Todo está tranquilo en el frente Yankee — por ahora

Por Larry Stone/The Seattle Times

(MCT) Tampa, Fla. — Hace 10 años casi exactamente — Yo lo verifiqué en el Internet — Yo estaba en el campamento de primavera del equipo de los Yankees, justo después de un campeonato de la Serie Mundial, justo como éste.

El tema del momento, recuerdo bien, era qué poca confusión había en el campamento de los Yankees hasta entonces. David Cone lo llamó "inquietantemente tranquilo" lo que terminó siendo un pronóstico inquietante.

Seguro, ese mismo día, Darryl Strawberry — que era todavía un jugador activo que había ayudado a los Yankees a ganar títulos seguidos — no pasó una prueba de drogas, lo que de hecho puso fin a su carrera.

Hubo un frenesí, los periódicos se volvieron locos y todo volvió al caos habitual en el tumultuoso mundo de los Yankees. Eso no les impidió ganar un tercer título en Octubre.

Recuerdo esa anécdota porque uno de los temas del momento en el campamento Yankee es cuan poca confusión ha habido hasta el momento. Los titulares de la columna del principio de la primavera en el Bergen Record fue: "Por una vez, la locura no rodea a los Bombarderos". Joel Sherman, el gran columnista de béisbol del New York Post, tuvo un artículo la semana pasada, titulado. "Todo está en calma en el universo de los Yankees — por ahora".

El "por ahora" fue una adición acertada, porque el gerente general de los Yankees, Brian Cashman le dijo a Sherman: "Siempre hay una crisis en acecho".

Pero por ahora, todo esta soleado y brillante, y ¿por qué no? El equipo está lleno de talento de alto precio, aún sin Johnny Damon, Hideki Matsui y Melky Cabrera. La furia voluble de George Steinbrenner, la fuente de mucha angustia anterior, se ha callado en su edad avanzada. Y el titulo elusivo del año pasado — el primero de los Yankees desde el 2000, una interminable sequía a sus ojos — ha aliviado la tensión considerablemente.

Uno podría pensar que tener a iconos como Derek Jeter y Mariano Rivera acercándose al año final de sus contratos causaría un poco de agitación, pero esos dos son tan estoicos, y la creencia que los Yankees nunca los dejarán quitarse el uniforme está tan extendida, que el asunto no es tema de discusión.

El 25 de febrero, Alex Rodríguez tuvo una reunión con la prensa y la tuvo en la infame "Tienda de la Vergüenza", en la misma glorieta donde el año pasado A. Rod, al igual que Andy Pettitte antes que él, tuvo que confesar su uso de esteroides.

Lo único es que esta vez, A-Rod les habló a los periodistas sobre cuan "mágico" había resultado el año pasado, después de haber llegado a lo que él llamó a lo más bajo con la admisión acerca de los esteroides; como él nunca más tendrá que oír que no puede producir cuando resulta necesario o que no puede ser parte de un club campeón.

Lo que debe preocupar al resto de la Liga Americana no es sólo el "Rodríguez liberado", para usar sus palabras, ni la lista de pagos de $200 millones de los Yanquees, sino el hecho de que sin la intervención de Steinbrenner, Cashman está dirigiendo al equipo con visión y prudencia.

Los Yankees, quizás no en la misma medida que los Red Sox, pero cada vez más, representan la peor pesadilla para todos los demás — un equipo con un gran presupuesto, operado según principios progresistas y centrado en el desarrollo de los jugadores.

En vez de tratar de juntar el mejor equipo que se podría adquirir cueste lo que costara, los Yankees limitaron su adquisición de agentes libres a Randy Winn (un año, $2 millones) y Nick Johnson (un año, $5.5 millones.

Sí, ellos canjearon a Javier Vázquez, asumiendo el contrato de $10.5 millones que los Braves no pudieron confrontar. Ellos, en el fondo, ¡todavía son los Yankees! Y hicieron un canje audaz cuando adquirieron a Curtis Granderson, que reemplazará efectivamente a Damon, cuya ausencia se hará sentir.

Como todos los equipos, tienen sus problemas y sus cuestiones. Phil Hughes y Joba Chamberlain están batiéndose por el puesto de iniciadores núm 5. (después de la línea formada por C.C. Sabathia, A.J. Burnett, Vázquez y Andy Pettitte) mientras que Girardi debe decidir si Granderson o Brett Gardnes jugará en el jardín central. Los cuatro Yankees con 5 anillos — Jeter, Rivera, Pettitte y Jorge Posada — están envejeciendo.

Pero los Yankees solo tienen una visión, repetir el título. Como dijo el 25 de febrero Marcus Thames, que está tratando de ganar un puesto en el banco, "Estoy seguro que tan pronto como ganaron, tan pronto como lo realizaron, les garantizo que Derek y los demás empezaron a esforzarse, preparándose para ganar otra vez".

Granderson añadió: "La gente todavía tiene (hambre de ganar), eso es lo principal. Uno no puede contentarse. Eso es difícil para los que ya estaban aquí y también para nosotros los que estamos llegando. No podemos venir y decir: ‘Oh, ellos ganaron el año pasado, y va a volver a pasar este año’. Una vez que uno gana, tiene hambre de más inmediatamente, pero al mismo tiempo todo el mundo quiere ganarle a uno. Cuando uno está en el tope, la gente quiere tumbarlo a uno".

Ese es el tipo de enfoque que los gerentes quieren oír. Están tocando todas las notas adecuadas en el campamento sereno y dedicado de los Yankees.

Por ahora.


© 2010, The Seattle Times, Distribuido por los Servicios de Información McClatchy-Tribune.

 

 

 

 

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