Tres hombres jóvenes, separados en edad por solamente 18 meses, pronto llegarán a ser los miembros más nuevos del presbiterado diocesano.
El Obispo Salvatore R. Matano ordenará a los Diáconos Anthony Amato, Michael Merritt y Juan Benítez durante una liturgia comenzando a las 10 a.m. el sábado 3 de junio, en la Catedral del Sagrado Corazón, 296 Flower City Park, Rochester. EL Obispo Matano ordenó a los tres como diáconos transicionales en la catedral el 28 de mayo, 2016.
El Diácono Amato, que cumplió 30 años el 30 de abril, es nativo de la Parroquia Nuestra Madre de los Dolores en Greece. Él obtuvo el diploma de bachillerato en filosofía y estudios religiosos en el 2008 de la Universidad de Rochester y una maestría en teología sistemática de la Escuela Universitaria de Teología y Ministerio en Boston.
En el 2012 él ingresó al seminario en el Colegio Teológico en Washington, D.C., donde está terminando su cuarto y final año de teología. Durante los meses pasados, el diácono ha desempeñado funciones diaconales en la Catedral de San Mateo Apóstol, donde él ha participado en el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos y disfrutó una interacción frecuente con el Cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington.
"He tenido algunas buenas oportunidades", dijo él.
El Diácono Amato dijo que tuvo los primeros pensamientos serios sobre el sacerdocio cuando estaba en la Escuela de Posgrado. Aunque no siempre estuvo seguro de si estaba destinado para la vida sacerdotal, él recibió después seguridad por la oración
"Mi paz más grande en todo este proceso vino del tiempo que he pasado frente al Santísimo Sacramento. Esto es cuando mi cabeza está más clara y sé lo que Dios quiere de mí", dijo el Amato.
Él añadió que siente entusiasmo y alegría en cuanto a su próxima ordenación, para no mencionar un sentido de reverencia.
"Es abrumador cuando pienso en la magnitud del trabajo que me espera", comentó él.
El Diácono Merritt, 28, creció en la Parroquia de San Benedicto en Canandaigua y Bloomfield. Se graduó de Siena College en el 2010 con un bachillerato en estudios religiosos. En el 2012 él comenzó estudios en el Seminario Y Universidad Santa María en Baltimore, donde está terminando su año final de teología. También está desempeñando extenso ministerio parroquial en la Comunidad Católica de Baltimore Sur donde ayuda en la Misa, predica ocasionalmente y ha oficiado "en al menos 11 ó 12 bautismos" además de algunas bodas.
"Ha sido maravilloso’, dijo el Diácono Merritt. "Ha sido un gran anticipo (del sacerdocio)".
Él dijo que como sacerdote, él anticipa la celebración de la Misa, administración de los sacramentos y la evangelización. Otra área de gran importancia, dijo, "es prestar atención pastoral a la gente, servir de puente entre Dios y la gente. Hay mucho que pasa detrás las escenas que la gente no llega a ver — visitar a las personas hospitalizadas, estar presente para las personas que necesitan hablar con alguien, rezar por ellos, ser el líder espiritual de la parroquia. Es un papel que tomo muy en serio".
El Diácono Merritt añadió que inicialmente pensó sobre una vocación sacerdotal cuando estaba en la escuela secundaria y se asombra un poco por estar finalmente al borde de la ordenación.
"Realmente no puedo creer que el tiempo ha pasado, 15 años – más de la mitad de mi vida", dijo. "Ha sido un camino increíble. Es difícil describir; tantas cosas maravillosas han ocurrido para mí".
Mientras que experiencias en la Diócesis fomentaron las vocaciones de los Diáconos Amato y Merritt, el Diácono Benítez, 29, primero sintió la llamada a una distancia de unas 2,500 millas en Colombia. Nació y fue bautizado en Frontino, y su parroquia de origen es San Juan Vianney en Medellín. Él dijo que empezó a explorar el sacerdocio cuando estaba en la escuela secundaria por las experiencias positivas que tuvo al servir en el altar y en su grupo de juventud que visitaba vecindarios pobres para dar de comer a los hambrientos y catequizar a los jóvenes.
Él comenzó los estudios sacerdotales en su país natal y eventualmente vino a la Diócesis de Rochester, juntándose con varios hombres colombianos que en años recientes han seguido el sacerdocio aquí. En el 2014 él comenzó en el Seminario y Universidad Santa María, donde terminó en diciembre. Desde entonces él ha ayudado en la Iglesia San Luis en Pittsford, donde disfrutó el trabajo con jóvenes en la parroquia y en la Escuela San Luis.
El Diácono Benítez observó que sus abuelos, su madre, su hermano y unos sacerdotes amigos están planeando viajar de Colombia para su ordenación sacerdotal. Él ansía vivir su sacerdocio en esta diócesis, añadió.
"Siento una gran alegría en mi corazón al llegar tan pronto el día de la ordenación", declaró.
"Estoy ansioso de servir a las personas de Dios dondequiera el Obispo decida enviarme. Creo que siendo sacerdote es el don más grande que uno puede recibir de Dios".