Grupos eclesiásticos llaman atención a desastre ambiental de Puerto Rico

Por Wallice J. de la Vega

Catholic News Service

CATAÑO, Puerto Rico (CNS) — Miembros de varios grupos católicos se unieron a representantes de más de 30 organizaciones para una caminata "para concienciar y llamar a la acción inmediata" para preparase para cambios climáticos "que ya estamos sintiendo" en esta isla caribeña.

A pesar de lluvia leve y un pronóstico de condiciones climáticas severas, miles de marchantes se reunieron el 30 de abril en el coliseo Cosme Beitía para recibir la bendición del reverendo Heriberto Rodríguez, de la Coalición Ecuménica e Interreligiosa de Puerto Rico antes de la caminata de unos 45 minutos hasta el parque La Esperanza.

Muchos marchantes le dijeron a Catholic News Service que su participación estaba directamente vinculada con la exhortación del papa Francisco a proteger el medioambiente, según expresado en su encíclica "Laudato Si’, sobre el cuidado de nuestra casa común".

"Estamos aquí para compartir este momento con toda esta gente, siguiendo las instrucciones del papa Francisco sobre cuidar el medioambiente de nuestro planeta, que él dice que es la casa de todos", dijo a Catholic News Service padre Jaime Rodríguez Ricope, de la cercana parroquia Nuestra Señora del Carmen.

La caminata fue coordinada por Enlace Latino de Acción Climática (ELAC), movimiento de grupos religiosos, artísticos, comunitarios, académicos y científicos liderado por El Puente, organización activista con sede en Ciudad de Nueva York. El evento fue producido en colaboración con el Consejo de

Cambio Climático de Puerto Rico.

La iglesia católica de Puerto Rico ha sido una voz fuerte dentro de un amplio grupo de organizaciones involucradas en la preservación y la educación ambiental.

"Escuchar a la máxima autoridad, por decirlo así, dentro de la iglesia, que hable y ponga el tema del ambiente en boca de todos es una gran contribución", dijo la hermana dominica Lissette Avilés, delegada del arzobispo Roberto González Nieves de San Juan ante la ELAC.

Anticipando la encíclica del papa Francisco hace un año, el arzobispo Gonzáles inició la Pastoral Ecológica. Su primer programa le ofreció a sacerdotes y administradores parroquiales un taller para "orientar, motivar y encaminar el que las parroquias puedan ser lugares ecológicamente sostenibles logrando así espacios con conciencia ecológica".

Sor Lissette enfatizó que la ELAC no es un esfuerzo estrictamente católico, sino "un trabajo, una reflexión y un camino que se ha hecho desde el ecumenismo", ella dijo.

"Que la gente de base de fe se una a este proceso era casi obligatorio", ella dijo. "Nos toca el cuidado de la creación, que no lo veamos meramente como naturaleza y ecología, sino que sea esa mayordomía de la creación".

En Puerto Rico, sin embargo la causa ambiental ha tomado un segundo plano ante el rugido más amplio causado por el caos financiero actual. No obstante, este territorio estadounidense también enfrenta retos relacionados con el clima, tanto naturales como causados por humanos. Algunos expertos ecológicos han llamado el conjunto de retos "una bomba de tiempo climática".

Titulares noticiosos recientes han llamado la atención a la alarmante erosión costera de la isla, la cual ha sido atribuida a elevados niveles del mar.

Aunque la causa principal de los niveles ascendentes del mar ha sido vinculada científicamente con el derretimiento de las capas polares debido al calentamiento global, un informe de 1999 de The Coastal Society le advirtió a Puerto Rico que "las operaciones industriales de remoción de arena (para proyectos de construcción) han removido los frágiles ecosistemas de las dunas alrededor de la isla". El informe también decía que la pérdida anual de tres pies de playas arenosas era común en muchas zonas de la isla.

Sin embargo, en informes noticiosos recientes la oceanógrafa Maritza Barreto, de la Universidad de Puerto Rico, dijo que 16 pies de playas puertorriqueñas se están perdiendo ante los elevados mares en años recientes, algo que ella dijo que nunca había visto durante sus 20 años de investigación.

El escándalo ambiental más reciente en surgir aquí se relaciona con cenizas de carbón emitidas por la productora de electricidad AES Puerto Rico en la costa sureste. El Centro de Periodismo Investigativo, ubicado en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, informó que cuando la compañía comenzó producción en el 2002 su contrato con la compañía eléctrica pública local estipulaba que todos los residuos de la quema de carbón no serían desechados en Puerto Rico.

Una enmienda al contrato fue firmada privadamente por ambas partes en julio del 2015, permitiendo que AES tirara la ceniza de carbón localmente.

Los desechos continúan siendo descargados en 11 basureros municipales, en predios de terreno baldío, en ríos y se está usando como relleno en la construcción de viviendas, carreteras y puentes.

Aunque pruebas realizadas por científicos de la universidad Vanderbilt en Tennessee y de los laboratorios ARCADIS en Carolina de Norte han encontrado que los desechos contienen metales pesados — incluyendo cloruro, cromo, litio, selenio y talio — en niveles que exceden 9,000 veces los estándares federales de seguridad, ni la Agencia para la Protección del Ambiente y la Junta de Calidad Ambiental local han calificado la ceniza de carbón de AES perjudicial a los humanos.

Otro proyecto, un incinerador de basura a gran escala a ser construido aproximadamente a una milla del centro urbano de Arecibo, en la costa norte, todavía está vivo a pesar de luchas judiciales y amplia oposición de vecinos y grupos ambientales.

La resistencia comunitaria comenzó allí en el 2009, cuando la compañía Energy Answers International, con sede en Albany, Nueva York, le propuso un contrato "de basura a energía" a la compañía eléctrica de Puerto Rico. El gobierno declaró una "emergencia energética", logró aprobar un acuerdo "agilizado" de 30 años y aprobó y emitió los permisos de construcción.

Al 3 de mayo la compañía había retrasado la construcción debido a cuestiones judiciales sobre su declaración de impacto ambiental y el uso de agua proveniente de un caño natural cercano.

La caminata ambiental local fue planificada como extensión de la firma de 175 países del histórico Acuerdo de París sobre Climático en la ONU el 22 de abril.

Justo antes de la ceremonia de firmas, líderes representando 15 organizaciones religiosas redactaron y circularon mundialmente la Declaración Interreligiosa sobre Cambio Climático a los Líderes Mundiales. La declaración, emitida ampliamente el 18 de abril, contiene las firmas de 270 líderes religiosos, 176 grupos religiosos y más de 4,000 individuos.

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