ROCHESTER — Bien abrigados contra el viento frío de noviembre, Natalie García y su novio, Geraldo de Jesús, caminan por el parqueo de la Despensa de Comida de la Hermana Regis, tirando de un carrito lleno de comida.
Latas de habichuelas verdes, macarrones, salsa de espagueti, pan, cereal, jugo y fórmula para el bebé de 6 semanas de García, José, se encuentran entre las selecciones de la despensa. García, de 24 años de edad espera que la comida le dure una semana, quizás un poquito más si Jesús, de 30 años de edad consigue trabajo de carpintería o reparaciones.
Nativos de Puerto Rico, tanto García como de Jesús llegaron hace poco a la comunidad hispana alrededor de la Parroquia San Francisco Xavier Cabrini. García llegó de Chicago en noviembre, buscando empezar de nuevo en una ciudad más chiquita, menos congestionada y menos cara. De Jesús vino a la ciudad con un amigo en el 2009 buscando trabajo, esperando que la economía fuera mejor y que hubieran más trabajos. Hasta el momento, ha encontrado que los trabajos para alguien que no terminó la segunda enseñanza son pocos. En un mes típico el gana alrededor de $500.
García y de Jesús representan el creciente número de hispanos que viven en la pobreza. Las estadísticas del Buró del Censo de los EE.UU para el 2010 muestran que el 26.6 por ciento de hispanos, 13.2 millones de personas, son pobres. Este número representa un aumento de 1.3 % desde el 2009
García, que también dejó la enseñanza secundaria antes de graduarse, se las arregla con asistencia pública y bonos de comida. La vida, ella reconoce, es diferente de cuando ella ganaba $11 la hora como asistente de enfermera en Chicago.
"Esta es la primera vez que recibo asistencia pública", dijo ella el 3 de octubre mientras esperaba que su nombre fuera llamado por los voluntarios en la Despensa de Comida. "Siempre me he mantenido a mí misma. Siempre he sido muy independiente".
García dice que quiere obtener una equivalencia de la segunda enseñanza y volver a trabajar en el cuidado de la salud, pero esos proyectos están en espera porque tiene que cuidar a su hijo. Por el momento García y de Jesús están agradecidos de los esfuerzos de personas como la Hermana de la Misericordia Julia Norton, directora de la Despensa de Comida de la Hermana Regis, que los ayudan durante estos tiempos difíciles.
Para la Hna. Norton, la historia de la pareja es típica. Ella ha visto un número creciente de jóvenes puertorriqueños, mexicanos y afroamericanos confrontando el problema de la falta de trabajo.
"Mis números casi se han triplicado", dijo ella de los 850 hogares que ahora visitan la despensa cada mes en comparación con sus primeros días en el trabajo en el 2008.
Aunque nunca ha sido un barrio próspero, el noreste de Rocheste está experimentando uno de los mayores retos económicos desde que la Hna. Norton llegó hace 38 años a ejercer su ministerio en la comunidad hispana de la ciudad.
Usando datos estatales y federales, la Acción para una Comunidad Mejor, la red de agencias de acción de la comunidad de Nueva York, ha hallado que el nivel de pobreza entre los hispanos de Rochester fue de 43.2 por ciento en el 2010, lo más alto que nunca ha sido.
"Hay muchos padres solteros, muchos", dijo la Hna. Norton. "Y están llegando muchos hombres. "Si se consideran las escuelas de Rochester, la mayoría de los hispanos no están terminando la secundaria. Esa es la razón principal por lo que los hispanos son tan pobres. El problema mantiene en la pobreza a la próxima generación".
Priscilla de Jesús, ministra pastoral de la Parroquia San Francis Xavier Cabrini, dijo que muchas más personas han pedido ayuda a la iglesia en los últimos tres años desde que empezó la recesión.
"La gente no está muy cómoda. Me llaman. Dicen que necesitan ayuda para pagar el alquiler de la casa. A veces dicen, ‘No puedo encontrar trabajo. ¿Me puede ayudar?, dijo ella.
El Padre Laurence Tracy, que ha abogado por la comunidad hispana por muchos años ve como la pobreza avanza más, cruzando las generaciones. Para los puertorriqueños de hoy, muchos de los cuales son descendientes de aquellos que vinieron al norte empezando en 1946 en busca de trabajos en la manufactura de ropa y el procesamiento de comida, los prospectos de encontrar un trabajo que pague bien son pocos.
"La pobreza se ha convertido en algo sistémico", dijo él. "Ya no es un problema temporario. Es un problema endémico de nuestra economía".
¿Qué le da esperanza a las personas atrapadas en la pobreza?
Señalando hacia las encíclicas sociales de los papas, el Padre Tracy dijo que la iglesia ha hablado siempre de la importancia de que la gente de fe se ayuden los unos a los otros para triunfar contra la injusticia social.
"Eso es algo natural entre la gente pobre, especialmente entre los latinos pobres, el esfuerzo cooperativo para ayudarse los unos a los otros en la familia y en la comunidad", dijo él. "Se comparte mucho. Y pienso que es en proporción inversa. Mientras peor se ponen las cosas, más se comparte".
Esa no es una solución adecuada, dijo él, pero por el momento es lo mejor que tiene la gente.