Voluntarios ayudan a enterrar a los muertos con dignidad

ROCHESTER — Ken y Dorothy Siegel asistieron a un entierro en el Cementario Oatka el año pasado como parte de un esfuerzo para acompañar a gente que ha muerto y si no sería enterrada sin nadie presente.

Pero ese día, encontraron una amiga en la esposa del difunto, que ellos no sabían que estaría allí, dijo Ken Siegel. Dos meses más tarde, sin poder recobrarse de la muerte del que fue su esposo por 66 años, falleció, dijo él. Los Siegels estuvieron contentos del poco tiempo que pasaron con ella y de haber estado presente en su funeral también. La pareja, originaria de Alemania, nunca tuvo hijos, dijeron los Siegels.

"Fue un privilegio espiritual estar presente", dijo Dorothy Siegel. "Estamos muy agradecidos".

Los Siegel hablaron de su experiencia durante una Misa en memoria de 25 residentes del área "que no querían que fueran olvidados" celebrada el 10 de febrero en la Iglesia San Ambrosio, que forma parte de la Parroquia Paz de Cristo. El altar de la iglesia fue ornado de 25 velas y 25 rosas blancas.

La mayoría de los difuntos, cuyos nombres fueron leídos en alta voz durante el servicio fueron enterrados en el Cementerio Oatka, dijo la Hermana de San José Beth LeValley, una miembra de la Red de Fe en Acción de la Comunidad de Iglesias de la Gran Rochester, que coordinó el servicio y que ha estado presente en la mayoría de los entierros.

El esfuerzo de la red de acompañar a los muertos empezó a principios del año pasado después de que las noticias reportaron que durante el entierro de Sally Green en el Cementerio de Oatka nadie de su familia había estado presente, explicó la Hermana LeValley. Ella se dio cuenta que había que hacer algo por la gente que no tenía familia ni amigos.

"Algunas personas tenían alguien que los conocía", añadió la Hermana, "pero sus historias se han perdido".

Cuando el grupo de voluntarios comenzó a ir a los sitios de las tumbas, la Hermana explicó que los directores de funerales le han dicho que habían estado enterrando a residentes solos, algunos en cajas de cartón, por años.

"Nosotros de la comunidad de fe, no lo sabíamos", dijo ella.

La Casa Fúnebre de Bartolomeo y Perotto siempre ha usado cajas de madera recubiertas de tela en casos de personas sin familias ni amigos; el director de funerales Joe Bianchi dijo que el esfuerzo ecuménico de dar a conocer estos casos ha ayudado de varias maneras.

Las Casas Fúnebres publican obituarios, y esperan 48 horas antes de programar un entierro, explicó Bianchi. La mayoría de los entierros tienen lugar en Oatka, pero algunos tienen lugar en el Cementerio Riverside, dijo él.

"Esta es la nueva norma", dijo Bianchi.

Los esfuerzos de los voluntarios han transformados estos entierros, que eran atendidos solo por su personal y el personal del Condado de Monroe y del cementerio, observó Bianchi.

"Es fantástico", dijo él. "El grupo de personas que ha estado viniendo es muy interesante".

Además de ofrecer su presencia, los voluntarios notaron que esta área desolada del Cementerio Oatka necesitaba árboles y monumentos, para honrar a los muertos, dijo la Hermana LeValley.

Un grupo de Boy Scouts está desarrollando un proyecto para plantar árboles y arbustos en la primavera, dijo ella. También están pensando en un memorial móvil que pueda ser llevado a eventos o reuniones "para recordar a estas personas", añadió ella.

Para estar presente cualquiera que hayan sido sus vidas es la razón por la que Vince Pulese se unió al grupo.

"No quiero que la gente esté sola ya estén en buena o mala salud, o hayan fallecido", dijo Pulese, que ha asistido a varios funerales. "Vivir solo es una cosa, pero morir y ser enterrado solo es otra cosa. Uno quiere que la gente sepa que tienen valor a pesar de cualquier cosa que les haya pasado. Sus vidas tienen un propósito y valor".

Kristin Catalano, directora de la Casa de Isaías, que fue una de las personas que dieron a conocer los entierros en Oakta, dijo que la había encorazonado ver flores en la tumba de un entierro al que había asistido.

"Eso dice algo sobre esta comunidad … que tenemos suficiente amor para hacer una diferencia", dijo ella. "Dios está trabajando por intermedio de esta gente. Dios siempre está presente y nosotros nunca estamos solos".

Y Dios estaba haciendo conexiones para reunir a líderes de la comunidad como Catalano, la Hermana LeValley y él mismo para que estén presentes para estas almas, dijo el Reverendo Lawrence Hargrave, pastor de los ministerios de alcance de la Iglesia Metodista Unida Asbury First.

"Kristin y la Hermana Beth fueron usadas por Dios para esa Buena Nueva", dijo él.

Después que unió sus esfuerzos con la Hermana LeValley, él se ofreció para servir de ministro en esos entierros. Uno en el que ofició en el Cementerio del Santo Sepulcro fue para un veterano y fue un momento especial para la Hermana y para él. El veterano no tenía ningún miembro de su familia presente. Al momento de presentar la bandera, la guardia de honor se la entregó a la Hermana LeValley. A ella le salieron las lágrimas a los ojos.

"Con mi entendimiento de cómo Dios trabaja, los que tenemos reunidos aquí son más de lo que estos difuntos nunca esperaron, ni anticiparon", dijo el Reverendo Hargrave. "A veces todo lo que tenemos que hacer es detenernos y ver como Dios trabaja".

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