PITTSFORD — En el 2000, la cineasta Nancy Ghertner se dio cuenta que aunque ella había vivido en Sodus por 30 años, había un segmento de la población de su pueblo del que conocía casi nada.
Situado cerca del Lago Ontario en el Condado de Wayne, en la comunidad rural de Sodus. vive un gran número de trabajadores migrantes, muchos de los cuales vuelven cada año para recoger manzanas en las muchas fincas del área. Ghertner se dio cuenta que ella solo veía a estas familias migrantes cuando iban al pueblo los viernes y sábados por la noche para canjear sus cheques y comprar comida. Ella sintió curiosidad por las vidas diarias de estas vecinas casi invisibles y en el otoño del 2000 le pidió permiso a varios granjeros locales para filmar sus cosechas y conocer a los trabajadores.
Los granjeros estuvieron de acuerdo y Ghertner comenzó lo que se convertiría en una jornada de descubrimiento de 10 años de duración. El documental resultante: "Después que recojo la fruta: Las vidas de mujeres migrantes", fue visto por primera vez el 3 de noviembre en una audiencia donde no quedaban asientos, en el Auditorio Basil de la Universidad San John Fisher en Pittsford. El auditorio estaba lleno de estudiantes de la universidad, defensores de los trabajadores del campo, granjeros del Condado de Wayne – incluyendo al Presidente del Buró de Granjas del Condado de Wayne – y miembros de los ministerios migrantes de la Diócesis de Rochester y de las agencias de Caridades Católicas.
"Me resultó abrumador ver cuanta gente había venido" le dijo Ghertner al Catholic Courier y a El Mensajero.
"Después que recojo la fruta" sigue las vidas de cinco trabajadoras del campo del 2000 al 2010. Aunque las cinco mujeres tienen la misma profesión, cada una tiene una historia y circunstancias diferentes – incluyendo su estatus legal – Vierge y María entraron al país legalmente; Vierge para escapar la persecución política en su país, Haití, y María para buscar una vida mejor para ella y su esposo de la que podían hallar en México. Por años, ambas siguieron el trabajo temporal, cosechando de la Florida a Nueva York y viceversa, pero hace varios años, María, su esposo y sus hijos se establecieron en la Florida y encontraron trabajo fuera de la agricultura.
Soledad, Elisa y Lorena cruzaron la frontera de México a los Estados Unidos sin documentos y pronto encontraron trabajo para ellas y sus esposos recogiendo frutas. Soledad y su esposo trabajaron en la misma finca en el oeste de Nueva York por nueve años, pero en el 2006, ansiosos por el incremento de las redadas locales por los agentes de Inmigración y Control de Aduanas decidieron volver a México con sus dos hijos chiquitos.
Elisa y su esposo, entretanto, habían estado trabajando en el Condado de Wayne por varios años antes de que él fuera deportado en una redada temprano una mañana en frente de la tienda de comidas local. Aunque Elisa lo extraña mucho, ella decidió quedarse en los Estados Unidos con los dos hijos americanos de la pareja porque ella no cree que la familia puede sobrevivir en México. Lorena sufrió una desgracia similar. Ella y su esposo trabajaron en una finca local y se involucraron mucho en la comunidad católica Hispana del Condado de Wayne y en el Instituto de Trabajadoras del Campo, pero en el 2006 su esposo fue detenido en camino a una conferencia de trabajadores del campo que tenía lugar en Filadelfia y fue deportado subsiguientemente.
Con el tiempo, Ghertner se ganó la confianza de las cinco mujeres y pasó de conocerlas solo de los campos, a ser invitada a sus casas para ver momentos personales de las familias. Ella viajó a México con Soledad y su familia y grabó la ansiedad de la mujer camino de México, como también las lágrimas que derramó al volver a su país. Ella firmó a Vierge yendo a clases de ciudadanía y captó la alegría de la mujer cuando se hizo ciudadana americana.
Ghertner planeaba terminar de filmar en el 2005 ó el 2006, pero en esa época, el Departamento de Seguridad Interior incrementó las actividades de la Patrulla Fronteriza en el área y la vida cambió para las familias de los trabajadores del campo, dijo ella.
"Le impidió a la gente seguir el curso de sus vidas. Todo se paró. La gente que hubiera querido dejar la agricultura, tuvo que quedarse en las fincas donde estaban".
Ghertner decidió seguir filmando las vidas de las mujeres en el nuevo clima de miedo y documentar la respuesta de la comunidad, incluyendo la formación del Grupo de Vigilancia de la Iglesia de la Epifanía de Sodus. Miembros del grupo se paraban alrededor de la iglesia para vigilar la llegada de los miembros de la patrulla fronteriza cuando había trabajadores indocumentados oyendo la Misa adentro de la iglesia.
La filmación terminó hace unos meses, pero las historias de las mujeres siguen siendo escritas. De muchas maneras esas mujeres no son diferentes de nosotras, dijo Ghertner, explicando que ella espera que "Después que recojo la fruta" ayudará a la gente de la comunidad a tomar conciencia de que hay trabajadores del campo a sus alrededores y que reconozcan que sus vidas son similares a las de ellos.
"Espero que la gente que no tenga contacto con verdaderos inmigrantes, al ver esta película se de cuenta que no son extranjeros", dijo Ghertner. "Yo pienso realmente que pasar un tiempo con las mujeres y ver sus historias nos permita examinar nuestras propias comunidades y ver quien necesita apoyo en ellas."