Centro para refugiados busca y ofrece ayuda

ROCHESTER — Sabitra Duhal salió de su Bután natal a la edad de 9 años y pasó los próximos 22 años en un campamento de refugiados en Nepal.

Mientras hacía manteles individuales en una máquina de coser en el Centro Refugiados Ayudando a Refugiados el 15 de marzo, ella habló de su reasentamiento en Rochester con su madre y varios hermanos hace más de un año. Ella empezó a venir al centro en noviembre cuando fue enviada por el Departamento de Servicios Sociales del Condado de Monroe (DSS, siglas en inglés).

Además de las clases de Inglés como Segundo Idioma (ESL, siglas en inglés), ella asiste también a las clases de costura que se ofrecen semanalmente en el centro, que está ubicado en el segundo piso de la Iglesia Griega Ortodoxa en la Avenida South.

"Cada día, estoy aprendiendo inglés", añadió. "El inglés es difícil".

Lisa Barnick de Fairport enseña las clases como voluntaria, que ella dice atraen a aproximadamente seis personas por lo general. Ella se enteró del centro por amigos en la Iglesia de la Comunidad Browncroft.

"Es interesante escuchar las historias de las personas", dijo. "Puedo apreciar todo lo que han pasado".

Barnick dice que aunque no es la mejor costurera, ella disfruta de ayudar a los participantes en la clase de cualquier manera posible. La mayoría de los materiales y el equipo han sido donados para el uso de elllos.

Barnick dijo que tiene planes para empezar a enseñar a los participantes cómo usar las máquinas de coser industriales del centro de modo que puedan adquirir nuevas habilidades para obtener empleos. Con la adición de una segunda voluntaria, la clase de costura se ofrecerá dos días a la semana.

Cuando cortaba la tela para una falda para su hija de 13 años de edad, Zeynab Abdulkadir de Somalia dijo que era de gran ayuda para ella poder hacer la ropa en el centro ya que tiene nueve hijos entre las edades de 2 a 13. Su familia se mudó a Rochester hace cinco años. Ella y sus hermanos salieron de Somalia en el 1992 después de la muerte de sus padres y vivieron en un campamento de refugiados en Kenya. Ella se mudó a Arizona en el 2002.

Abdulkadir también fue enviada al centro por DSS. Ella dijo que las clases le han ayudado a mejorar su dominio del inglés así como la costura, y recientemente encontró empleo como ayudante de salud en el hogar.

"Son buenos", dijo Abdulkadir refiriéndose a los voluntarios del centro. "Ayudan mucho".


 

Sabitra Dahal (izquierda), una refugiada de Bután, trabaja en un proyecto de costura el 15 de marzo en el Centro Refugiados Ayudando a Refugiados en Rochester.

Todo el personal del centro es voluntario con excepción de cuatro maestros de ESL, pagados por OASIS, una organización de educación de la comunidad, explicó Louise Bennett, directora interina del centro. Alrededor de 50 personas asisten diariamente a las clases de inglés.

Muchos refugiados son enviados al centro por el programa de reasentamiento del Centro Católico Familiar, dijo Sadiya Omar, vicepresidenta de Refugiados Ayudando a Refugiados.

"Debido a la experiencia y retos que uno enfrenta como refugiado, uno puede entender mejor", añadió Omar, oriunda de Somalia.

El grupo fue fundado en el 2002 como la Comunidad Somalí de Nueva York Occidental conectada con Bennett, quien había estado trabajado con mujeres en un centro de salud local. En sus comienzos, el grupo operaba desde los apartamentos de sus miembros, dijo Omar.

Cuando Bennett se jubiló, Omar la convenció para que trabajara como traductora voluntaria para el grupo, que originalmente centraba sus actividades en traducciones, intercesión y gerencia de casos. Hoy día, los voluntarios siguen acompañando a los refugiados a las escuelas, oficinas de médicos y hospitales para ofrecer interpretación e intervención, de ser necesario, dijo Bennett.

A medida que el grupo empezó a ayudar a refugiados de otras naciones — incluyendo Nepal, Birmania, Iraq, Camboya y Cuba — se mudó al salón de clases de la iglesia en el 2014 y cambió su nombre a Refugiados Ayudando a Refugiados, dijo Bennett.

"La idea era que los refugiados ayudaran a los refugiados a ser autosuficientes de modo que pudieran ser agentes para su propio progreso y lograr sus propios sueños americanos", comentó.

Muchos de los refugiados que vienen al centro son personas de edad avanzada y por eso hace varios años Refugiados Ayudando a Refugiados añadió un programa semanal para refugiados de edad avanzada, añadió. Estudiantes de medicina ofrecen información y consejos acerca de la nutrición y salud a estas personas quienes además participan en actividades prácticas tales como clases de cocina o actividades artísticas como hacer una mandala, un diseño geométrico hecho famoso por monjes tibetanos.

El programa para personas de edad avanzada surgió de visitas al hogar de refugiados, aislados por las barreras del lenguaje y diferencias culturales, dijo Bennett.

"Ellos no se adaptan a una nueva cultura como la gente joven", añadió Omar.

El centro empezó a ofrecer un programa de verano entre generaciones en el 2010 para ayudar a los refugiados de edad avanzada a practicar inglés y ayudar a los niños a aprender más acerca de las culturas nativas de sus familias, dijo Bennett.

Para continuar expandiendo los servicios del centro, Refugiados Ayudando a Refugiados siempre busca más voluntarios, dijo Bennett, comentando que alrededor de 150 voluntarios sirven actualmente a los participantes del centro. Los organizadores desean poder ofrecer cuidado de niños a las familias que vienen a las clases, añadió Bennett.

"Hay muchas cosas que podemos hacer pero necesitamos la mano de obra", dijo.

NOTA DE LA REDACCIÓN: Para ofrecer sus servicios voluntarios o para obtener información adicional acerca del centro de Refugiados Ayudando a Refugiados, visite http://www.rhrroc.org.

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