Muchas vocaciones en servicio a la iglesia

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Durante este mes de mayo dedicado a Nuestra Madre María — y anticipando el Día Mundial de Oraciones por las Vocaciones el 11 de mayo — estamos muy conscientes de que a través de su acto de aceptación, respondiendo al anuncio del Ángel Gabriel de que ella sería la Madre de Dios, María contestó "¡Hágase tu voluntad!" Su "sí" permitió que la Palabra se hiciera carne y habitara entre nosotros.

Sacerdotes, religiosas, y laicos, a través de las vocaciones que han seleccionado, permiten que la Palabra de Dios habite entre nosotros. A través de la vocación sacerdotal, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo verdaderamente presente entre la comunidad de fieles. El perdón de Cristo se renueva en cada confesión sacramental y los enfermos son consolados a través del sacerdocio en el sacramento de la unción de los enfermos. En cada celebración de la rica vida sacramental de la iglesia, la vida de fe se nutre a través de aquellos que han respondido al llamado de Jesús para que le sigan. "Los Evangelios presentan la vocación como un encuentro maravilloso entre Dios y los seres humanos. Este es el misterio de ser llamado, el misterio que involucra la vida de todo cristiano, pero que se manifiesta con mayor claridad en aquellos que Cristo invita para que dejen todo atrás y le sigan más de cerca. Cristo siempre ha escogido a algunas personas para que trabajen junto con él de una manera más directa para la realización del plan de salvación del Padre" (Pastoral Guidelines for Fostering Vocations to Priestly Ministry, United States Conference of Catholic Bishops, 2013, p. 7 — vea "Read More" cita al final).

Uno no es ordenado para su progreso personal, sino para el servicio al pueblo de Dios. El sacerdocio y la iglesia están íntimamente ligados y esta unión solemne – reflejando el amor de Cristo por su esposa la iglesia – alcanza su culminación en la santa Misa, el sacrificio eucarístico. La consagración del sacerdote a la iglesia se torna en la consagración del pan y el vino creando el sacramento final de unión. A través de la unión del sacerdote con Cristo los fieles entran en comunión con el Señor Jesús. Por lo tanto, "el sacerdote sirve la comunión de la Iglesia en el nombre de Jesucristo. El Señor llama al sacerdote personalmente y le trae a una relación personal consigo mismo, con la experiencia de hermandad apostólica y con la misión personal cuyo origen es supremamente Trinitaria" (Ibíd., p. 9). La vida de la Trinidad se convierte en nuestra vida cuando entramos en el amor místico de las tres personas.

En su servicio a la iglesia, el sacerdote es apoyado y ayudado por el número incontable de mujeres y hombres consagrados, que, por votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia sagrada, se dan de lleno para construir el Reino de Dios: en oración contemplativa, asistiendo a los enfermos y los moribundos, enseñando dentro y fuera del salón de clase, visitando los olvidados, aconsejando a los atribulados, apoyando la vida familiar y asegurando atención para los que no tienen hogar y los vulnerables. Los sacerdotes y los religiosos se unen en su amor por el pueblo de Dios, que se inició con su amor por su vocación. En la historia de la iglesia en estos Estados Unidos, las mujeres y hombres religiosos fundaron escuelas, hospitales y casas para los niños y los abandonados. A menudo haciendo frente a grandes dificultades — incluso incluyendo prejuicios y animosidad — causaron que sus enemigos en muchos casos se convirtieran en sus grandes partidarios por sus logros heroicos extendiéndose mas allá de los límites de la iglesia.

Como seguimiento al Concilio Vaticano Segundo, el ministerio del diaconado permanente fue revisado. En nuestra diócesis, los diáconos permanentes, con el apoyo de sus esposas y familias, sirven en nuestras parroquias, hospitales, casas de salud y prisiones, así también como en muchos otros programas de alcance auspiciados por las Caridades Católicas de la diócesis. Ellos traen a muchas de nuestras comunidades la presencia de Jesús en lugares donde ordinariamente la gente no llegaría a conocer el amor de Jesús por ellos. En las prisiones, donde la desesperanza se siente profundamente, nuestros diáconos traen un rayo de luz, y los encarcelados se dan cuenta de que la conversión es siempre posible. Mientras están encarcelados, los confinados se dan cuenta de que ninguna pared puede evitar que Jesús entre. Y es así que nuestros diáconos entran en situaciones que claman por un vistazo de Jesús, una voz que hace eco del mensaje y la tranquilidad de que no todo está perdido y que la vida eterna en Cristo es posible.

Pero no olvidemos al número incontable de personas laicas que están dispuestas y listas para apoyar a sus hermanos y hermanas en el ministerio: las comunicaciones diarias, los que dan sus talentos y pericia para edificar la iglesia, los que hacen la limpieza después de cada función de la parroquia, los que nunca dicen no cuando se les pide que sirvan de algún modo en la vida de una parroquia. Y entre esta gente maravillosa se encuentran los que oran incesantemente por las vocaciones al sacerdocio, la vida religiosa y el diaconado permanente. Ellos se dan cuenta de que la Iglesia Católica pierde su identidad sin la Eucaristía y el sacerdocio, apoyados por los otros ministerios en la iglesia todos los cuales derivan su fortaleza de la sagrada Eucaristía.

Durante este mes de mayo, celebramos los jubileos de nuestros sacerdotes y mujeres religiosas, un testimonio viviente de Cristo en nuestro mundo. También reconocemos a aquellos que luego de tantos años de servicio dedicado han alcanzado el estatus de persona de edad avanzada. ¿Pero, quien les reemplazará? ¿Quién de entre nuestra gente joven dará un paso adelante y dirá, "Hágase tu voluntad"?

Recientemente asistí a una reunión regional de sacerdotes. Sentados a la mesa había sacerdotes que enriquecen nuestro presbiterado de Ghana, Nigeria, Kenia, Vietnam, Springfield en Massachusetts y yo, el trasplantado de Vermont/Rhode Island. ¿Quién faltaba? ¡Un sacerdote de la Diócesis de Rochester! Y sin embargo, cuando visito a las parroquias, muy a menudo esta gente me pide que les envíe un sacerdote o implora que su sacerdote se quede en su parroquia. La pregunta que hago es ésta: "¿Cuándo fue la última vez que esta parroquia envió un hombre joven a estudiar para el sacerdote?"

"Por su parte, la parroquia es el lugar por excelencia donde se proclama el Evangelio de la vocación cristiana y, en particular, donde se presenta el ideal del ministerio sacerdotal. Es el terreno fértil donde se desarrollan y maduran las vocaciones, por la condición de que reúne ‘la familia de Dios como una hermandad inflamada con un solo ideal, y a través de Cristo en el Espíritu… le conduce a Dios el Padre’ y, por lo tanto, debe ser caracterizada por un modo de vida como el de los primeros cristianos (vea Hechos 2:42; 4:32)" (Ibíd., p. 17).

Si bien se aprecia las diversas hermosas vocaciones y estados en la vida de la iglesia, debemos orar específicamente por las vocaciones al sacerdocio y el juramento a la vida consagrada. Las vocaciones están presentes, pero nuestra gente joven debe ser animada, porque en sus vidas agitadas diarias, estas vocaciones pueden estar muy lejos de sus pensamientos. "Esta compasión de la gente joven por las condiciones de los débiles y pobres está creciendo. Muchos se presentan listos para servir, para identificarse con las alegrías y dificultades de sus vecinos en la vida" (Ibíd., p. 19). Con tal generosidad de corazón, nuestra gente joven está lista para escuchar el llamado de Cristo para ser sacerdotes, y nuestras mujeres jóvenes para continuar el bello testimonio de la vida religiosa.

También les pido que oren por nuestros seminaristas, que, con un corazón generoso, se están preparando para servir al Señor como sacerdotes. Ellos han aceptado el llamado al servicio en un mundo que a menudo no está receptivo a las palabras del Evangelio. El reto que confrontan es grande y ellos dependen de nuestras oraciones y apoyo. Nuestra diócesis también está bendecida con seminaristas de otros países que se han comprometido a preparase para el ministerio sacerdotal en la Diócesis de Rochester. Pero esto no nos excusa de fomentar nuestras propias vocaciones al sacerdocio.

Ruego que el gran ejemplo de nuestros sacerdotes y religiosas que celebran su jubileo, inspire a nuestros hombres jóvenes a seguir el llamado de Cristo como sacerdotes y a las mujeres jóvenes a abrazar la promesa de la vida religiosa consagrada. ¡Por favor únanse a mí en expresar nuestra gratitud a los celebrantes de su jubileo por sus muchos años de servicio fiel! Por sus vidas de dedicación en servicio a la iglesia nuestra diócesis ha sido enriquecida y la proclamación del Evangelio escuchada y recibida por tantos.

Renovando mi propia gratitud por su fe profunda y participación en la vida de la iglesia, quedo

Devotamente suyo en Cristo,

+ Reverendísimo Salvatore R. Matano

Obispo de Rochester

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El documento USCCB completo "Pastoral Guidelines for Fostering Vocations to Priestly Ministry" puede encontrarse en http://bit.ly/1i1EGEi bajo el título de "Resources".

Día especial se centra en las vocaciones

El propósito del Día Mundial de Oraciones por las Vocaciones es cumplir públicamente la instrucción del Señor de, "Rueguen al Señor de la siembra para que envíe obreros para hacer su cosecha" (Mt 9:38; Lc 10:2). Como el clímax a una oración ofrecida continuamente por toda la iglesia, la misma afirma la primacía de la fe y gracia en todo lo que concierne a las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Si bien aprecia todas las vocaciones, la Iglesia centra su atención este día en las vocaciones a los ministerios ordenados (sacerdocio y diaconado), a la vida religiosa en todas sus formas (masculina y femenina, contemplativa y apostólica), a las sociedades de vida apostólica, a los institutos seculares en su diversidad de servicios y miembros y a la vida misionera, en su sentido particular de misión "ad gentes".

Este año marca el 51o Aniversario del Día Mundial de Oraciones por las Vocaciones.

NOTA DE LA REDACCIÓN: La información ofrecida arriba se obtuvo de la página web de la U.S. Conference of Catholic Bishops. Para información adicional sobre el Día Mundial de Oraciones por las Vocaciones así como otros recursos sobre las vocaciones, visite www.usccb.org/vocations.

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