Sobreviviente de abuso trabaja para ayudar y educar a otros

NOTA DE LA REDACCIÓN: Este es el primer artículo de una serie de dos.

ROCHESTER — A veces basta con un olor.

Y eso es lo que transporta a Marisol Ramos-López a un momento de su niñez cuando fue abusada sexualmente por su tío. Ramos-López sufrió el abuso en silencio durante años. Ella mantuvo el secreto debido a las constantes amenazas hechas por el tío de que nadie la creería y que avergonzaría a la familia. Ella no da detalles al hablar sobre el abuso, pero las lágrimas que trata de retener muestran el dolor que sufrió.

"Todo lo que pudieran imaginar que pasó, pasó", dijo con naturalidad durante una entrevista el 19 de enero en su oficina de la Avenida Norton. "Yo puedo estar sentada en cualquier lugar, y un recuerdo me llega repentinamente… Uno tiene que lidiar con eso."

Pero Ramos-López afirmó que nadie debe pensar de ella como una víctima.

"Yo soy una sobreviviente", dijo ella.

Ella se ha comprometido apasionadamente a evitar que ningún otro niño tenga que sufrir lo que ella sufrió, y ella tiene una actitud muy protectora hacia sus dos hijos, que tienen 5 y 12 años, según sus familiares, amigos, y ella misma.

"Yo vivo con la idea de que lo peor que me podía pasar, ya me pasó", dijo Ramos-López.

"Ella es como un caballero en su armadura usando su espada para limpiar al área y a la nación del abuso infantil", añadió su amiga de muchos años Donna Turner.

Ramos-López llegó a un momento importante de su vida hace varios años durante el cumpleaños de la hija de siete años de una amiga. La niña es ahora una adolescente. Ese día, cuenta Ramos-López., ella se imaginó como ella lucía cuando el abuso tuvo lugar. La niña se parecía físicamente a Ramos-López, y tenía su misma personalidad extrovertida y efusiva, según explicó. Esas características aun describen a Ramos-López.

"Cuando veo como soy ahora, no pienso como era cuando tenía 7 años", comentó ella. "Y verla me afectó mucho negativamente… Y tuve que ausentarme por un tiempo, porque no hay nada sexual en una niña de 7 años".

Desde ese momento, Ramos-López decidió que ella tenía que sacar un bien del horror que había experimentado.

"Tenía que hacer algo porque pienso que hay un gran estigma", dijo ella. "No es algo que pase en la ciudad. No es algo que le pase a los pobres. No es algo que tenga que ver con la raza. Es algo que ocurre. Y ocurre tan a menudo. La mayoría de las veces, casi siempre, es alguien que usted conoce, que el niño conoce.

Ella hizo pública su historia hace casi 10 años, para recaudar fondos para programas del Centro Bivona de Abogacía por los Niños, que ayuda a

niños que hayan sufrido abuso y que ofrece educación y programas de alcance como medios de prevenir el abuso. El abusador de Ramos-López, no fue juzgado nunca.

"Es bien malo cuando esto le ocurre a uno, pero es peor cuando los padres no lo creen a uno, y eso también ocurre con frecuencia", dijo ella. "Estoy recaudando dinero para tratamiento y prevención. He descubierto la manera de confrontar lo que me pasó y de hablar sobre ello".

Su valentía y su perseverancia fueron reconocidas el otoño pasado cuando recibió el Premio de Reconocimiento por Liderazgo de Latinas Unidas.

"Su dedicación a trabajar para ayudar a evitar el abuso sexual de niños y para tratar a los niños que han sido abusados, es un compromiso personal para ella", dijo Turner. "Y si uno habla con ella por cierto tiempo, uno lo percibe".

Lealtad, tenacidad, perseverancia e integridad son palabras que describen a Ramos-López, dijo su hermana, Carmen Ramos. Ramos y el hermano de ambas, William A. Ramos, que es director de Asuntos Intergubernamentales para el Departamento de Comercio, viven en Washington, D.C.

"Ella es una persona que lucha por lo que ella cree y que está dispuesta a dedicar su tiempo y energía", añadió Ramos. "Sin lugar a dudas, ella es el tipo de persona que hace lo que dice".

Turner dijo que ella conoció a Ramos-López cuando ambas trabajaban en el Ayuntamiento a finales de la década del 1990. Nativa de Miami, Ramos-López se mudó a Rochester con su antiguo esposo, Richard López, cuya familia vive aquí.

"Mis padres eran muy estrictos y no me permitieron ir a la universidad en otra ciudad. Eso era algo que yo deseaba hacer. Yo quería vivir en un lugar diferente".

Ella obtuvo su licencia en comunicaciones de la Universidad Barry de Miami, y planeaba ser una reportera de televisión hasta que tuvo un desastroso internado en la cadena de televisión Univisión. Luego halló su verdadera vocación en Aspira, una organización sin fines lucrativos que se dedica al desarrollo de liderazgo entre la juventud latina, donde ella supervisó un programa de normas públicas para estudiantes de segunda enseñanza. Eso la llevó a trabajar en el área de relaciones gubernamentales en Ryder truck services y luego a hacer análisis legislativo para el Condado de Miami-Dade.

Cuando se mudó a Rochester, consiguió un trabajo en la oficina del Alcalde William Johnson por medio de amistades. Ascendió en su trabajo a Jefa de Personal, una posición que tuvo por cuatro años, hasta que el Alcalde Robert Duffy entró en funciones, dijo Ramos-López. Entonces, mientras esperaba a su segundo hijo, cambió para su actual trabajo de supervisar la oficina del cuadrante noreste del Departamento de Seguridad de Barrios.

Durante ese tiempo, ella también obtuvo una maestría de la Universidad de Keuka.

"Fue difícil porque mi trabajo no era una posición típica de 8 de la mañana a 5 de la tarde, dijo Ramos-López, quien explicó que ella va a reuniones de barrio y de la comunidad, como también que representa a la ciudad en eventos a los que le piden que vaya. "Yo no sé como lo pude hacer, pienso que fue a fuerza de adrenalina".

Ramos-López añadió que su presente trabajo le gusta más que todos los otros que ha tenido. Le ha enseñado mucho sobre las operaciones de la ciudad a medida que ha ayudado a los residentes en áreas que van desde la colecta de la basura hasta, crímenes, alojamiento y desarrollo de negocios, dijo ella.

"Este trabajo me coloca en el centro de todo lo que pasa en la ciudad", dijo Ramos-López, que tiene 40 años. "En mi trabajo anterior de jefe de personal, hice mucho trabajo sobre normas. Pero en este trabajo se llega a los detalles. Y uno ve el principio, el medio y el fin de los proyectos. Uno puede ver el progreso. Es un trabajo que suscita más emoción y más tensión porque estoy en la vanguardia.

Ramos-López decidió colocarse a la vanguardia de la batalla contra el abuso sexual de niños por primera vez cuando habló durante un evento de recaudación de fondos de Bivona. Su hermana vino de Washington, para acompañarla, sus colegas del ayuntamiento le presentaron una placa por su valentía; sin embargo, ella no estaba preparada para la reacción que recibió. Todo el mundo la quería abrazar, pero eso era lo último que deseaba.

"Recuerdo cuando Mari decidió contar su historia", dijo su hermana. "Ella la contó de manera que hiciera una diferencia… Al contar su historia ella puede demostrar que, aunque a uno le resulte difícil de creer, le puede ocurrir a gente que uno pensaría que nunca le pasaría. La manera como enfrentan el problema, siguiendo adelante, es una inspiración. La manera como siguen con confianza en si mismos y en los demás puede inspirar a otros jóvenes que han experimentado el mismo dolor, la misma vergüenza y la misma tristeza. Marisol es luchadora. Ella no dejará que ese incidente de su vida domine la totalidad de su existencia. Ese es un ejemplo que otros deben oír y seguir.

"Muchas veces, la gente cree que uno crece y olvida, pero eso no es la realidad", dijo Marisol, comenzando a llorar. "Uno nunca lo olvida".

Ella sigue haciendo conferencias a pequeños y grandes grupos, su misión es no solo prevenir el abuso, sino ayudar a otros sobrevivientes a perseverar como ella ha hecho, dijo Ramos-López.

A pesar de todo, Ramos-López mantiene un sentido del humor hacia hablar en público. "Ya no vomito después de hacerlo. Las primeras veces fue horrible".

NOTA DE LA REDACCIÓN: Mas informaciones sobre Marisol Ramos-López, y sobre programas para educar a la comunidad latina sobre la prevención del abuso de menores aparecerán en la edición de marzo de El Mensajero Católico.

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