ROCHESTER — Jesusa Rodríguez dijo que no fue difícil ser la mayor de los 12 niños creciendo en su Puerto Rico natal.
"Yo los ayudaba y ellos me ayudaban a mí", dijo de sus hermanos y hermanas.
Su naturaleza tolerante es uno de los secretos para alcanzar la edad de 107, dijo su sobrina, Carmen Vázquez.
"Ella no era persona que se enojaba", dijo Vázquez.
El 9 de junio, Rodríguez fue una de 11 residentes de St. Ann’s Nursing Home honrados durante la celebración anual para todos los residentes que cumplen 100 o más años. Ocho de los 11 centenarios reconocidos durante la celebración el 9 de junio se sentaron a las mesas decoradas con mementos que incluían fotos de bodas, biografía y certificados.
"Estas personas… han vivido lo que nosotros leemos en los libros de historia", dijo Michael McRae, presidente y director ejecutivo de St. Ann. "Y uno nunca sabe dónde va si no sabe donde ha estado".
Los centenarios honrados con Rodríguez fueron: Rose Anuszkiewicz, Marie Casey, Agnes Lipsett, Rose Angelico, Evelyn Makowiecki, Idell Nesser, Josephine Pilato, Josephine Thomas, Pearl Monteau y Nora Barnes.
Rodríguez se rió cuando su sobrina le dijo que los residentes y el personal reunidos en el salón comunitario estaban ahí para celebrar su próximo cumpleaños el 3 de julio. El evento ofreció música por el coro residente de St. Ann, la canción de cumpleaños y pastelitos.
"Esos son los compañeros míos", replicó ella mientras miraba alrededor del salón.
Muchos miembros del personal y parientes de los otros centenarios desearon un feliz cumpleaños a Rodríguez, y la mayoría le preguntó cuál era el secreto de una larga vida. Rodríguez tiene buenos genes, dijo Vázquez, ya que sus padres vivieron hasta los 90 años. Ella ha sobrevivido a ocho de sus nueve hermanos — dos fueron gemelos que murieron siendo infantes — y a ambas hermanas. Su hermano más joven tiene 91 años de edad y vive en Puerto Rico.
Rodríguez dijo que el secreto es simple: Comer bien. Ser bueno con la familia. Fe en Dios.
"La fe en Dios es lo más principal", dijo ella.
En su juventud, su familia vivía de la tierra y criaban sus propias aves y cerdos en Ceiba, Puerto Rico. Ella se mudó al Bronx en los años del 1940, se casó y ayudó a criar a Vázquez y sus hermanas, dijo su sobrina. Su tía amaba a los niños pero no pudo tener los propios, observó ella.
Rodríguez trabajó como costurera, carrera de la cual ella está orgullosa, dijo Vázquez. Rodríguez explicó que ella hacía ropa de vestir y trajes de novia al igual que ropa interior en una fábrica en la Ciudad de Nueva York.
"Yo hacía trajes bonitos", dijo Rodríguez.
Dijo que aprendió a coser con su madre, y en su juventud, ella hacía ropa para sus hermanos y otros miembros de la familia. Como costurera, sin embargo, ella no sólo hacía ropa hermosa, sino que también las vestía bien cuando sus compañeros de trabajo necesitaban un modelo, añadió.
"Me escogían a mí", añadió.
Ella salió de Nueva York a fines de los años 50 para cuidar a sus padres cuando se enfermaron, dijo Vázquez. Su esposo de 10 años había fallecido para esos momentos, de modo que Rodríguez regresó a Puerto Rico.
Rodríguez se mudó de Puerto Rico a Rochester hace más de 30 años y vivió con Vázquez y su familia en Greece las últimas dos décadas. Ella viajaba a Puerto Rico casi todos los años hasta que se mudó a St. Ann a la edad de 103.
Rodríguez dijo que ella era más feliz en su isla natal.
"Estaba la familia", dijo. "Estábamos juntos. … Me gusta mi Puerto Rico más que ninguno".
Vázquez dijo que ella visita a su tía casi todos los días y la ayuda con las comidas. La amiga de Vázquez, Isabel Álvarez de Rochester, a menudo la acompaña y asistió a las festividades de cumpleaños el 9 de junio.
"Yo la quiero como mi abuela", dijo Álvarez. "No de sangre pero es como familia".
