Los negocios y organizaciones locales y una campaña nacional sensibilizan a los compradores en la temporada de Navidad para que se eduquen sobre los orígenes de los productos que compran y los trabajadores que los hacen.
"Nos horrorizaríamos de saber cómo la gente es explotada para hacer llegar a nosotros las cosas que son parte de nuestras vidas diarias y hacen nuestras vidas más cómodas", dijo Chris Cox, director de la campaña nacional Human Thread (Fibra Humana). "Pero nosotros como consumidores, somos tristemente ignorantes".
La campaña fue fundada hace dos años por el Padre Michael Crosby, OFM Cap, de Milwaukee, como respuesta al colapso en el 2013 de una fábrica de prendas de vestir en Bangladesh que mató a más de 1,000 trabajadores, dijo Cox. Los trabajadores en Bangladesh todavía tienen un promedio de sueldo de solamente 24 centavos la hora, según la página web de Human Thread. La persistencia de condiciones peligrosas en el trabajo a que se enfrentan los trabajadores de sueldos bajos en otros países fue evidenciada por un fuego reciente en New Delhi, India, que mató a la gente que trabajaba y dormía en una fábrica improvisada, dijo Cox.
Como parte de su misión de crear una economía más justa y comunidades sostenibles, la campaña Human Thread trata de promover conocimiento del consumidor y crear solidaridad entre consumidores de ropa y la gente que la produce, según la información en la página web de la campaña, www.humanthreadcampaign.org. La campaña también exige que las compañías manufacturen sus productos en condiciones seguras de trabajo mientras que cuidan también de la tierra, dijo Cox.
"Queremos levantar ese velo un poquito" e informar a los consumidores sobre las condiciones inferiores en las fábricas de prendas de vestir. No se puede hacer un producto bueno en una fábrica mala. Hay una historia larga sobre la industria de prendas de vestir y las fábricas con demasiada frecuencia son malas".
Para lograr esto, la campaña Human Thread distribuyó centenares de peticiones en tarjetas postales a través de sus afilados, incluyendo el Centro Interreligioso para Responsabilidad Corporativa y la Oficina de Maryknoll para Preocupaciones Globales. Las tarjetas, que piden más opciones de comercio justo en los estantes de las tiendas, fueron enviadas a los directores ejecutivos de Macy y Kohl. Las tarjetas también intercedieron por salarios dignos para los trabajadores que hacen la ropa que venden las tiendas de departamentos, dijo él.
También el mes pasado los líderes de la campaña presentaron tarjetas en las oficinas centrales de Macy en la Ciudad de Nueva York, añadió él.
Con peticiones por tarjetas postales que continúan llegando a la oficina de la campaña en Milwaukee, Wisconsin, el último esfuerzo de la campaña está demostrando que los consumidores quieren hacer lo correcto y quieren dejarlo saber a las corporaciones, observó Marvin Mich, director de política social e investigación en el Centro Católico Familiar de Rochester. Mich participó por primera vez en la campaña cuando su amigo de muchos años, el Padre Crosby, pidió su ayuda para desarrollar la estructura teológica de la campaña.
Las corporaciones "responden a la presión del consumidor — Walmart está poniendo más cosas orgánicas en sus tiendas", comentó Mich. "Nosotros (los consumidores) tenemos mucho poder. Tenemos que usarlo para el bien".
La llamada de la campaña Human Thread para que los católicos compren ropa de compañías cuyos empleados trabajan en condiciones seguras y se les paga justamente "va en contra de nuestro deseo de tener gangas en la tienda", observó Mich. Alguna gente con ingresos bajos tiene que comprar cosas a los precios más bajos posibles sin considerar la fuente de estas cosas, reconoció él.
"Pero muchos otros darían la bienvenida a la oportunidad de comprar (productos) que están producidos en condiciones justas y donde los trabajadores son tratados propiamente", dijo Mich.
Ofreciendo productos de comercio legítimo a compradores locales es la meta de varias organizaciones y tiendas del área de Rochester que proveen alternativas para comprar en centros comerciales y tiendas grandes y apoyando también mejores condiciones de trabajo para los que hacen los productos.
One World Goods en Pittsford Plaza, por ejemplo, es una organización sin fines de lucro que vende productos hechos exclusivamente por artesanos en 50 países, incluyendo Guatemala, Méjico e India, según la información en la página web de la tienda (www.owgoods.org). Comercio justo significa que los artesanos reciben una porción justa del precio de venta para sus productos, declara la página web.
El Comité para América Latina de Rochester también vende en el área productos de comercio justo durante épocas festivas, incluyendo uno auspiciado por Metro Justice, dijo Paola Betchart, miembro del comité directivo de ROCLA y abogada del Centro de Justicia del Trabajador. Los productos vendidos por ROCLA están hechos por artesanos en Guatemala, Méjico, Ecuador y Haití.
"Estamos bombardeados por productos de los cuales sabemos muy poco sobre las condiciones laborales o la huella ecológica que han dejado para llegar a nuestras manos"’, dijo ella. "Es imprescindible que demandemos productos con conciencia social y respetuosos del medio ambiente. En el área de Rochester hay varias ferias artesanales donde podemos apoyar a los artistas locales y también adquirir productos de comercio justo".