Celebrando fidelidad en las vocaciones

Junio 2015

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:

En el Evangelio de San Marcos, capítulo uno, 29-39, leemos sobre algunas de las muchas curaciones llevadas a cabo por Jesús. Entre ellas está la curación de la suegra de Simón, que "estaba acostada enferma con fiebre". La misma historia del Evangelio dice que "durante la noche después de la puesta del sol, ellos trajeron a él todos los que estaban enfermos o posesionados por demonios. Todo el pueblo se reunió en la puerta. El curó a muchos que estaban enfermos y sacó muchos demonios"…. Tan maravillosas y milagrosas son las obras de Jesús que los que siguieron a Jesús le alertaron que "Todo el mundo está buscándote".

"Todo el mundo está buscándote". Naturalmente todo el mundo quiere ver a esta persona extraordinaria que lleva a cabo tales milagros; quizás muchos de ellos están buscando una curación de Jesús. La popularidad de Jesús es siempre tan obvia cuando está llevando a cabo grandes maravillas que desafían las reglas de la naturaleza. Al mismo tiempo, muchos dejan a Jesús cuando él les reta para una manera más elevada de vida o su propio éxito pasajero les causa creer que no necesitan al Señor. Cuántos se ponen de rodillas en tiempos de crisis, pero se olvidan del Señor en tiempos de prosperidad. Pero no relación puede ser sostenida cuando está basada solamente en necesidad; puede llegar a ser errática y hasta egoísta. Si nuestra relación con el Señor ha de ser fuerte, tiene que ser activa cada momento, en cualquier circunstancia. Tenemos que querer dar tanto como el Señor nos da tan generosamente, especialmente en el don de su presencia real en la Más Sagrada Eucaristía.

Durante las semanas siguiendo el Domingo de Pascuas, el Evangelio de la Misa del domingo describe a Jesús diciéndonos: "Yo soy la vid, ustedes son las ramas. Quien se queda en mí y yo en él tendrá muchos frutos, porque sin mí tú no puedes hacer nada" (Juan 15:5). Una rama no puede juntarse y entonces desenganchar cuando quiera y aún quedar viva. Así es con nuestra relación con el Señor; para seguir firme en la fe, hay que quedarse unido con el Señor en todas las circunstancias.

Para expresar el modelo de cómo nuestra relación con Dios ha de ser, Jesús, su Hijo, llega a ser el novio y la Iglesia es su novia. El matrimonio, entonces, no es solamente la unión del hombre y la mujer, sino la unión de Dios con la humanidad: el pacto de Dios con su pueblo expresado en el pacto de Cristo con la Iglesia. Cristo no es un símbolo de Dios, Él es Dios. La Iglesia no es un símbolo de la humanidad, pero su núcleo verdadero, porque la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, por el cual la humanidad está unida con Cristo mismo.

Por lo tanto, un matrimonio verdadero entre hombre y mujer, vivido en fidelidad, confianza mutua, apoyo y amor, es un testigo precioso e imagen de la relación de la humanidad con Jesús y vivida en la Iglesia. El testimonio de la vida matrimonial refleja la caridad, el abrazo cariñoso, el perdón y el compromiso mostrado a todas las personas por Jesús. .

En esta edición de junio de El Mensajero honramos a nuestras hermanas y hermanos que han alcanzado aniversarios significativos en sus vidas matrimoniales. Estos hermanos y hermanas son el testamento vivo de las promesas hechas y mantenidas en alegría y pena, en esperanza y desilusión, en enfermedad y salud, para más rico o más pobre, hasta que la muerte les separe. La fidelidad de día a día de esposos cristianos de uno para con el otro no es ostentosa o llamativa, pero es el fortalecimiento tranquilo y progresivo del alma a su nivel más profundo, más íntimo. Casados en Cristo, los esposos levantan el uno al otro de la confusión del mundo donde a menudo la eficiencia tiene más valor que las personas, donde a menudo "tener" tiene más valor que "dar", donde la auto-indulgencia tiene mayor valor que el auto-sacrificio. La pareja casada llega a ser una nueva comunidad que es un hogar verdadero, la Iglesia Doméstica. "El matrimonio y la familia son donde la fe encuentra su hogar y donde la Divina Presencia vive en el amor entre esposo y esposa, padres e hijos". (Discurso del Rabino el Señor Jonathan Sacks en una conferencia internacional en el Vaticano con el título: "La Complementariedad del Hombre y la Mujer" auspiciada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, noviembre 17-19, 2014).

La unión solemne del hombre y la mujer constituye un estado "escrito en la naturaleza misma del hombre y la mujer como vinieron de la mano del Creador. El matrimonio no es una institución meramente humana a pesar de las muchas variaciones que puede haber sufrido a través de los siglos en diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales". (Catecismo de la Iglesia Católica, No.1603). Por esta razón, el amor del esposo y la esposa refleja el amor entre Cristo y la Iglesia. Porque Cristo lo quiere, el matrimonio es uno de los Siete Sacramentos". (Catecismo Católico para Adultos de los Estados Unidos, p. 281).

Hoy damos gracias a Dios por nuestras parejas casadas que han sido testigos del compromiso solemne del matrimonio por sus propias vidas y el número de años de sus matrimonios. Por estas uniones sagradas la familia humana ha sido enriquecida, nueva vida ha entrado en el mundo para cuidar a aquellos que han envejecido y continuar la belleza y el ritmo de la vida por la creación más noble de Dios, la persona humana. Por los que no han sido bendecidos con hijos, su expresión poderosa de amor, fidelidad, auto-sacrificio y amor del prójimo son ejemplos maravillosos para nuestra gente joven en la familia de Dios, y estas parejas participan en las familias extendidas que han enriquecido todas nuestras vidas. Todos somos gente de familia.

Les damos las gracias por proclamar en sus vidas diarias la belleza, la bondad y las verdades del matrimonio, en maneras incontables, heroicas y ordinarias, en tiempos buenos y malos; ustedes dan testimonio del don y la bendición que han recibido de la mano de Dios. Que Dios siga bendiciéndoles y bendiciendo a sus queridas familias.

Al escribir sobre el matrimonio y la familia, hay que reconocer que criar una familia hoy día es un trabajo cooperativo extraordinario con Dios que a veces es muy difícil. Los padres trabajan tan duramente, se preocupan tanto y rezan incesantemente por sus hijos. Cuántas veces ellos se preguntan si su amor es apreciado, y hasta si es reconocido. A veces es que años después ellos realizan cuanto ellos lograron. Pero incluso frente a las dificultades y desilusiones, el amor de los padres nunca termina. Hay muchos que han aceptado este reto en medio de creciente pobreza donde criando un hijo va a la par con la lucha para proveer las necesidades diarias del niño. Rezo que la Comunidad de la fe, la familia extendida, apoyen los esfuerzos de las madres y padres para guiar, inspirar y educar a sus hijos en el conocimiento y la verdad de Jesucristo, como también para proveer oportunidades para que los padres puedan crear un hogar saludable y seguro.

También quiero dirigir unas palabras cordiales a aquellos que sufren y han sufrido dificultades maritales y, a pesar de sus mejores esfuerzos, ahora han de aceptar la tarea de ir por sí solos. No es para nosotros juzgar duramente las pruebas y cruces sufridas por otros. El juicio duro, chismes y calumnias crean la madera que pone cruces adicionales sobre los que ya están sufriendo. Más bien lo que se necesita es apoyo con oración, un corazón compasivo tan bonito reflejado en las palabras del Santo Papa Juan Pablo II: "Que la Iglesia rece por ellos y demuestre ser ella misma una madre misericordiosa y así sostenerles en fe y esperanza". (Familiaris Consortio, p. 159).

Cuando contemplamos el Sacramento del Sagrado Matrimonio y los compromisos hechos en el matrimonio, como también los retos que son una consecuencia de este compromiso, debemos rezar también por aquellos que se van a comprometer al servicio de la Iglesia en el Sacramento de las Órdenes Sagradas. El 6 de junio, 2015, a las 10 a.m. en la Catedral del Sagrado Corazón, Arthur Sandoval Cuestas va a ser ordenado al Diaconado Permanente; los que van a ser ordenados Diáconos Transicionales son: Justin Daniel Miller, Jorge Iván Ramírez Velásquez y Janier Erick Viloria Romero.

El 20 de junio, a las 10:30 a.m. en la Catedral del Sagrado Corazón el Diácono Michael Gerard Fowler, el Diácono Matthew Francis Jones, el Diácono Daniel Ruiz Sierra y el Diácono Carlos Mario Sánchez Betancur serán ordenados al Sagrado Sacerdocio.

Les invito a unirse con nosotros para estas Misas Solemnes de Ordenación. Su presencia sería un apoyo tremendo para estos futuros diáconos y sacerdotes.

En nombre de todos nuestros ordenados, pido sus oraciones para que ellos siempre reflejen el ministerio sacrificial del Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo. Que ellos tengan ante sus ojos las palabras de Benedicto XVI en la ocasión de la Misa Solemne de Inauguración celebrando su elección como Pastor Supremo: "Sí, el propósito de nuestras vidas es revelar a Dios a los seres humanos. Y solamente donde Dios es visto, la vida comienza verdaderamente. Solamente cuando encontramos el Dios viviente en Cristo sabemos lo que es vida". Ahora este mismo tema es repetido por el Papa Francisco en el párrafo que comienza su Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium, La Alegría del Evangelio: "La Alegría del Evangelio llena los corazones y vidas de todos los que encuentran a Jesús. Los que aceptan su oferta de salvación están liberados de pecado, pena, vaciedad interna y soledad. Con Cristo la alegría siempre nace de nuevo".

Permítame una vez más reiterar que durante este Año de Vida Consagrada estamos llamados a expresar nuestra apreciación por los años innumerables de servicio que han sido dados y siguen siendo dando aquellos con votos de vida religiosa. Cuando reflexionamos en nuestras propias vidas, estoy seguro que hay un número de instancias donde mujeres y hombres religiosos nos revelaron la presencia de Jesús, en hospitales, hogares de ancianos, o escuelas; en dar la mano al pobre, al huérfano, al extranjero, a la madre no-casada, o dondequiera existió una necesidad llamando por la caridad de Cristo. Ruego para que nuevas filas de mujeres y hombres consideren una vocación religiosa con el apoyo de nuestras oraciones.

Invocando la intercesión de Nuestra Madre María, cuya fidelidad a su Hijo inspira cada vocación, quedo, con una garantía de mis oraciones y pidiendo que me recuerden en sus buenas oraciones,

Devotamente suyo en Cristo,

+ El Reverendísimo Salvatore R. Matano

Obispo de Rochester

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