ROCHESTER — Por décadas, tres generaciones de dos familias han tomado parte en una tradición anual de rezar el rosario en canción.
Santa y Michelle Aponte y Ariana Anifantis – abuela, hija y nieta, respectivamente — tomaron turnos para dirigir las oraciones del rosario el 21 de mayo en la Iglesia San Miguel como parte de una tradición conocida como "Rosarios de Cruz."
Michelle Aponte dijo que toda su vida ella había sido parte de la tradición y la ha compartido con su hija de 16 años desde que ella nació. Las dos cantaron juntas unas pocas veces el 21 de mayo.
"Esto (rosario) no es solamente una tradición bonita, sino siembra aquella semilla de lo que es importante, de lo que trata nuestra religión, de lo que trata nuestra fe", observó Michelle Aponte. "Este amor a Dios fue inculcado en mí y quiero transmitirlo también".
La tradición del rosario se lleva a cabo durante nueve noches cada mes de mayo y remonta a 1787 en Puerto Rico como una tradición folklórica transmitida de los conquistadores españoles, explicó Pedro Santiago durante un receso en las oraciones el 21 de mayo. Santiago es una de las tres personas que primero trajeron los Rosarios de Cruz a la anterior iglesia Nuestra Señora de Monte Carmelo en Rochester desde Cayey, Puerto Rico. La tradición se celebra durante el mes de mayo como parte de la Fiesta de la Cruz.
Esta forma de rosario novena también se reza en Ponce y Bayamón con la música tradicional de estas regiones, según un folleto producido originalmente por el Centro de Cultura Puertorriqueña de Rochester en la década del 1980. Los que dirigen las oraciones todavía usan estos folletos.
Santiago dijo que lo encuentra "maravilloso" que esta tradición sigue con las generaciones más jóvenes y más viejas uniéndose en oración y canción. Él toca la guitarra y fue uno de los nueve músicos que se pararon frente a un altar puesto en la pequeña tarima del salón de la parroquia. El altar estaba adornado con una cruz de flores blancas y amarillas puesta entre una estatua de María y un ramo de flores.
"Mi gente está tratando de mantener esta tradición (viva) que fue establecida en nuestra isla’, dijo él. Es una continuación de nuestro Puerto Rico aquí."
La familia Labrador se mudó a Rochester en 1985 de Puerto Rico e inmediatamente llegaron a ser parte de los Rosarios de Cruz en Monte Carmelo, explicó Wanda Labrador, que asistió con sus hijas, Naomi y Safia. Usualmente, su padre, Frank, les acompaña.
Ella ha conocido a la familia Aponte desde que ella tenía 13 años y Michelle 8. Las dos mujeres cantan juntas, como lo hacen sus hijas, cuando las familias toman turnos dirigiendo las oraciones. Cada noche de los Rosarios de Cruz tiene una sensación diferente basado en los misterios que se rezan, añadió Labrador.
"Cada vez que mayo llega, y uno sabe que es tiempo para ‘El Rosario,’ uno se emociona", dijo Labrador. "Esta es parte de quienes somos".