Por Cindy Wooden
Catholic News Service
NUEVA YORK (CNS) — Al ver a Nueva York por primera vez en sus 78 años de vida, el papa Francisco dijo que sabía que el Madison Square Garden era un importante lugar de reunión para eventos deportivos y conciertos. Para él, se transformó en una capilla en el corazón de la Gran Manzana.
La verdadera paz en una gran ciudad viene de ver la gran variedad de personas, no como una molestia, sino como un hermano o hermana, dijo el papa Francisco en su homilía durante la Misa del 25 de septiembre en "El Jardín", donde 20.000 personas se reunieron para orar con él.
Con las severas medidas de seguridad y las enormes filas, la gente llegó horas antes. Ellos oraron y escucharon música inspiradora cantada en vivo por Gloria Estefan, Jennifer Hudson y Harry Connick Jr.
Antes de ponerse las vestimentas para la Misa, el papa Francisco entró en la arena en un carro eléctrico, subiendo y bajando por los pasillos, besando a bebés y bendiciendo a varios niños enfermos.
En su homilía, el papa instó a la congregación a salir hacia la ciudad, a buscar el rostro de Jesús en los pobres y los que sufren, y compartir con todos ellos la alegría del Evangelio.
Jesús exhorta a sus discípulos "vayan y encuentren a las otras personas donde realmente están, no donde creemos que deberían estar", dijo el papa Francisco.
"Vayan hacia los demás y compartan la buena nueva de que Dios, nuestro padre, camina a nuestro lado", les dijo el papa. "Él nos libera del anonimato, de una vida vacía y egoísta" y mueve a la gente hacia el encuentro y la paz, en lugar de la competencia.
El papa había visitado la zona cero, al principio del día, participando en un servicio interreligioso por la paz. En la misa vespertina se utilizaron las lecturas y oraciones de la Misa por la paz y la justicia.
La primera lectura, del libro de Isaías, se inició con el pasaje, "El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz".
Las personas que son fieles a Dios, dijo el papa, "pueden ver, discernir y contemplar su presencia viva" en medio de la ciudad. "El pueblo que camina, respira y vive en medio de la niebla, ha visto una gran luz, ha experimentado un soplo de aire fresco".
El papa, que nació en, y sirvió como arzobispo de Buenos Aires, Argentina, una ciudad de 3 millones de personas, dijo que él sabe que no siempre es fácil vivir en una gran ciudad, especialmente en una formada por gente de docenas de diferentes idiomas y culturas.
Sin embargo, dijo, esas diferencias son riquezas que expresan "las diferentes formas que los seres humanos han descubierto para expresar el sentido de la vida."
El papa Francisco recitó la mayoría de las oraciones de la Misa en Inglés, aunque leyó la plegaria eucarística en latín. Predicó en español y las oraciones de los fieles se ofrecieron en italiano, alemán, polaco y tigrinya, uno de los idiomas que se hablan en Etiopía.
Para los cristianos, el verdadero reto de las grandes ciudades es la forma en que ellas pueden "ocultar las caras" de las personas que no encajan o que incluso son tratadas como si no tuvieran derecho a estar allí, dijo el papa Francisco. "Ellos son los extranjeros, los niños que crecen sin escolarización, los privados de seguro médico, las personas sin hogar, los ancianos olvidados".
Demasiadas personas simplemente caminan a su lado, dijo. Se han convertido en parte del "paisaje urbano".
Pero ser cristiano significa ver a Jesús en los demás, en todos ellos, y ver realmente su rostro en los rostros de los que por lo general son ignorados, dijo el papa.
La virtud cristiana de la esperanza libera a las personas del aislamiento y el ensimismamiento, no tiene "miedo a la participación", dijo, y "nos hace ver, incluso en medio de la niebla, la presencia de Dios, mientras él continúa a caminando por las calles de nuestra ciudad".