José Burgos Rivera, 91; patriarca de familia

ROCHESTER — José Burgos Rivera, el patriarca de una familia latina local que produjo varios líderes de la comunidad, falleció el 2 de enero, 2014, a la edad de 91 años.

El Sr. Burgos nació el 10 de noviembre, 1922, en Aibonito, Puerto Rico, y fue uno de 11 hijos, de acuerdo a información ofrecida por su hija, Vilma Burgos.

Justo antes de cumplir 18 años, se enlistó en el Ejército de Estados Unidos y sirvió en el Regimiento 65 de Infantería por seis años, dijo su hijo Roberto Burgos. Añadió que el servicio de muchas maneras abrió los ojos a su padre.

Una vez que su contingente puertorriqueño se entrenó en Panamá, el Sr. Burgos encontró racismo por primera vez cuando estaba estacionado en New Orleans. A su buen amigo, que tenia piel más oscura, no le era permitido ocupar un autobús dedicado a "blancos solamente", dijo Burgos.

"Él rehusó subir al autobús si su amigo no podía subir", dijo Roberto Burgos. "Ellos se fueron y él expresó que eso estaba mal… pero ellos estaban ahí para hacer un trabajo y eso no iba a evitar que ellos hicieran lo que tenían que hacer."

Pronto después del incidente, ellos fueron al teatro de guerra europeo de la Segunda Guerra Mundial. El Sr. Burgos sirvió en África del Norte, Italia y Francia antes de ser estacionado en Alemania donde se desempeñó como explorador en las líneas del frente, explicó Roberto Burgos. Terminada la ocupación, él siguió su servicio por tres años más y llegó a conocer bien a la gente alemana, añadió su hijo. El Sr. Burgos aprendió a hablar el alemán con fluidez.

"Antes de que la guerra fuera declarada, Alemania era el enemigo y él fue a pelear contra los alemanes", dijo su hijo." "Después de la Guerra, él fue parte de las fuerzas de ocupación, y se convirtió en el pacificador. Deseaba hacerse amigo de los alemanes. Hizo todo lo posible para conocer a alemanes civiles. … Y salió con un mejor entendimiento de lo que la guerra significa".

Después de la guerra, él abrió la primera tienda de comestibles en Asomante, Puerto Rico, donde conoció a su futura esposa, Liduvina Bonilla-Santiago, dijo Vilma Burgos. Estuvieron casados 66 años.

El Sr. Burgos mudó a su familia a Rochester en el 1954 y empezó a trabajar junto a su hermano, Víctor, en una repostería en la Avenida Joseph por unos años. A través de ese trabajo se hizo amigo de dos oficiales electos y obtuvo un empleo en el departamento de parques y recreo de la ciudad en el 1959, dijo su hijo.

Trabajó ahí por 27 años y subió de puesto hasta llegar a ser jefe del equipo, aunque había rehusado tomar los exámenes de servicio civil, dijo Roberto Burgos. Eventualmente, sus supervisores decidieron darle un examen oral, el cual aprobó, y finalmente recibió el acenso que buscaba, añadió su hijo.

"Él sobrepasaba a todos los demás", dijo Roberto Burgos. "Cuando vino a casa y dijo, ‘Ellos finalmente me ascendieron basado en lo que sé y he demostrado’, todos estábamos muy orgullosos de él".

Su padre también se sintió orgulloso de que dos de sus hijos terminaron por trabajar para la Alcaldía de la Ciiudad. Luis Burgos fue juramentado comisionado de parques y recreo el día que su padre cumplió años — 50 años después de que el Sr. Burgos fuera el primer hispano que trabajó para ese departamento, dijo Vilma Burgos, que trabaja con su hermano, Alfred, en el negocio del cual él es dueño, Burgos Income Tax Inc.

El Sr. Burgos también tuvo otros trabajos ocasionales para poder costear la crianza de siete hijos y un sobrino que adoptó a una edad joven, observó Roberto Burgos. Él ayudó a sus hijos a obtener empleos a través de estas conexiones, y Roberto Burgos trabajó junto a su padre después de las horas escolares limpiando edificios de oficinas cuando tenía 17 años de edad.

Ese trabajo le permitió comprar un Mustang, y su padre firmó conjuntamente el préstamo, añadió.

"Nos enseñó que no había vergüenza en el trabajo, independientemente de lo que fuera, limpiar los pisos, pasar el estropajo, lo que sea uno está trabajando", dijo Roberto Burgos, "Se está ganando la vida. Fue trabajo manual, trabajo duro, pero eso estaba OK".

A través de sus muchos amigos diferentes, el Sr. Burgos también enseñó a sus hijos a través de sus acciones, no con palabras, a juzgar a la gente por su carácter solamente.

"Todos crecimos así, sintiéndonos bien con todo tipo de persona. Fue un gran valor que impartió a todos sus hijos", dijo Roberto Burgos. "Nunca hablamos de eso pero todos tenemos una gran diversidad de amigos queridos de todas las clases".

Luego de su retiro en el 1986, su padre compró un camión pick-up y siguió ayudando por muchos años a sus familiares y amigos cuando lo necesitaban, dijo Roberto Burgos. Hace dos años, fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson.

"Fue luchador hasta lo último, un sobreviviente", comentó Roberto Burgos. "Hizo lo mejor que pudo con lo que tenía para trabajar en términos de estatus social, estatus económico y circunstancias de vida. Dondequiera que se encontraba él trataba de hacer lo mejor que podía".

José R. Burgos, su sobrino, murió antes que él. Le sobreviven su esposa; hijas y yerno, Vilma y Cathy y Rick Rivera; y los hijos y nueras, J. Roberto y Sonia Burgos, Víctor y Gladys Burgos, Alfred y Ana Burgos, Edwin "Chu" Burgos y Luis Burgos; 17 nietos, 36 tataranietos.

Donativos en memoria del Sr. Burgos pueden ser hechos al Veterans Outreach Center, 459 South Ave., Rochester, NY 14620.

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