Cineasta anima a los estudiantes a satisfacer sus sueños

ROCHESTER — Carlos Caraballo desea que todos los estudiantes de la ciudad escuchen la historia de cómo Ricardo Arnaiz se sobrepuso a las posibilidades para lograr su sueño de convertirse en un cineasta de animación.

"Ellos sabrían que el éxito es posible" dijo Carlos, un estudiante de penúltimo año en la Escuela de Segunda Enseñanza James Monroe que espera estudiar artes gráficas en el Instituto de Tecnología de Rochester. "A veces sienten que no pueden lograr lo que desean. … Pero todo depende del esfuerzo que uno hace".

Arnaiz, un nativo de México que está viviendo en San Diego actualmente, viajó a Rochester para compartir como se convirtió en cineasta y para introducir a las audiencias de aquí su película "El Americano". La película bilingüe fue una primera colaboración entre Hollywood y México. Su visita incluyó paradas en la Galería de Arte, El Museo de Juego Strong, Monroe Community College y el Instituto de Tecnología de Rochester, explicó Adriana Hoppe que sirvió como su coordinadora en Rochester.

Durante su parada en Monroe el 29 de Octubre, él le dijo a su audiencia de más de 100 estudiantes de Español Avanzado, Inglés, Estudios Bilingües e Inglés como Segundo Idioma que estaba abrumado por la hospitalidad que había recibido en todas partes en Rochester y explicó que nunca había oído hablar de Rochester antes de recibir la invitación de Hoppe.

Eso incluyó la calurosa recepción que recibió en la escuela cuando lo aplaudieron estruendosamente cuando entró en el auditorio.

"Nunca he visto nada igual", dijo Arnaiz. "Estoy tan entusiasmado que creo que voy a llorar…Me siento como si estuviera en mi casa".

Tan en su casa, dijo, que está considerando pedirle a las estrellas de su nueva película, Edward James Olmos y Lisa Kudrow, que vengan a Rochester para "un evento de alfombra roja", una declaración que provocó otra vez calurosos aplausos.

Él le dijo a la audiencia que su historia comenzó con un sueño, cuando tenía 6 años, de hacer cuentos con sus dibujos, que producía constantemente. A finales de la década del 1970 no había en México películas de animación que le pudieran enseñar lo que era posible, dijo Arnaiz.

Desafortunadamente sus padres no podían costearle un viaje a Nueva York para que pudiera estudiar animación, ni hacer películas. Pero pudo estudiar artes gráficas en la universidad, y siguió pensando que la animación estaba en su destino, aunque sus padres y maestros le aconsejaron que no siguiera esa carrera.

"Me decían ‘Ten cuidado. Si fallas, no te sientas mal. Es una meta imposible de obtener", añadió Arnaiz. Yo dije, "Está bien, pero es mi sueño".

Él siguió dibujando caracteres y desarrollando ideas para historias y los adultos en su vida volvieron a cuestionar su meta – esta vez un profesor en la universidad le dijo que emprendiera algo más serio.

Él siguió en su empeño. Al graduarse de la universidad buscó trabajo como animador, pero nadie lo contrató porque no tenía experiencia. Entonces decidió crear su propio estudio, Animex, con cuatro amigos en el pequeño pueblo de Puebla.

"Otra vez todo el mundo me decía ‘estás loco"

La pequeña banda de amigos empezó a estudiar muñequitos, viendo y reviendo para estudiar los trucos del oficio, dijo Arnaiz. Cuando completaron una película corta de un minuto, lo que les tomó dos meses, se la llevaron al jefe de una estación de Miami quien contrató a Animex para que hiciera 29 cortos más.

"Éramos tan inocentes", dijo riéndose. "Pero lo hicimos. No dormimos por un mes y medio. Pero cuando uno trata de hacer algo con todo su corazón y con todo su poder… Éramos latinos y muy creativos y dispuesto a franquear todos los obstáculos".

Arnaiz dijo que ese fue el momento en que se dio cuenta de que sus sueños estaban a su alcance aún después de un intento fallido de hacer una película. Su estudio entonces hizo "La Leyenda de Nahuala" que eventualmente le ganó aclamo en México, explicó él.

"Yo no tenía experiencia, pero seguí tratando. Lo que me impulsaba era mi pasión", dijo Arnaiz.

Esa tenacidad volvió a servir cuando se mudó a California, donde fue de puerta en puerta, incluyendo la de Edward James Olmos durante una visita a los Estudios Walt Disney. Arnaiz dijo que él había sido un fanático del actor por mucho tiempo y estuvo encantado cuando el hijo de Olmos, Michael, le dijo que volviera más tarde para hablar con Olmos.

Así nació el proyecto de "El Americano" que tomó cuatro años, dijo él, eventualmente también interesando a Kudrow a quien él encantó regalándole una jarrón Talavera de Puebla porque su presupuesto no podía pagar el dinero que el agente de la actriz había sugerido.

Arnaiz les dijo a los estudiantes de Monroe que Kudrow comentó que era la primera vez que le habían presentado una jarrón para hablar de un proyecto de película, lo que hizo reír a los muchachos.

"Nunca hubiera pasado si yo no hubiera tocado a la puerta", dijo él. "Yo soy una prueba viviente de que si uno tiene un sueño y trabaja duro, lo puede lograr. …Todo es posible cuando uno cree en ello."

Que Arnaiz continuó teniendo fe, aun cuando las cosas no iban bien, impresionó mucho a Gerardo DeJesus, un estudiante de último año de secundaria con planes de estudiar ciencia de computadoras en la Universidad de Rochester.

"Él obtuvo excelentes resultados creyendo y teniendo una pasión por lo que estaba haciendo, añadió Gerardo.

La historia de Arnaiz, les da a los estudiantes de Monroe un ejemplo de grandes logros por un latino, dijo él.

"Como latinos, pensamos: "No lo voy a lograr ", dijo Gerardo. "Muchas veces hemos visto como nuestras posibilidades disminuyen. Pero él tuvo excelentes resultados… Si él lo hizo, nosotros podemos también".

El director de la escuela, Armando Ramirez, dijo que no solo Arnaiz es un buen ejemplo al ofrecer una lección de trabajo que dio buenos resultados sino que mostró lo que ocurre cuando uno tiene un sueño y un plan para acompañarlo. Arnaiz es también un ejemplo de orgullo en su cultura, añadió Ramirez

"Los muchachos se entusiasmaron al oírlo hablar", siguió Ramirez. "Es importante cuando podemos conectar la vida real con la escuela"

Josselyn Ortiz, una estudiante de penúltimo año que tiene 16 años, dijo que la confianza en sí mismo de Arnaiz es una buena lección para los estudiantes de Rochester.

"A veces los estudiantes abandonan los estudios y se dicen: "No creo que lo puedo lograr" dijo ella. "Deben pensar en el mensaje de Arnaiz".

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