Por Catholic News Service
BALTIMORE (CNS) — El director del Comité Sobre Migración de los obispos estadounidenses dijo estar perturbado por los llamados de funcionarios federales y estatales a terminar el reasentamiento de refugiados sirios en Estados Unidos.
"Estos refugiados están escapando del terror, de violencia como la que hemos visto en París", dijo el obispo auxiliar de Seattle, Eusebio Elizondo, director del comité de migración. "Estos son familias, mujeres y niños extremadamente vulnerables que están huyendo por sus vidas. No podemos ni debemos culparles por las acciones de una organización terrorista".
En un comunicado emitido el 17 de noviembre durante la asamblea general de los obispos en Baltimore, el obispo Elizondo ofreció condolencias al pueblo francés, especialmente a las víctimas de los ataques en París el 13 de noviembre, en los cuales 129 personas murieron y cientos fueron heridos. Él dijo que apoya "a todos los que están trabajando para asegurar que tales ataques no ocurran otra vez, ni en Francia ni en el mundo".
Pero abordando los llamados de parte de algunos gobernadores y funcionarios federales, incluyendo al portavoz de la Cámara, Paul Ryan, republicano de Wisconsin, a pausar o detener el reasentamiento de refugiados hasta que Estados Unidos pueda garantizar la seguridad de sus ciudadanos, el obispo Elizondo dijo que los refugiados "tienen que pasar verificaciones de seguridad y múltiples entrevistas antes de entrar a Estados Unidos, más que cualquiera que llegue a Estados Unidos. Podría tomarle a un refugiado hasta dos años pasar por todo el proceso de escrutinio. Podemos considerar fortalecer el programa de filtración que ya es rígido, pero debemos continuar acogiendo a aquellos que están en necesidad desesperada".
Él instó a los funcionarios públicos a trabajar juntos para terminar el conflicto en Siria de modo que los casi 4 millones de refugiados puedan regresar a casa.
"Hasta que esa meta sea lograda tenemos que trabajar con la comunidad mundial para proveer un lugar seguro a refugiados vulnerables y merecedores que simplemente están intentando sobrevivir. Como una gran nación, Estados Unidos tiene que mostrar liderato durante esta crisis y juntar las naciones para proteger a los que están en peligro y terminar los conflictos en el Oriente Medio", él dijo.
En un comunicado aparte, el obispo Thomas J. Tobin de Providence, Rhode Island, dijo que aunque los antecedentes de los refugiados tienen que ser verificados cuidadosamente, "sería erróneo para nuestra nación y nuestro estado rehusarse a aceptar refugiados simplemente porque son sirios o musulmanes".
"Demasiado a menudo en el pasado, sin embargo, nuestra nación ha marcado erróneamente individuos como peligrosos simplemente debido a su nacionalidad o religión", dijo el obispo. "En estos tiempos turbulentos es importante que la prudencia no sea remplazada por la histeria".
En un mensaje de cinco puntos titulado "5 Reasons Not to Punish Syrian Refugees for the Paris Attacks", la agencia internacional de socorro y desarrollo de los obispos estadounidenses, Servicios Católicos de Socorro (CSR), enfatizó" cuán cuidadosamente los refugiados son escrutados.
"Los refugiados no son ISIS", dice este refiriéndose a ellos como aliados en la lucha contra Estado Islámico.
La columna de Michael Hill, escritor principal CRS, señaló: "Se ha calculado que desde que comenzó la Guerra Civil Siria en el 2011 más de 250,000 personas han muerto. Incontables casas y lugares de trabajo han sido destruidos. Los refugiados que llegan a Europa han contado en horrible detalle sobre las atrocidades que presenciaron en su patria. Según nos dijo una madre, ‘uno no podría a un niño en este bote a menos que sea más seguro que su casa. Imagine esta desesperación. No tenemos nada que perder’.
"Esta gente no debe ser culpada por los actos de un grupo extremista marginal como ISIS. En cualquier caso, los ataques en París deberían aumentar nuestra compasión por su situación difícil", dice la columna.
"Aunque reconocemos las preocupaciones legítimas de seguridad, nuestros líderes y políticos tienen que entender que rehusarse a acoger al forastero y no trabajar juntos hacia una solución a esta crisis de refugiados solamente ayuda a nuestros enemigos", escribió Hill. "Entendemos el temor que tiene mucha gente estadounidense, incluyendo miembros de la población católica, de que la violencia perpetrada en Paría, Beirut y tantos otros lugares encuentre camino hasta aquí. Pero como seguidores de Cristo no podemos permitir que nuestras actitudes y nuestros actos sean dominados por este temor".