Septiembre 2021
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El 12 de septiembre de este año se cumplirán dos años desde que la Diócesis se declaró en bancarrota bajo el Capítulo 11 del Código de Quiebras de los Estados Unidos para abordar de la mejor y más justa manera posible las ahora aproximadamente 475 reclamaciones (este es el número de reclamaciones, no el número de personas acusadas) presentadas contra la Diócesis por los sobrevivientes de abuso sexual infantil por parte del clero, religiosos y laicos.
Durante estos dos últimos años, todas las partes involucradas se han visto seriamente afectadas, ciertamente los sobrevivientes, nuestros sacerdotes y otros en los ministerios diocesanos que no han tenido parte en estos actos atroces, pero que continúan sirviendo diariamente a los fieles, y verdaderamente, mis hermanas y hermanos, todos ustedes con razón escandalizados y su fe sacudida por aquellos que violaron un cometido sagrado y traicionaron su promesa de servir fielmente a Nuestro Señor y a Su Iglesia. Naturalmente, todo el mundo quiere una resolución, especialmente los supervivientes. Llevar este proceso a una conclusión ha sido una tarea larga y ardua, agravada aún más por la pandemia de Coronavirus. No obstante, se llevaron a cabo siete sesiones de mediación con el Comité Oficial de Acreedores No Garantizados designado por la Oficina del Fiduciario de los Estados Unidos, que comprende varios sobrevivientes representativos, junto con las aseguradoras y la Diócesis. Lamentablemente, estas sesiones celebradas virtualmente no resultaron en un acuerdo de conciliación.
Para adelantar el proceso, en una audiencia realizada por teléfono el 9 de julio pasado, el juez de quiebras de los Estados Unidos Paul Warren ordenó a las partes interesadas que volvieran a la mediación en persona con el juez de quiebras de los Estados Unidos Gregg Zive en Reno, Nevada, donde reside el juez Zive. Sin embargo, debido a las recientes oleadas de Coronavirus, especialmente en localidades como Reno, Nevada, la mediación continuará según lo programado del 31 de agosto al 2 de septiembre, pero se han hecho arreglos alternativos para llevar a cabo la mediación. Les pido sus oraciones para que estos días sean productivos y despejen el camino hacia una resolución final, con compasión y justicia para los sobrevivientes, al mismo tiempo que se asegure que los ministerios sacramentales, espirituales, catequéticos, pastorales y caritativos de la Diócesis continúen por el bienestar de toda nuestra familia diocesana.
Lo siento mucho y nuevamente pido disculpas a las sobrevivientes de abuso sexual infantil por el dolor, la ansiedad, la angustia e incluso la pérdida de fe que ellas, así como sus familias, han sufrido durante estos años. Mientras renuevo mi disculpa especialmente a nuestros sobrevivientes, oro para que lleguemos a una conclusión que les brinde a ellos y a sus familias algo de esperanza, fe renovada y restaure su creencia de que Jesús nunca nos abandona, como Él es siempre fiel a Su promesa: “Y he aquí, estoy con vosotros siempre hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:20).
Este mes cumplo setenta y cinco años. De acuerdo con el canon 401, §1 del Código de Derecho Canónico, presentaré mi renuncia al cargo de obispo de Rochester a Su Santidad, el Papa Francisco. Entonces, es completamente la decisión del Papa Francisco con respecto a su aceptación de esta renuncia y cuándo entrará en vigencia. Varios otros obispos diocesanos en los Estados Unidos tienen más de setenta y cinco años y continúan hasta que el Santo Padre designe a sus sucesores. Todos esperamos y aceptamos en obediencia la voluntad de nuestro Santo Padre. Espero poder ayudar a la Diócesis a completar el proceso de bancarrota, aliviando así a mi sucesor de esta dolorosa situación. Suya será la tarea de reconstruir, y rezo, para que amanezca un nuevo tiempo y se pase este episodio tan triste de nuestra historia diocesana, pero siempre rezando a diario por todos los que sufrieron este período y tomando todas las precauciones para que los graves pecados del pasado no se repitan.
Al final, pongo mi confianza en el Señor y en Su Vicario en la Tierra, nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, repitiendo las palabras de nuestra Santísima Madre María, Nuestra Señora de los Dolores, “Hágase tu voluntad”. (Lucas 1:38).
Pidiendo sus oraciones y suplicando la intercesión de la Madre de Dios y nuestra Madre, y nuestro patrón diocesano, San Juan Fisher, quedo
Devotamente suyos en Cristo,
Reverendísimo
Salvatore R. Matano
Obispo de Rochester
Para obtener información adicional sobre la reorganización de la diócesis, incluidas las comunicaciones anteriores del obispo Matano, visite www.dor.org/reorganization.