ROCHESTER — En la superficie, Maurice Miller luce que va por un buen camino. Le gusta leer, se graduó de la Escuela de Segunda Enseñanza East y tenía un padre involucrado en su vida.
Pero el nativo de San Diego terminó en la Cárcel del Condado de Monroe tras ser arrestado por robo y por tratar de obtener un arma. Fue liberado hace un año tras servir una sentencia de dos años. Ahora va a empezar sus estudios en Monroe Community College este mes, gracias a un juez compasivo, el apoyo de miembros de la comunidad y su asociación con la organización Teen Empowerment, dijo él.
Ahora trata de pagar lo que ha recibido aconsejando a otros adolescentes para que no caigan en las mismas trampas de la vida en la calle, observó Miller.
"Necesitamos gente que hable nuestro idioma… y que se eliminen los mensajes mixtos que nos confunden", dijo él.
Miller es igual que millones de hombres afro americanos, latinos y blancos pobres que están atrapados en un ciclo de encarcelación masiva que les impide lograr el sueño americano, quitándoles sus derechos y dejándolos desconfiados y con miedo de la policía, dijeron varios oradoras durante la presentación del Día de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre.
"Cualquier tipo de ofensa y me mandarán de vuelta a la cárcel por 10 años, dijo Miller durante el evento.
El evento, que fue organizado por el comité de derechos humanos del Comité de Rochester sobre Latinoamérica, tuvo lugar en la Iglesia Downtown United Presbyterian. El foco de la discusión fue el libro de Michelle Alexander The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindess, debido a la experiencia del Diácono George Dardess con un club de lectura, explicó Gail Mott, miembra del comité de derechos humanos de ROCLA.
El Diácono Dardess, también es miembro del comité de derechos humanos de ROCLA, pero no pudo asistir por problemas de salud, dijo ella.
"Él sabe que hay que hacer algo para pedir que se termine con las encarcelaciones masivas", comentó Mott.
Y una llamada a la acción fue el primer punto en la agenda cuando Ream Kidane un activista de la comunidad local, le pidió a la audiencia de más de 250 personas que unieran sus esfuerzos para pedir que se cambien las leyes del estado de Nueva York relativas a ofensas no violentas relacionadas con las drogas y que se terminen los registros hechos por la policía basados en la raza. La campaña empezará este mes.
"Hay un lugar en este movimiento para cualquier persona que piense que podemos hacer mejor las cosas, que creen que uno puede ponerse un hoodie sin ser hostigado, sin ser estereotipado ni marginalizado. Sin justicia no puede haber paz.
Esa marginalización tiene una larga historia en nuestra nación, dijo el Reverendo Marvin McMicle, presidente de la Escuela de Divinidad Colgate Crozer que sirvió de conferencista principal al hablar del libro de Alexander.
El libro arguye que hay una razón por la que esta nación impone tantas penalidades y restricciones a las personas que tratan de reconstruir sus vidas después de ser encarceladas, dijo el Rev. McMickle.
"Alexander ofrece pruebas de que el alto nivel de involucración con las cárceles y liberación condicional son la continuación de una práctica de dos siglos de duración en los Estados Unidos de mantener a las personas de color en un estado de falta de poder político y económico, dijo él.
Las estadísticas de encarcelación son asombrosas. Los Estados Unidos encarcelan un quinto del número que encarcelan las 27 naciones de la Unión Europea que tienen una población de 505 millones con aproximadamente 433,000 personas encarceladas. En los Estados Unidos, con una población de 315 millones hay 1,6 millones en la cárcel con 723,000 en prisiones locales y de condados. Los hombres afro americanos representan el 35 % de las poblaciones encarceladas aunque solo hacen el 15 por ciento de la población de los Estados Unidos
El estado de Nueva York encarcela a más gente que Francia, Inglaterra Alemania o el Japón, dijo él
Esos números representan una evolución de la esclavitud a las leyes Jim Crow, que "fueron diseñadas para emplear la fuerza legal, y a veces letal, para mantener a la gente de color en su lugar", dijo el Rev. McMickle.
Su propia familia experimentó las trágicas consecuencias de esas leyes. Él contó la historia de un familiar que trató de inscribirse para votar en el 1930 en Kentucky y le dijeron tres veces, usando una palabra derogatoria para los afro americanos, que no era posible.
Su pariente tuvo la valentía de defender sus derechos y lo mataron de un tiro, aunque estaba desarmado. La persona fue liberada alegándose que ¡se había defendido para no morir!
"Así fue como las leyes de Jim Crow trabajaron por 150 años, debido a la pobreza, la falta de poder y el terror", comentó él.
Y como la Ley de los Derechos Civiles del 1964 se suponía que pronunciara el toque de muerte para la era de Jim Crow, el racismo de esas leyes tomó una forma nueva y siniestra en la encarcelación debida a "la guerra de las drogas", según el libro de Alexander.
"En vez de encerrar a la gente por la esclavitud se encierran las más gente de color posible en las cárceles, dijo el Rev. McMickle.
Las sentencias de prisión continúan las prácticas de estagnación social y económica por las muchas restricciones que los ex ofensores sufren, tal como ser inelegibles para préstamos por estudios, votar, trabajar y encontrar albergue.
"Aun en la era de Obama, el poder de Jim Crow no está muerto después de todo", dijo el Reverendo McMickle.
Ricardo Adams vive con miedo todos los días debido a que ha sido encarcelado varias veces. Adams sirvió de panelista, junto con Miller y Rosemary Rivera, una directora de Citizen Action de Nueva York
"Yo veo a la policía y me preocupo de cómo estoy moviendo las manos o hacer cualquier gesto que pueda ser interpretado mal", dijo Adams. "Me preocupo de cómo respiro".
"Pero el problema va más allá del color de la piel. No solo es un problema de raza, sino humano. Los humanos no deben ser tratados así." Adams fue aplaudido al decir esto.
Rivera estuvo de acuerdo.
"Como criminales tenemos casi menos derechos que un hombre de color en Alabama durante la época de Jim Crow."
Rivera empezó una adición a la heroína a la edad de 11 años, sufrió adicciones y varios encarcelamientos.
Debido a sus experiencias, Rivera dijo que ella estaba de acuerdo con Alexander y que urgía a las comunidades a que se unieran para terminar las encarcelaciones masivas que son una plaga para las comunidades de color.
"No hemos eliminado el racismo, lo hemos rediseñado".
NOTA DE LA REDACCIÓN: Consulten la edición de febrero de El Mensajero Católico para ver "Confrontando la Raza. Abrazando la Igualdad, una iniciativa que se comenzará este mes en Rochester.