El primer caso del coronavirus (COVID-19) en el oeste de Nueva York se confirmó el miércoles 11 de marzo por la noche, en un hombre de Rochester que regresó recientemente de Italia. En respuesta a esta noticia, el Dr. Michael Mendoza, comisionado de salud pública del condado de Monroe, recomendó la cancelación de todas las reuniones de más de 50 personas. Más tarde ese día, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció una prohibición estatal de reuniones de 500 o más personas, y ha reducido a la mitad la capacidad legal de las instalaciones con una ocupación máxima de menos de 500.
Debido a las preocupaciones crecientes, continuo consejo médico, además de las restricciones locales y estatales gubernamentales en cuanto a limitar las reuniones sociales publicas para evitar el rápido desarrollo de contagio por COVID-19, todas las misas de la diócesis de Rochester están suspendidas desde el 16 de marzo hasta nuevo aviso.
Las iglesias permanecerán accesibles para oración privada, pendiente a las regulaciones locales y a la discreción pastoral o administrativa.
Durante este tiempo, funerales y bodas podrán celebrarse; pero no mas de 50 personas podrán asistir por ordenanza de la capacidad limite establecida por el estado de Nueva York el 16 de marzo de 2020. Seguida por las precauciones estrictas establecidas por la diócesis de Rochester el 12 de marzo, 2020. Restricciones podrían cambiar posteriormente.
La diócesis ha proporcionado a los líderes de la parroquia un conjunto de pautas de precaución (http://bit.ly/39YSJt9) en un intento por evitar la propagación del virus
Las pautas, publicadas el 12 de marzo por el Padre Paul Tomasso, vicario general diocesano, sugieren que aquellos que están enfermos por cualquier enfermedad permanezcan en casa, y aquellos que se sienten en riesgo por la exposición al virus, especialmente los ancianos y los más vulnerables, también deben quedarse en casa.
Las pautas establecen que las fuentes de la iglesia para el agua bendita deben vaciarse, limpiarse y cambiarse regularmente, y pueden vaciarse o eliminarse.
También se alienta a los católicos a sentarse de una manera que no sea propicia para la propagación de gérmenes.
“El tamaño de muchas de nuestras iglesias y el número de asistentes permite un ‘distanciamiento social’ apropiado y se debe aconsejar a los fieles que se sienten como corresponde”, establecen las directrices.
Además, las misas y otras actividades que han sido planificadas por las parroquias, escuelas e instituciones católicas han sido aplazadas o canceladas.
Nuevas notificaciones serán provistas cuando sea necesario.