Antiguo residente de Rochester abrió el camino para políticos latinos

Lazos familiares atrajeron a Edwin S. Rivera a Rochester de su Puerto Rico natal cuando tenía 16 años en la década del 1950.

Inmediatamente comenzó a ayudar a un tío en un quiosco de comida. El tío lo llevó entonces al Departamento del Trabajo para que encontrara un trabajo.

En esos días, Rivera no podía imaginar que él terminaría trabajando para el gobierno puertorriqueño como representante en Rochester de varias oficinas federales, posiciones que ocupó por varias décadas.

Tampoco hubiera podido predecir que se convertiría en el primer puertorriqueño elegido para un cargo en el área.

"Yo estaba adelantado para la época porque no pudieron lograr que se eligiera a otro latino por mucho tiempo", dijo él. "Pero hay un tiempo para todo, dice el Señor…. Yo vine temprano y no había entonces suficientes hispanos para tener verdadero poder".

Rivera explicó que todo lo que hizo durante ese tiempo y los años que siguieron se concentró en mejorar las vidas de los latinos. Pero, observó que su propia familia de siete hijos a veces pagó el precio. Durante la época en que él estaba sumergido en la política sus niños eran muy chiquitos, explicó Rivera durante una entrevista en junio en la casa de su hijo en Fairport.

"Yo tuve que hacer mucho para reparar eso porque esos fueron los años formativos y a veces cuando uno trata de reparar es demasiado tarde".

Eso no significa que él hubiera vivido su vida de manera diferente, añadió Rivera que tiene 73 años. Sus hijos solo tienen gratitud y orgullo por haber trabajado junto a su padre, sirviendo a otros y luchando por los derechos de los desamparados y de personas con impedimentos, dijoEdwin A. Rivera, el hijo mayor. Dos de sus hermanas son ciegas legalmente, dijo él.

"No era una manera diferente de vida; era la manera como nuestra familia vivía", dijo el hijo. "Era natural tener siempre gente alrededor y también hacer lo posible por ayudar".

Eso incluía montarse en el auto de su padre y manejar hasta los campos de los trabajadores migrantes y darles literatura e informaciones, añadió él.

"Creo que uno ve las necesidades y se pregunta cuando algo no está bien, ¿Qué puedo hacer? Comentó Rivera padre. "Yo era demasiado joven para pensar en límites".

Ya han pasado casi 50 años desde que él fue la persona más joven que ha sido elegida a la Junta de Supervisores del Condado de Monroe en 1963. Y él dejó una herencia poderosa, dijeron Julio Vázquez, que trabajó con Rivera en el grupo "Hermanos Católicos", que eventualmente se convirtió en la Liga de Acción Iberoamericana, y José Cruz, un antiguo legislador del condado que está presentándose como candidato para el distrito 137 de la Asamblea.

"Una de las cosas importantes que Edwin hizo y el grupo que estaba con él, el viejo grupo, fue entrar realmente por primera vez en la arena política de Rochester", dijo Cruz. "Y él le mostró a mucha gente de la comunidad que … uno podía involucrarse en la política y hacer una diferencia, hasta en aquella época".

Cuando él conoció a Rivera, Vázquez dijo que era un hombre joven, casado, que lo único que conocía era la rutina de su trabajo, casa, iglesia y rosarios diarios con sus padres.

"Yo lo admiraba", dijo Vázquez. "Y él sabía mucho sobre la comunidad, la organización de la comunidad, la política y también hablaba muy bien… Él fue mi primer mentor, alguien a quien yo trataba de emular".

Aunque Rivera acababa de perder una elección primaria después de un cambio en los distritos de los límites legislativos del condado, él todavía había hecho gran impresión en los jóvenes latinos de la época, dijo Vázquez.

"Al verlo pensábamos, ‘Si él pudo hacer eso, nosotros también podemos", añadió él. "En ese sentido él tuvo un impacto tremendo en mí personalmente. Pero también tuvo un impacto tremendo en los líderes jóvenes que aspiraban a una carrera política".

Su carrera política comenzó cuando trabajaba en Timely Clothes como cortador, explicó Rivera. Poco después de llegar de su nativa Adjuntas, Puerto Rico, Rivera dijo que el Departamento del Trabajo del estado lo mandó a trabajar para los Trabajadores Americanos de la Ropa y luego a Timely Clothes.

En 1961, él se presentó como candidato para alguacil del quinto distrito de la ciudad, una posición que entonces se usaba para obtener apoyo para el candidato a supervisor de distrito, explicó Rivera. Poco después de la elección, el supervisor del distrito renunció y él fue nombrado para terminar el resto del término. Luego, él se presentó como candidato y ganó en un distrito donde había muchas familias alemanas, judías, hispanas y afroamericanas.

"En su mayor parte, todos estamos lidiando con los mismos problemas críticos, dijo Cruz del apoyo de diferentes comunidades étnicas. "Esa lección no la hemos olvidado ninguno, que representamos a toda la comunidad. Es asombroso lo que él pudo lograr"

Después de su éxito, sin embargo, vino "el gran cambio" dijo Rivera. La Junta de Supervisores se convirtió en la Legislatura del Condado de Monroe, y su pequeño distrito se convirtió en un distrito de tamaño doble. Hubo una elección primaria y él trató de ganar un puesto, explicó Rivera.

"Si no me hubiera presentado, la gente que me había apoyado se hubiera descorazonado, pero las oportunidades de ganar no eran muchas, dijo él.

Su problema fue no tener suficiente gente para estar presente en todos los sitios de votación. "Dos lugares de votación se quedaron sin representantes y en ellas no tuve ni un voto. Perdí por 24 votos".

Durante ese periodo, Rivera ayudó a abogar por los votantes puertorriqueños, dijo él. En lo que fue llamado "el caso de María López", Rivera luchó contra la prueba de idioma que los residentes puertorriqueños tenían que tomar antes de poder votar. Una corte estatal dijo que ese requisito era innecesario y los sitios de votación fueron abiertos de nuevo solo para los hispanos, dijo él.

Los votantes de hoy a menudo no aprecian los esfuerzos hechos por los pioneros como Rivera debido a todos los problemas personales con los que están lidiando, dijo Cruz.

"Hoy la gente no entiende el poder del voto", dijo él. "Pero uno tiene que ser sensitivo porque la gente está concentrada en la supervivencia diaria. Pero la política entra en la vida de todo el mundo cada día.

Después de sus éxitos políticos, Rivera se dedicó a su trabajo con los hermanos Católicos, un grupo que surgió de la antigua Iglesia Sta. Brígida. Un trabajo de voluntario con los migrantes, lo llevó a un trabajo con el gobierno de Puerto Rico, que tenía una oficina en la Calle State. El sirvió de defensor de los trabajadores migrantes asegurando que recibieran el salario y los beneficios que les correspondían y ayudando a los trabajadores a encontrar trabajo, dijo él. Antes de eso había trabajado en la oficina de Rochester del gerente de la ciudad.

Al mismo tiempo, los hermanos Católicos tuvieron una entrevista con el entonces Obispo Fulton J. Sheen para discutir la creación de un centro para satisfacer las necesidades de la creciente comunidad hispana. El Obispo Sheen le ofreció al grupo la propiedad en la esquina de las avenidas Clifford y Hudson por $1. Los Hermanos Católicos limpiaron el lugar, empezaron a ofrecer ayuda con el idioma, asistencia con servicios de la comunidad y fundaron la Liga de Acción Iberoamericana en 1968. Rivera sirvió como el primer presidente de la junta de directores. Su hijo Edwin, continuó el legado de su padre décadas más tarde y sirvió en la junta por muchos años.

En 1969, Rivera recibió la oferta de un trabajo para el Departamento de Justicia de los EE.UU. que no podía rehusar, dijo él. Pero significaba que tenía que mudar a su familia a Búfalo. El ascenso le permitiría enviar a sus hijos a una escuela católica y aceptó el trabajo, dijo su esposa Margie. Dos cortos años más tarde la oficina cerró, pero él encontró trabajo en la oficina de Verificación de Contratos del Departamento de Defensa. Entonces tuvo la oportunidad de trabajar en el Departamento de Alojamiento y Desarrollo Urbano como director de la oficina de igualdad de oportunidades de empleo. Cuando se reorganizó esa oficina le dieron a escoger entre ir a Washington D.C. a Puerto Rico o quedarse en Búfalo.

El escogió Puerto Rico donde ha vivido los últimos 33 años. Ahí él y su esposa han dirigido un programa similar a Encuentros Matrimoniales por 18 años y finalmente se retiraron hace 2 años, dijo Margie Rivera. La pareja lleva más de 50 años de matrimonio.

"Queríamos retirarnos", dijo Edwin Rivera. "Los primeros 12 años trabajé a tiempo completo. No tomé ni un solo día de vacaciones. … Ahora, me estoy desquitando".

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