Un mensaje de Navidad desde el Obispo Cunningham

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo en la Diócesis de Rochester,

Por los siglos pintores y escultores nos han dado unos numerosos imagines de la escena de la Navidad. El establo está presentado con María, José y el Niño Dios como las figuras centrales. Ángeles, pastores, reyes y generalmente animales cumplen la escena. ¡El establo está abierto! Podemos mirar por adentro y ver al Niño. Mirando, maravillamos a lo que Dios ha hecho para nosotros.

Con el nacimiento de este niño, Dios verdaderamente se ha sido "Emanuel, Dios con nosotros." Como un niño Dios ha nos cercado tanto que podemos dirigirnos al El en el lenguaje íntimo reservado para el vulnerable, tierno y hermoso infante. Tenemos acceso directo al corazón de este niño, y podemos hacernos sus amigos.

En esta época del ano, los recuerdos de las Navidades de nuestra juventud están presentes a menudo. Para muchos de nosotros, Navidad era un tiempo de mucha alegría. Nuestros recuerdos enfocan en la misa de Navidad en nuestras parroquias, los almuerzos de Navidad en casa con abuelos, tíos y primos, las recetas preparadas con cariño y compartidas cada año. Regalos fueron intercambiados, y los recuerdos sagrados de los seres queridos quienes pasaron a la vida eterna fueron compartidos con reverencia y alegría. Los recuerdos de Navidad casi nunca son olvidados por completo. Tal vez los pongamos a lado durante las ocupaciones de nuestro año, pero ellos emergen en Navidad para recordarnos de las bendiciones pasadas y para alegrar nuestros corazones.

Para mi personalmente la visita al pesebre en la iglesia parroquial de mi juventud sigue siendo una visita refrescante y un manantial de gozo sin restricciones. Aunque muchos de nosotros tenemos imágenes del establo y el pesebre en nuestros hogares, hay algo especial cuando uno entre la puerta de la iglesia parroquial — la puerta de la fe — y haciendo una visita a la escena del pesebre donde el recuerdo del nacimiento del Niño Dios está celebrado. Con el altar cerca, recordamos que este niño crecerá a ser un adulto y por su propia voluntad, dar su vida para nosotros. En el misterio de la Eucaristía, la venida de Cristo no está reservada solo para el pasado. Está celebrada cada día.

El Ano de la Fe, que estamos celebrando en este tiempo, usa la "puerta de la fe" como un imagen para la peregrinación que estamos invitado a hacer este ano. Esta puerta esta siempre abierta para nosotros, invitándonos a cruzar el umbral e entrar en una amistad y unión mas profundas con Dios. Es mi esperanza y oración que esta Navidad no solamente fortalece la fe de nuestra gente católica pero también sea el ímpetu para traer a otros por esta puerta a una intimidad más cercana con Dios.

Durante este tiempo de Navidad, rogaré que usted y sus seres queridos entrarán la "puerta de la fe" una vez mas y, con los recuerdos del pasado, ver con ojos renovados por la fe en el Salvador quien vino para liberarnos de nuestros pecados y traer la paz a nuestro mundo perturbado.

Una bendita Navidad para ustedes y para todos sus seres queridos.

Devotamente suyo en Cristo,

+Reverendísimo Roberto J. Cunningham

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