Por Richard Szczepanowski
Catholic News Service
WASHINGTON — Cincuenta años después del asesinato del Reverendo Martin Luther King Jr. el 4 de abril de 1968, el gran defensor de los derechos civiles sigue siendo un destacado ejemplo de cómo vivir el Evangelio, según clérigos católicos y otros.
“Esta trágica pérdida (del Rdo. King) no calló su voz; ésta continúa sonando e inspirando a generaciones nuevas que confrontan los desafíos del prejuicio, la injusticia y la división hoy día”, escribió el Cardenal Donald W. Wuerl de Washington en su blog el 4 de abril.
Varias personas se reunieron al amanecer en el Monumento a Martin Luther King Jr., cerca del Paseo Nacional en Washington, para oración silenciosa para recordar la vida y el legado del Rvdo. King.
Líderes religiosos, incluido el obispo auxiliar Roy E. Campbell de Washington, dirigieron un mitin en el paseo antes de orar en el monumento. La Arquidiócesis de Washington se hizo presente en el mitin con un cartel que leía “Católicos Contra el Racismo”, y católicos del área metropolitana marcharon detrás de éste.
Algunos participantes llevaban letreros pequeños con el mismo mensaje.
Iglesias de todo el país repicaron sus campanas 39 veces cerca del anochecer simbolizando la edad del líder de los derechos civiles cuando fue asesinado en Memphis, Tennessee.
Numerosas iglesias y escuelas católicas participaron en el sonar de campanas. La Arquidiócesis de Chicago les pidió a todas sus iglesias y escuelas que sonaran sus campanas 39 veces y el Cardenal Blase J. Cupich de Chicago presidió un servicio ecuménico vespertino en una iglesia católica.
Otras iglesias que repicaron sus campanas fueron la Catedral de San Patricio en Nueva York y la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington.
Cerca del santuario está la sede de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, la cual anunció que se unía en solidaridad al tributo del santuario al “legado del Reverendo King y sus muchas contribuciones, incluyendo el principio de la resistencia no violenta”.
En Memphis, el Obispo Martin D. Holley, ex obispo auxiliar de Washington que ahora dirige esa diócesis, celebró Misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción, y luego se unió a líderes católicos y otros religiosos en una marcha hasta el Museo Nacional de los Derechos Civiles. El museo incluye el Motel Lorraine donde el Rvdo. King recibió el tiro y la casa de huéspedes cercana desde donde Ray disparó los tiros fatales.
El Arzobispo Salvatore J. Cordileone de San Francisco dijo que mientras la nación conmemora este cincuentenario “reconocemos que demasiada de nuestra realidad actual no es tan distinta a la de 1968. Muchos en nuestro país continúan sufriendo el racismo, la violencia y la discordia acompañados por sentimientos de desesperanza y desaliento”.
“Podemos hacer una contribución inestimable simplemente viviendo la civilidad que está en nosotros”, dijo un comunicado del arzobispo. “Nuestros tiempos están plagados de rencor, apodos ofensivos, denigración y polarización.
“Extraigamos fortaleza, dirección e inspiración del Dr. King siendo civilizados los unos con los otros, especialmente con aquellos que nos desagradan y con quienes discrepamos”, dijo. “De esta manera es que vivimos su testimonio de la no violencia en la vida cotidiana y así comprobamos que somos dignos de su legado”.
En Washington, monseñor Raymond East, párroco de la Parroquia Santa Teresa de Ávila, recordó cómo la capital de la nación fue una de las ciudades que tuvo disturbios, edificios incendiados y otra violencia cuando la gente reaccionó a las noticias de la muerte del reverendo King.
Tales sucesos “son recuerdos que están muy frescos” para algunos de sus feligreses, le dijo al Catholic Standard.
Monseñor East, quien en aquel momento estaba en el último año de la escuela secundaria en San Diego, recuerda no solo las protestas después de la muerte del reverendo King, sino también “el gran sentimiento de tristeza y la búsqueda de dirección sobre cómo hacer cambios pacíficamente”.
“Cincuenta años después, lo que ha sido claro es la visión que el Dr. King tenía de la ‘comunidad bienamada’ como un lugar, una condición del mundo en la cual reflejamos lo que rezamos en el padrenuestro —‘Venga a nosotros tu reino, así en la tierra como en el cielo’—”, dijo monseñor East.
El predicador bautista acostumbraba utilizar en sus discursos el concepto “comunidad bienamada” para denotar una sociedad donde el racismo y la discriminación acaban por medios no violentos y la reconciliación.
“Tenemos que mantener ese objetivo siempre frente a nosotros”, dijo monseñor East. “Es como mantener el sueño vivo cuando tomamos la idea de ‘comunidad bienamada’ como nuestro ideal”.
El sacerdote dijo que el reverendo King “nos enseñó a preocuparnos los unos por los otros y enseñó y diseminó la buena nueva de Jesucristo”.
“Cuando su familia fue amenazada — su esposa e hijos fueron escupidos y amenazados — él continuó amando. Ello evidencia su concepto del servidor sufrido”, dijo monseñor East. “Su fe fue puesta a prueba, pero él enfrentó la prueba con la gracia de Dios”.