ROCHESTER — Emeterio "Pete" Otero se identifica fácilmente con los estudiantes que han abandonado los estudios de secundaria y que se sienten aislados, desinteresados o aburridos aunque tengan la inteligencia necesaria, como dice que le pasó a él mismo, para obtener el éxito académico.
"Yo me sentía como un extraño", dijo Otero de su corta carrera en la secundaria en Búfalo. "Yo no encajaba bien. Además, andaba con amigos a quienes les gustaba más la calle que la escuela".
En tanto que estudiante que abandonó los estudios, el actual decano ejecutivo de Monroe Community College (MCC) goza ahora su papel de mentor — alentando a otros a que aprendan de él y no abandonen sus estudios, pero dejándoles saber al mismo tiempo que abandonar los estudios no significa el fin. Para Otero, fue el principio de un sendero que lo llevó de Búfalo a Panamá, al centro del movimiento de los derechos civiles, y que terminó en una universidad de Rochester.
Conocimientos académicos mezclados con sagacidad comercial, observó Otero. Es por eso por lo que fue agradablemente sorprendido por haber sido elegido como Hombre de Negocios Hispano del Año por la Asociación de Comercios Hispanos de Rochester. Otero será homenajeado durante el almuerzo anual de la asociación el 29 de septiembre.
"Pero esto no se trata de Pete Otero del momento", dijo él. "Se trata de la contribución a mi favor de muchas personas".
Otero fue nominado por varias personas, lo que no es usual, explicó Grace Tillinghast, que fue elegida recientemente a un segundo término de dos años como presidenta de la Asociación de Comercios Hispanos de Rochester.
"Él está, como ya he dicho antes, en una liga propia", añadió ella. "Él ha estado y sigue estando muy involucrado en un sinnúmero de organizaciones y ha contribuido por muchos años a mejorar la situación de los hispanos en el área de Rochester".
R. Thomas Flynn, presidente emérito de MCC, dijo que se sentía "extremadamente orgulloso" de que Otero recibiera el premio.
"No hay nadie que haya sido más generoso y que se haya dedicado más a la comunidad que el Dr. Otero", dijo Flynn
Oterito les da el crédito a sus padres por haber preparado la base de su éxito.
"Ellos fueros los que me enseñaron a involucrarme en los asuntos cívicos y en los negocios", dijo Otero. "Siempre se preocupaban de ayudar a los demás… Ellos prepararon el camino". Aunque su padre solo llegó al noveno grado en sus estudios, siempre tuvo negocios, incluyendo un restaurante, un mercado, una taberna, una lavandería y hasta una estación de radio. Y su madre supervisaba las operaciones diarias de muchos de esos negocios, mientras que su padre trabajaba en la planta de Acero Bethlehem. Otero ha creado dos becas en su honor.
"Mi padre era encantador", dijo Otero con una sonrisa. "Mi padre podía sonreír y ganarse a todo el mundo, ¡ése era mi padre! Y yo tengo algunas de esas cualidades. Pero mi madre me enseñó a ser tenaz y a tirar bolas rápidas".
Pero como a menudo estaban muy ocupados manteniendo a su familia de siete hijos, sus padres le daban mucha libertad y él empezó a dejar de ir a la escuela. Otero dijo que a él le gustaba mucho leer y que tenía aspiraciones de ser un astrónomo o un chef. Pero como él era uno de los pocos hispanos de su colegio, Otero dijo que sentía más camaradería en las calles.
Pero entonces, un amigo de su hermana habló de servir en el Ejército de los EE.UU. y Otero tomó un camino por un sendero que cambió su vida para siempre.
"A pesar de cómo me vea la gente ahora, yo era increíblemente tímido" dijo Otero, sonriendo y reconociendo que la mayoría de la gente no creería eso debido a la personalidad gregaria y carismática de la que da muestras a menudo. "El Ejército fue el que me quitó la timidez".
Otero dijo que él persuadió a su mamá para que firmara un documento autorizándolo a enlistarse ya que no tenía aun 17 años. En aquella época, uno no necesitaba un diploma de enseñanza secundaria para entrar al Ejército.
El Ejército le enseñó disciplina y estructura, y un sargento lo animó a pasar el examen de equivalencia de la enseñanza secundaria. Así lo hizo y ni siquiera tuvo que estudiar, dijo Otero.
Él pasó un año y medio en la Zona del Canal de Panamá y subió de rango rápidamente hasta llegar a sargento y supervisó a un pelotón. Entonces, dos eventos lo cambiaron dramáticamente, dijo Otero. Durante el primero, terminó en una confrontación física con un teniente por lo que él interpretó como un castigo en masa injusto a su unidad.
"Me sentí desmoralizado", añadió. "No sabía lo que iba a hacer"
Poco después, la División Aérea 101 de Otero fue mandada a Detroit por una semana para lidiar con motines debidos a los derechos civiles en esa ciudad.
"Colin Powell lo llamó una guerra civil", explicó Otero. "Fue una guerra. Y yo aprendí lo que era una guerra en un corto tiempo".
Él dijo que ese tiempo en Detroit cambio su opinión sobre el racismo.
"Yo sabía lo que era ser un puertorriqueño porque me sentía aislado", dijo Otero. "Yo no le prestaba mucha atención a los problemas de los afroamericanos porque en mi barrio había muy pocos. No era algo de lo que yo tuviera experiencia. Pero el Ejército y el ir a Detroit y ver como trataban a los afroamericanos cambió mi sentido de justicia social".
Él completó su servicio militar y volvió a Búfalo. Inicialmente, trabajó con su padre en la planta de acero pero pronto se halló en Rochester siguiendo a una muchacha.
"Siempre hay una muchacha", bromeó Otero que tiene ahora 64 años. Las relaciones con la muchacha no terminaron bien. Pero el cambio a Rochester sí fue positivo.
Consiguió un trabajo de ensamblaje en línea en Bauch & Lomb y trabajó ahí por tres años antes de empezar a preguntarse, "¿Qué hago aquí?"
Otero había comenzado a involucrarse activamente en la comunidad hispana, y eso lo llevó a un trabajo de reclutamiento en el antiguo Centro Universitario de Cooperación. Eso le permitió trabajar y obtener una licenciatura en sicología y español en la Universidad John Fisher. Él trabajó en el Centro por 10 años, durante los cuales obtuvo una maestría en consejería de SUNY Brockport. Luego, obtuvo un trabajo en el departamento de admisiones en MCC en 1982. Él cambió para el Campus Damon en la Ciudad de Rochester como decano de estudiantes a finales de la década del 1990 y comenzó a trabajar en su doctorado en administración de estudios superiores que obtuvo más tarde en la Universidad de Búfalo.
"Yo tengo la habilidad de entender a los estudiantes — sus preocupaciones, lo que les conviene y lo que no les conviene y así es como quiero ocupar mi tiempo", dijo él
Cuando MCC empezó a buscar un nuevo decano ejecutivo para el Campus Damon hace 10 años, Flynn dijo que él emprendió una búsqueda pero que no pensaba que pudiera haber un candidato que fuera mejor que Otero.
"Yo había visto a Otero desarrollarse … en aptitud profesional y en responsabilidades y convertirse en un mejor administrador a medida que pasaban los años", explicó Flynn. "Yo estaba buscando a alguien que fuera extremadamente activo en la comunidad; a alguien que pudiera unir a la universidad y a la comunidad en todos los aspectos. No solo con grupos organizacionales, sino con los negocios, la industria y la gente, y eso es lo que el Sr. Otero ha estado haciendo durante los últimos años".
La lista de las asociaciones profesionales y comunitarias a las que pertenece es numerosa e incluye a la Asociación Americana de Personal Universitario, la Corporación de Desarrollo del Centro de la Ciudad de Rochester, United Way de Rochester, Community Investment Cabinet, Acción para una Comunidad Mejor, la Escuela Independiente Eugenio María de Hostos y el Club Rotario de Rochester. Él también ha dirigido las juntas de directores de organizaciones tales como la Liga de Acción Iberoamericana y la Junta de Directores de la Biblioteca Pública de Rochester.
Él continua actuando de mentor de otros, tanto en MCC como en la comunidad. Él ve a muchos estudiantes volver de adultos a MCC, de la misma manera que hizo él, aunque comentó que le gustaría que fueran más numerosos.
Roberto Burgos fue uno de esos estudiantes. Y Otero tuvo un papel importante en su educación universitaria, dijo su amigo de muchos años.
Burgos es ahora un planificador de alojamiento para la comunidad, para la Ciudad de Rochester y se había graduado de MCC antes de comenzar su familia y empezar a trabajar a tiempo completo.
"Yo siempre quise volver a los estudios y obtener una licenciatura, pero no tenla el tiempo", dijo Burgos.
Así que le pidió consejo a Otero, el cual se sentó con él y le diseñó un plan de acción con varias opciones. Con esa ayuda y concentrando su atención, Burgos obtuvo su diploma de la Universidad Roberts Wesleyan.
"Yo le doy el crédito de mis estudios", dijo Burgos. "Yo tenía muchas dudas y preocupaciones sobre cómo iba a lograr mi meta. Con mucha ayuda y consejos de Otero, pude ir a la universidad".
Otero desempeñó un papel similar en la vida de Eugenio Marlin cuando éste se mudó al área cuando vino de la República Dominicana hace 38 años. Otero le dio una vuelta por Rochester y le explicó las opciones educacionales que tenía.
"Una de sus mejores cualidades es la de mentor", añadió Marlin. "Ha desempeñado ese papel con muchos en la comunidad".
Otero también les ha mostrado a muchas personas las posibilidades que tienen si son "persistentes y se concentran en sus metas", dijo Marlin. Otero mismo ascendió con su trabajo a la posición que ahora ocupa, añadió Marlin.
"Él tiene disciplina", concluyó Marlin. "Desde que lo conozco, nunca lo he visto dedicarse a algo que no sea la comunidad o la educación".