A medida que llega el final del 2009, espero que sigan gozando de la nueva esperanza y vida que la temporada de Navidad nos trae.
Uno de los grandes temas de la historia de la Natividad es la luz que es Cristo que brilla en la oscuridad, trayéndonos nueva vida a todos. Ese tema continúa a medida que extendemos nuestra celebración de las Navidades. De muchas maneras, el mundo está tan oscuro ahora como lo estaba entonces. Pero la luz de Cristo sigue brillando ofreciéndonos esperanza y la promesa de que la oscuridad no triunfará.
En nuestra oración, en nuestro trabajo y en todas nuestras relaciones espero que las Navidades nos recuerden que Cristo se volvió como nosotros, para que nosotros nos podamos volver como él. Unidos a él por el bautismo, no solo recibimos su luz, sino que nos convertimos en portadores de luz.
Esta santa temporada y el comienzo del año nuevo, cada uno a su manera, nos invitan a recordar que debemos ser una luz para los demás. Esa llamada es una invitación a notar cualquier oscuridad que puedan experimentar los que nos rodean, y a estar dispuestos a dejar que nuestra humilde luz brille para ellos de una manera esperanzadora y alentadora.
Paz para todos.