ROCHESTER — Natalia Medero dijo que preparar cestas de Navidad para las familias necesitadas es algo personal para ella.
"Muchas personas de nuestro barrio están luchando para sobrevivir", dijo ella. "Me dan pena. Haciendo esto uno ve como las familias están verdaderamente necesitadas. Yo trato de escribir sus nombres para poder llamar a esas familias primero el año que viene. Es más personal. Eso me permite conocerlas".
Muchas personas están pasando apuros ahora. Recientemente ella recibió una llamada de una mujer que oyó hablar de las cestas de Navidad en el autobús.
"Recibimos a todo el mundo", dijo ella. "Tratamos de limitarnos a nuestra parroquia, pero no siempre funciona así. Si nos llaman y dicen, "Estoy necesitada", respondemos: "Está bien".
La feligresa de Sta. Francisca Javier Cabrini ha estado trabajando con la Hna. Julia Norton por décadas organizando listas de familias, reuniendo donaciones y preparando cestas con otros voluntarios, explicó Medero.
La Hna. Norton dijo que los fondos que ella recibe de la Petición de Navidad del Catholic Courier/El Mensajero y Caridades Católicas la ayudan a comprar tarjetas de regalo de tiendas de comidas como Tops y Price Rite para que las familias puedan comprar comidas para su cena de Navidad.
La 44ª Petición de Navidad anual de Catholic Courier/El Mensajero y Caridades Católicas empezó el primero de noviembre y continuará hasta finales de febrero. La meta este año es recaudar $50,000.
La Hna. Norton dijo que usar el dinero de la petición para comprar tarjetas de regalos se hizo necesario hace unos años porque la lista para las cestas seguía creciendo. Con más de 120 familias en la lista este año, ella no puede salir y comprar comida, dijo ella. Y tampoco puede estirar más las donaciones de comida que recibe para las Alacenas del Ministerio San Regis en la Calle Bay, para proveer comida para las cestas, añadió la Hna. Norton.
"Veinte dólares no es mucho, pero ayuda", dijo ella de las tarjetas de regalo.
El trabajo de preparar las cestas de Navidad con voluntarios como Medero empezó en la antigua Iglesia del Monte Carmelo, dijo Medero. Su esposo, el difunto Diácono Félix Medero, sirvió en esa iglesia.
Ahora, los voluntarios se reúnen en una pequeña habitación al lado del Salón de actos de la Iglesia Nuestra Señora de las Américas en la Calle Main Este.
Además de las tarjetas de regalo, las familias reciben ropa y juguetes para los niños, explicó Medero. Estas donaciones vienen de varias iglesias incluyendo San José en Penfield, la Santísima Trinidad en Webster y la Iglesia de la Transfiguración en Pittsford, añadió ella.
Pero hasta esas donaciones han disminuido, dijo Medero.
"Hasta las iglesias que tienen dinero nos dicen que las cosas no andan bien", dijo ella. Los tiempos son difíciles para todos.