Edificar unidad en iglesia, sociedad es clave para evangelización, dice el papa

Por Cindy Wooden
Catholic News Service

QUITO, Ecuador (CNS) –Los católicos nunca serán evangelizadores eficaces si están argumentando entre sí y no puede demostrarle al mundo cómo la fe en Cristo responde al anhelo humano de libertad y paz si están divididos, dijo el papa Francisco.

La Misa del papa el 7 de julio en el Parque Bicentenario de Quito fue llamada una Misa para evangelización, pero el papa insistió que los cristianos no convencerían a nadie del poder del Evangelio si no pueden demostrar con sus vidas y su comportamiento que la fe impulsa a las personas más allá del interés propio hacia la preocupación por los demás.

Los cristianos no ven el mundo a través de lentes rosados, dijo el papa, pero pueden soñar. Como Jesús, ellos ven los defectos del mundo, pero también como Jesús, aman el mundo que Dios creó.

"Es precisamente hacia este mundo turbulento que Jesús nos envía", él dijo. "No debemos pretender no ver o reclamar que no tenemos los recursos necesarios o que los problemas son demasiado grandes.

"En vez tenemos que responder tomando el grito de Jesús y aceptando la gracia y el reto de ser edificadores de la unidad", él dijo.

Evangelizar es vivir como hermanos y hermanas con todas las personas, él dijo. "Esta es la nueva revolución, pues nuestra fe es siempre revolucionaria, este es nuestro grito más profundo y perdurable".

Funcionarios eclesiásticos locales dijeron que más de 800,000 personas se reunieron en el parque, un antiguo aeropuerto, para la Misa. Ecuador es el tercer exportador mundial más grande de flores cortadas y las rosas son reinas, un hecho evidente por los pétalos de rosa esparcidos a lo largo del camino del papa, en las alfombras de pétalos de flores en la plataforma del altar y en los coloridos arreglos que decoraban hasta el pasadizo hasta la sacristía improvisada detrás de la tarima.

La congregación reunida para la Misa era igual de variada; miembros de diversos grupos indígenas y visitantes de otros países sudamericanos se arriesgaron ante un pronóstico de lluvia para orar juntos y con el papa. El papa Francisco llevaba una casulla con diseño indígena y la segunda lectura de la Misa fue en el idioma quechua.

Margarita María Jaramillo Escobar, de 58 años de edad, llegó con un grupo de 80 personas desde Medellín, Colombia, para orar con el papa.

"Esto es una peregrinación para nosotros", dijo Jaramillo, juez jubilada que ha sido ciega de nacimiento. "Vine a escuchar el mensaje del Santo Padre de amor, paz y misericordia".

Aquellos que se reúnen en torno al altar y comparten la Comunión debe estar unidos entre sí, poniendo a un lado los deseos mundanos de poder y disputas insignificantes para poder mostrarle al mundo la paz y la unidad que viene con la fe en Cristo, les dijo el papa Francisco.

La evangelización no es derribarle las puertas de la gente, él dijo, sino tocarlas suavemente y acercarse a "aquellos que están lejos de Dios y de la iglesia, que se sienten juzgados a priori por aquellos que se creen puros y perfectos".

En su homilía, reflexionando sobre la oración de Jesús durante la Última Cena de que sus seguidores serían uno de modo que el mundo creyera, el papa Francisco dijo que, aunque Jesús probablemente dijo la oración en voz baja, a él le gusta pensar que fue "más como un grito elevándose desde esta Misa que estamos celebrando en el Parque Bicentenario".

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