testimonio de la víctima. Pensé un momento y entonces alcé mi mano, "Sí, yo necesitaría alguna evidencia física para probar la culpa o inocencia". No hace falta decir que no fui escogido para ser un jurado.

Al leer las Escrituras para la temporada de Pascua de Resurrección me di cuenta de cuánto soy como el apóstol Tomás. Me pregunto si hubiera estado con los discípulos de Jesús, y por casualidad, me encontrara afuera con Tomás cuando Jesús se apareció a ellos en aquel Cenáculo, ¿hubiera creído a ellos o hubiera sido como Tomás? ¿Necesitaría yo "ver las marcas de los clavos en sus manos y meter mi dedo en el lugar de los clavos y meter mi mano en su costado" para creer? ¿Qué hay de usted? ¿Qué prueba necesitaría para creer en la aparición de Jesús?

¿Puede usted ver la escena la semana siguiente cuando Jesús de nuevo se aparece a los discípulos y esta vez Tomás está con ellos? ¿Puede oír a Jesús decir a Tomás: "Mete tu dedo aquí y mira mis manos, y extiende tu mano y palpa mi costado y no seas incrédulo, sino cree?" Qué momento humillante para Tomás; un momento para convertir la duda de Tomás en creencia.

Es en este momento que Tomás nos deja la Prueba de Tomás; una prueba que da testimonio de nuestra elección de ser personas de Pascuas dando a conocer la presencia de Cristo por nuestra presencia y fe y por acciones en el mundo.

Si Tomás viniera donde usted ahora y pidiera ver sus manos y costado, ¿qué vería él?

* ¿Vería él las heridas de Cristo porque usted habló en nombre de los pobres y marginados a través de Roc/ACTS?

* ¿Vería él las cicatrices de los pies de Cristo en los pies suyos porque usted caminó la milla extra con un amigo luchando con una adicción, o la pérdida de su trabajo, o la muerte de un ser querido?

* ¿Vería él su costado perforado porque usted abrió su corazón a la voz de Dios y perdonó a alguien por un doloroso mal que le hizo a usted?

Como personas de Pascua, las palabras de Santa Teresa de Ávila nos reta poética y poderosamente para recordar quiénes somos llamados para ser discípulos de Jesucristo y que:

"Cristo no tiene cuerpo ahora sino el tuyo; no manos, no pies en la tierra sino los tuyos;

"Tuyos son los ojos, por los que Él mira, compasión en este mundo.

"Tuyos son los pies con los que Él camina para hacer el bien.

"Tuyas son las manos con las que Él bendice a todo el mundo.

"Tuyas son las manos, tuyos son los pies, tuyos son los ojos, tú eres Su cuerpo.

"Cristo no tiene cuerpo ahora, sino el tuyo; no manos, no pies en la tierra sino los

tuyos.

"Tuyos son los ojos por los que Él mira, compasión en el mundo.

"Cristo no tiene cuerpo ahora en la tierra sino el tuyo".

La Hermana Del Santo es directora de vocaciones para las Hermanas de San José de Rochester.

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