Un hombre fue un instructor de música en el pasado. Otro es un abuelo jubilado. Otros dos son de Colombia.
Los senderos diversos de este cuarteto — Diáconos Michael Fowler, Matthew Jones, Daniel Ruiz y Carlos Sánchez — les han llevado a este destino singular. El 20 de junio serán ordenados en la Catedral del Sagrado Corazón de Rochester por el Obispo Salvatore R. Matano, convirtiéndose en los sacerdotes más nuevos en la Diócesis de Rochester.
¿Cómo han llegado a este punto, respondiendo a sus llamados vocacionales al satisfacer voluntariamente numerosos requisitos? Carol Dady, coordinadora diocesana de concientización de vocaciones del sacerdocio, dijo que no hay una sola respuesta definitiva. Más bien, dijo ella, el discernimiento de una vocación sacerdotal es un desarrollo del cual sólo Dios y cada seminarista están al tanto.
"Sigue siendo un misterio para mí cómo se desarrolla una vocación", comentó ella.
Aún así, los cuatro hombres próximos a ordenarse ofrecen unos indicios convincentes. Todos dicen que su fe era fuerte durante su juventud. Todos citan influencias positivas — sacerdotes, mujeres religiosas, feligreses, familia, amigos, compañeros seminaristas. De hecho, el Diácono Jones espera su ordenación y la celebración de su primera Misa el 21 de junio en la Iglesia Santa María en el Sur de Elmira, y anticipa la emoción al ver muchos de sus partidarios en el mismo lugar a la misma vez.
"Será toda mi vida desfilando frente a mis ojos, un mar de gente de mi pasado", dijo.
Semillas tempranas sembradas
Personas clave de ese mar serán miembros de la familia y los sacerdotes de la parroquia de su juventud, dijo el Diácono Jones.
"Mi familia ha apoyado la consecución de mi vocación desde las primeras etapas. Este apoyo no ha fallado, ya que ha estado durante toda mi vida. No lo hubiera logrado sin ellos", dijo el Diácono Jones, 32, que trabajó como director de música parroquial y maestro de música en una escuela católica después de graduarse de la universidad.
Hablando de influencia familiar, el Diácono Sánchez describió a su madre como "la primera promotora de mi vocación", observando que ella pasó dos años en un convento colombiano antes de comprometerse con la vocación del matrimonio.
"Cuando le digo a la gente esta historia, siempre piensan en cómo Dios hace su voluntad sobre nosotros. Él no quería que mi madre consagrara su vida a él, sino su hijo – y aquí estoy, el primer sacerdote de la familia", dijo el Diácono Sánchez.
Otra influencia temprana en la vida llegó en la forma de una homilía por un miembro de la facultad cuando el Diácono Sánchez asistía a la escuela secundaria en el Seminario Conciliar en Medellín, Colombia. El sacerdote que dio la homilía observó que hay muchos caminos de carrera mediante los cuales los laicos pueden ayudar a otros y enseñar la fe. Sin embargo, él preguntó qué era lo crucial para mí: ¿Qué es lo que un sacerdote puede hacer que ninguna otra persona en el mundo puede hacer?" Recordó el Diácono Sánchez. "La respuesta fue, celebrar la Eucaristía. Esta homilía realmente me animó para seguir mi deseo de ser sacerdote".
A la edad de 27 años, el Diácono Sánchez es el más joven de la clase sacerdotal del 2015. El mayor de la clase por un gran margen, es el Diácono Fowler de 60 años.Del mismo modo él también albergó deseos de ser sacerdote a una edad temprana, recordando que de niño él pretendía celebrar Misa en su casa en Owego — "La Catedral del Lugar 19 Armstrong Place", bromeó.
En cambio, se casó, tuvo dos hijos y empezó una carrera. Después de su divorcio, empezó a leer sobre las apariciones de la Santa Madre y "empezó un genuino renacimiento espiritual", dijo el Diácono Fowler. Entonces, hace 14 años, después de rezar el Rosario con él un amigo dijo que el Diácono Fowler debió ser un sacerdote.
"Me consideré desde ese momento estar en discernimiento", dijo el Diácono Fowler, que se jubiló en el 2009 de IBM/Lockheed Martin — donde ejercía como ingeniero de calidad — para empezar su búsqueda formal del sacerdocio.
El Diácono Ruiz, también tuvo un punto decisivo en su discernimiento, que ocurrió cuando era adolescente en Medellín. Durante un período difícil en su vida, él buscó un lugar tranquilo para hablar con Jesús "como lo haría con un amigo", dijo.
"Encontré un Dios bondadoso, que aunque no arreglaría todos mis problemas estaba dispuesto a caminar conmigo y guiarme por ellos y a amarme sin importar qué", dijo el Diácono Ruiz, 33. "Después de esta experiencia supe que tenía que hacer algo por Dios — no para pagar a Dios por su amor, lo cual no es posible, sino para vivir y compartir su amor".
El Diácono Ruiz respondió sirviendo con la orden Jesuita en muchas comunidades rurales, pobres en Colombia.
"Encontré a Dios tan presente en los pobres y sirviéndoles como he encontrado a Dios en la oración", dijo, y desde ahí vio su vocación sacerdotal más claramente.
Fuentes de apoyo
Todos los cuatro recién ordeandos eventualmente ingresaron a Becket Hall, el programa diocesano de pre-teología, y pasaron al seminario. El Diácono Fowler ha estudiado en el Seminario Nacional Papa San Juan XXIII en Weston, Mass.; el Diácono Jones fue al Seminario Santa María en la Universidad de Baltimore y los diáconos Ruiz y Sánchez fueron al Colegio Teológico en la Universidad Católica de América en Washington, D.C.
Dady observó que la vocación para la cual estos hombres se han preparado se distingue de otras profesiones.
"Se están preparando para un modo de vida, por el resto de sus vidas — no para una carrera en particular que podría cambiar de nuevo, donde no pueden volver a la escuela de nuevo o cambiar de trabajo", dijo.
Incluido en este compromiso está el voto del celibato así como la promesa de obedecer al obispo local, que podría significar tomar varias asignaciones durante el curso de su sacerdocio.
"Uno no está enraizado permanentemente en un lugar, del modo como uno que está criando una familia estaría", dijo Dady. "La gente a la que uno sirve se convierte en su familia".
La exposición a una familia parroquial ocurre durante el año pastoral de un seminarista, que típicamente se lleva a cabo durante el segundo año de seminario. El Diácono Fowler sirvió su año pastoral en la Parroquia San José en Penfield; el Diácono Jones, en Nuestra Señora de los Dolores en Greece; el Diácono Ruiz, en Nuestra Señora Reina de Paz/San Thomas More en Brighton y el Diácono Sánchez, en San Luis en Pittsford.
"Creemos que es enorme", dijo Dady refiriéndose a la importancia del año pastoral, observando que muchos de los sacerdotes actuales han compartido con ella lo vital que es poder ver a profundidad lo que el ministerio sacerdotal sería.
El Diácono Jones dijo que durante su año pastoral y en otras asignaciones en parroquias, "He conocido y mantenido contacto con personas que me mostraron el deseo de sus corazones de seguir al Señor más de cerca".
Dady añadió que los Diáconos Ruiz y Sánchez han "gustado mucho en las parroquias donde han servido; han hecho muchas conexiones con las familias y el personal". Ella dijo que es significativo ya que ellos están tan lejos de sus hogares. Los dos hombres están entre los siete seminaristas colombianos en la Diócesis de Rochester que representan casi la mitad de los 16 seminaristas actuales aquí. Bajo un arreglo especial entre la Diócesis de Rochester y la Arquidiócesis de Medellín, los hombres colombianos servirán todo su ministerio sacerdotal en esta diócesis — lo cual el Diácono Sánchez describe como "la oportunidad de ser un sacerdote misionero y proclamar las enseñanzas de Jesús en esta cultura específica". Estoy muy agradecido a las comunidades en la diócesis que me han acogido y nutrido mi vocación", dijo el Diácono Ruiz, añadiendo que está muy agradecido por los muchos amigos locales "que me han apoyado durante todo el camino".
Además del apoyo humano, el Diácono Fowler observó que alcanzar el día de su ordenación — en su caso, una búsqueda que ha tomado más de medio siglo — no hubiera sido posible sin la dirección de Dios.
"A través de la increíblemente efusión generosa de la gracia y misericordia de Dios en mi vida, la jornada está rápidamente llegando a su culminación", dijo.