NOTA DE LA REDACCION: El Obispo Salvatore R. Matano escribió y emitió la siguiente carta a los fieles de la Diócesis de Rochester el 20 de agosto de 2018.
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Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Lamento profundamente que deba escribirle sobre un tema tan inquietante y trágico dentro de la Iglesia. El informe del Gran Jurado de Pennsylvania que detalla el abuso sexual de menores cometido por clérigos ha sido impactante y muy desconcertante para los miembros de la Iglesia y para quienes no son miembros de la Iglesia. En las palabras del Cardenal Daniel DiNardo, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, comparto con ustedes “mi tristeza, enojo y vergüenza” por estas recientes revelaciones de ese comportamiento inmoral, que se agravan aún más en los informes sobre el arzobispo Theodore McCarrick. No puedo expresar adecuadamente mi pesar por el dolor, el sufrimiento y la agitación que soportan las víctimas de abuso sexual infantil, especialmente cuando lo cometen los mismos en quienes se confió y tan gravemente traicionaron esa misma confianza.
Hoy, 20 de agosto de 2018, Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, ha escrito al Pueblo de Dios, expresando el dolor del Pastor Jefe unido al dolor de su rebaño, a quien está llamado a confirmar en la fe. El Papa Francisco escribe: “Hoy somos desafiados como pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos y hermanas heridos en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la respuesta fue de omisión, hoy queremos solidaridad, en el sentido más profundo y desafiante, para que se convierta en nuestra forma de forjar la historia presente y futura”.
Nuestra Diócesis renueva su compromiso continuo de ayudar a las víctimas de abuso sexual para que podamos brindar atención y apoyo en la curación de las heridas sufridas a través del abuso sexual. “Nunca abandonaremos a aquellos que han sido heridos”. (Declaración de la Conferencia Católica del Estado de Nueva York).
Al mismo tiempo, continuamos siguiendo diligentemente nuestras políticas de Ambiente Seguro, que cumplen totalmente con la Cédula para la Protección de Niños y Jóvenes (Charter for the Protection of Children and Young People), emitida en junio de 2002 y recién revisada en junio de 2018. Al mismo tiempo que aseguramos que estas políticas sean seguidas completa y concienzudamente, también cooperamos plenamente con la aplicación de la ley al abordar estos asuntos críticos. Estos esfuerzos se destacaron en la edición de agosto del Catholic Courier y se puede acceder a ellos en línea en www.catholiccourier.com/articles/abuse-prevention-remains-highest-priority.
Les pido que se unan a mí para orar para que el Buen Pastor, Jesucristo, nos traiga su paz y reconciliación. En particular, por favor oren para que podamos “Ver las cosas como lo hace el Señor, estar donde el Señor quiere que estemos, experimentar una conversión de corazón en Su presencia. Para hacerlo, la oración y la penitencia ayudarán. “Invito a todo el Pueblo de Dios santo y fiel a un ejercicio penitencial de oración y ayuno, siguiendo el mandato del Señor”. (Carta del Papa Francisco al Pueblo de Dios, 20 de agosto, 2018). Oren también por nuestros fieles sacerdotes que continúan su ministerio sacerdotal en momentos tan difíciles ya que ellos también sufren el dolor de ver la vocación a la que han dedicado sus vidas tan terriblemente marcada por aquellos que fueron llamados a vivir el Evangelio de Jesús.
En la celebración del Año de la Eucaristía honrando el 150th aniversario de nuestra Diócesis, tenía la intención de centrarnos en Jesús que viene a nosotros en la Sagrada Comunión, Su misma persona unida a nuestra persona. Así como en todos los Sacramentos, Jesús viene a nosotros y nos sana y consuela. Oro para que los terribles fracasos humanos y los grandes actos de inmoralidad no nos separaren del amor de Jesús, Quien solo es el Camino, la Verdad y la Vida. Es Cristo a quien honramos, a Quien rezamos como miembros de la Iglesia, de quien Él es la piedra angular. Incluso en los tiempos apostólicos al comienzo de la Iglesia, hubo una gran desilusión, dificultad y agitación que hicieron que San Pablo escribiera estas palabras a los romanos: “Estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni el presente ni el futuro, ni los poderes, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura, podrán separarnos del amor de Dios que nos llega en Cristo Jesús, nuestro Señor”. (Romanos 8: 38-39).
El Papa Francisco comienza su carta con una verdad perenne de nuestra fe: “Si un miembro sufre, todos sufren junto con él” (1 Corintios 12:26). Ahora estamos en el camino hacia el Gólgota, y pesada es la cruz que nos han puesto sobre los hombros aquellos que deberían haber aliviado esta pesada carga. Necesitamos trabajar juntos para apoyarnos unos a otros en la oración. Después del Viernes Santo, los Apóstoles se reunieron con temor detrás de las puertas cerradas con cerrojos. Jesús no los abandonó. En esa primera tarde del domingo de Pascua, se les apareció y les dijo: “La paz sea con ustedes”. Debo creer que, al sentirnos asqueados y desesperados, Jesús no nos abandonará, pero nuevamente escucharemos sus palabras: “La paz sea con ustedes”.
Como pide el Papa Francisco, seguiré abordando el trágico tema del abuso sexual de menores y otras formas de conducta sexual inapropiada. Estos esfuerzos continuarán con mi plena cooperación con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos a medida que trabajamos juntos para servirles a ustedes, los fieles, con corazones indivisos. Cuando celebro la Santa Misa en sus parroquias u otras comunidades diocesanas, miro a los fieles durante las lecturas y me siento tan humilde por la profunda fe que veo delante de mí: pueblo de Dios tan fiel incluso en trastorno, tristeza, desilusión y confusión. Cuán extraordinaria es la fe de aquellos que desalentados por los pecados de sus ministros y sin embargo continúan poniéndose de pie después de la homilía y profesan: “Creo en Dios”.
Rogando por sus oraciones y orando para que veamos la Luz de la Pascua, quedo,
Devotamente suyo en Cristo,
Reverendísimo Salvatore R. Matano
Obispo de Rochester
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Se alienta a cualquier víctima de abuso sexual por parte del clero u otro personal de la iglesia a ponerse en contacto con las autoridades civiles. Para recibir ayuda y orientación de la Diócesis Católica Romana de Rochester, comuníquese con Deborah Housel, coordinadora de asistencia a víctimas, en 585-328-321 O, ext. 1555, o gratis al 1 (800) 388-7177, ext. 1555, o por correo electrónico en victimsassistance@dor.org.