La respuesta local al efecto del huracán María en Puerto Rico va más allá de ayudar a reasentar en Rochester a miles de familias desplazadas.
Los viajes de servicio por grupos han llevado suministros y asistencia necesarios para la reconstrucción de la isla, y se está planeando una carrera de 5 km con campeones internacionales de boxeo para apoyar a un centro que atiende a niños con cáncer.
Mercedes Vázquez Simmons, quien ha realizado varios viajes a Puerto Rico en los últimos seis meses, está coordinando una carrera en Caguas para llevarse a cabo en julio. La propietaria de Pretty Girl Productions, una compañía de promoción del boxeo, también posee un negocio de entrenamiento en Vieques que se abrió solo unas semanas antes del huracán.
Ella dijo que el negocio no solo no se vio afectado por el huracán, sino que también ella fue capaz de abrirlo para usarlo como refugio temporero.
“Me alegré de que se convirtiera en una bendición para otras personas”, dijo Vázquez Simmons.
Ella espera que la carrera atraiga a 2,000 participantes y logre una meta de recaudación de fondos de $80,000 para reparar un hogar designado para niños que están recibiendo quimioterapia, dijo ella.
“Fue completamente arruinado debido al huracán y no reciben fondos (del gobierno)”, dijo.
Anteriormente con Time Warner Cable, Vázquez Simmons también es parte de un grupo de trabajo que trabaja en la infraestructura tecnológica de la isla. Demasiadas soluciones de “tirita” justo después del huracán María hacen que la isla sea vulnerable a las interrupciones de la comunicación ahora que comienza otra temporada de huracanes, dijo.
Por ejemplo, una pareja de unos 90 años que vive en una zona montañosa no tenía forma de comunicarse con su familia en Rochester incluso en marzo, así que Vázquez Simmons los buscó durante uno de sus viajes a Puerto Rico esta primavera y encontró que estaban usando un generador con propano .
“Estoy convencida de que todos los puertorriqueños son ingenieros”, bromeó.
Cuando Vázquez Simmons pudo conectar a la pareja con la hermana mayor del esposo en Rochester, todos lloraron cuando la pareja contó que se habían cogido de la mano durante el huracán, creyendo que no sobrevivirían, dijo.
”Me rompió el corazón”, dijo.
También es desgarrador el número de propiedades en toda la isla que están siendo compradas por los inversores, y existe el temor de que los pobres que no tienen los medios para salir de la isla no tengan a dónde ir, dijo Vázquez Simmons.
Incluso antes de que el huracán María azotara, los puertorriqueños estaban siendo desplazados debido al estado de mancomunidad (Commonwealth) de la isla, dijo Aurora Santiago, estudiante de doctorado en educación social en la Universidad de Amherst, Massachusetts.
Santiago habló sobre Puerto Rico a través de Skype durante una presentación del 2 de mayo auspiciada por el Comité Rochester para América Latina (ROCLA) en la Iglesia Presbiteriana Unida del Centro de la Ciudad.
La isla había estado luchando contra una crisis financiera durante años empeorada por los controles estadounidenses, lo que la impidió declararse en bancarrota mientras imponía una junta de control fiscal y medidas de austeridad, explicó. Con un alto índice de desempleo, muchas personas ya habían comenzado a abandonar la isla antes del huracán, dijo.
“El huracán exacerbó los problemas existentes que fueron producto del colonialismo, la mala administración y la corrupción”, dijo Santiago. “Se podía ver la disparidad de ayuda que recibió la gente (en Texas) después de (el huracán) Harvey de lo que la gente en Puerto Rico obtuvo después (del huracán María)”.
No tener autodeterminación significa que gran parte del trabajo de reconstrucción depende de las decisiones tomadas fuera de la isla, explicó, por lo que la recuperación ha sido muy lenta.
En lugar de esperar, las personas se han visto obligadas a organizarse de forma localizada, dijo Santiago. Por ejemplo, han trabajado con organizaciones de ayuda mutua para proporcionar servicios inmediatos, desde cocinas comunales hasta restauración de energía.
“Lo veo como un acto de resistencia”, agregó.
Proporcionar ayuda a estas comunidades ha sido el foco de dos viajes recientes de estudiantes y personal de SUNY Geneseo, explicó Betsy Colón durante la presentación de ROCLA.
Los viajes están coordinados por Livingston Cares, una organización comunitaria con sede en SUNY Geneseo, que se formó en respuesta al huracán Katrina y ha prestado servicios a las comunidades afectadas por los huracanes desde el 2005, señaló.
Después del huracán María, la organización encontró socios en la isla, incluida la Iglesia Metodista Unida de Puerto Rico, para tener allí un grupo lo antes posible y brindar asistencia donde más se necesitaba, dijo Colón.
Colón, que trabaja en la oficina de administración de subvenciones de SUNY Geneseo, dijo que aprovechó la oportunidad para ir a Patillas en el viaje de marzo con siete estudiantes de Geneseo, ya que sus padres aún viven en la isla. Los estudiantes pagaron sus propios gastos de viaje, mientras que Livingston Cares proporcionó cobertura de seguro de responsabilidad civil y transporte en Puerto Rico.
“Las consecuencias… aún son muy visibles en Patillas”, dijo sobre la devastación del huracán. “Fue difícil ver esto para muchos de nosotros, pero todos estaban increíblemente agradecidos de tener la oportunidad de estar allí”.
El grupo encontró líneas eléctricas caídas, escombros de techos de metal y cemento que habían sido arrancados durante el huracán y rellenos improvisados repletos de colchones y ropa mohosa. Para ayudar, el grupo limpió los escombros, pintó con pintura selladora blanca en los techos, vertió techos de cemento y cavó una zanja de drenaje de 250 pies.
Una familia todavía estaba cocinando afuera mientras reparaban su casa, comentó Colón. Transformadores eléctricos fueron entregados a la zona montañosa por helicóptero, lo que ilustra la complejidad de la recuperación, señaló. Áreas en Patillas se quedaron sin electricidad hasta mayo.
“La gente aprende a sobrevivir con sus situaciones”, dijo. “Hasta hoy, cuando escucho un helicóptero, oro por Puerto Rico”.
Un segundo grupo fue en mayo, y otro viaje ya está en proceso, agregó Colón.
“Por supuesto, sentimos que no hicimos lo suficiente. … (El trabajo) era interminable”, dijo Colón. “Fue una experiencia hermosa. Si bien es difícil ver sufrir a las personas, todos reconocemos que al hablar con ellos y al estar con ellos, esto comparte las cargas de los demás como nos lo ordena la Biblia. … Eso es parte de nuestra fe”.