La pobreza, crisis de opiáceos impulsan la falta de vivienda en Rochester

ROCHESTER — A pesar de los esfuerzos de la comunidad para satisfacer mejor las necesidades de las personas sin hogar, los intercesores por la justicia social y los directores de albergues dicen que el número de personas que carecen de vivienda está aumentando debido a la pobreza extrema de la ciudad y la crisis de opiáceos.

Un recuento de los individuos sin hogar llevado a cabo en enero del 2016 y 2017 encontró alrededor de 50 personas durmiendo en las calles porque los albergues cercanos estaban llenos, dijo el Revdo. Peter Peters, presidente del Comité de Acción de Emergencia para Personas sin Hogar de Rochester (REACH, siglas en inglés).

Aunque ese número es alto, la cifra actual es probablemente más alta, observó Andy Carey de la Colaboración MC, agencia de gerencia de la atención que ofrece una gama de servicios de apoyo. A los voluntarios no se les permite entrar ilegalmente, y el frío lleva a las personas sin hogar a lugares que pueden ser difíciles de encontrar, agregó.

“Estamos tratando de hacerlo mejor, pero a menudo nuestros voluntarios llenan las encuestas incorrectamente”, agregó Carey. “Por eso muchas personas no son contadas”.

El Rvdo. Peters dijo que el número de familias desplazadas que han venido a Rochester desde Puerto Rico después del Huracán María podría aumentar el número de personas sin hogar. Hilda Rosario Escher, directora ejecutiva y CEO de la Liga de Acción Iberoamericana, dijo que encontrar vivienda para estas familias es la prioridad principal para el gobierno y las agencias comunitarias que están trabajando con Ibero para ayudarlas. Muchas se han quedado en hoteles y albergues cuando recién llegados al igual que con parientes, dijo ella.

Carey observó que hace unos pocos años, a los intercesores por justicia social les parecía que el problema de la falta de vivienda se resolvería con la ampliación planeada para el alberge Casa de Misericordia, que abrió su nueva instalación de 82 camas en marzo en la Calle Ormond No. 285.

“Luego la realidad sobre el terreno es que había más personas sin hogar”, dijo, añadiendo que él está trabajando con muchas personas que han perdido su casa debido a la adicción a drogas o enfermedad mental.

Kelly Finnigan, director de operaciones en la Casa de Misericordia, dijo que el alberge ha estado casi a capacidad desde que sus puertas abrieron. Además, los 19 lugares en la Casa de Hospitalidad San José han estado llenos todas las noches en meses recientes, dijo James Murphy, trabajador católico en San José.

Finnigan dijo que la situación de capacidad de la Casa de Misericordia es el resultado de la tasa de pobreza extrema de la ciudad — definida como menos de la mitad de la línea de pobreza federal — que aumentó de 16.4 por ciento a 17 por ciento desde el 2014 al 2017, lo cual hace de Rochester la cuarta ciudad más pobre en los Estados Unidos entre las 75 áreas metropolitanas principales, de acuerdo a los estimados de cada cinco años del Negociado del Censo de EE.UU. (census.gov).

“La pobreza extrema, en uno, dos o tres años, va a conducir a aumento en las tasas de falta de vivienda”, dijo Finnigan. “Porque cuando la gente se vuelve más y más pobre, lo último que se pierde es la vivienda”.

Como respuesta a que los albergues locales están a capacidad,

REACH ha abierto un albergue provisional por un tercer año consecutivo, dijo el Revdo. Peters. El alberge está ubicado en la Calle N. Union No. 102 y se opera en colaboración con Dimitri House, propietaria de la propiedad, dijo. El albergue, que albergará hasta 24 hombres y mujeres, abrió el 22 de noviembre y estará disponible hasta mediados de abril.

La apertura del albergue REACH proporciona una buena oportunidad para que los funcionarios del condado, operadores de albergues y los intercesores por las personas sin hogar reevalúen el sistema de vivienda de emergencia de Rochester, observó Finnigan. La Casa de Misericordia — que no está financiada por el condado — a veces recibe criticasde otros operadores de alberges o funcionarios del gobierno por ser demasiado indulgente con respecto a quién permite entrar en el albergue.

Ya que un albergue como la Casa de Misericordia no depende de fondos públicos para su operación, puede ser más flexible respecto a quién puede servir, dijo Erica King, supervisora clínica de los Servicios de Recursos de la Comunidad del Centro Católico Familiar (CFC, siglas en inglés). El centro Francis del CFC trata de proporcionar hospitalidad a tantos individuos sin hogar que le son remitidos lo mejor posible, dijo, pero se enfrenta a restricciones debido al financiamiento del condado y los requisitos de personal.

King observó que muchos individuos que han sido sancionados por el DHS por lo que parece ser infracciones menores se han enfrentado a traumas que les hacen difícil concentrarse y reorganizar sus vidas como se espera. A la luz de eso, dijo que el sistema debería proporcionar una oportunidad para permitir que esas personas cometan errores y los superen sin penalización.

“Deseo que a cualquier nivel, (nuestro sistema) esté más informado acerca del trauma”, dijo ella. “Para algunas personas, ellas van a necesitar más tiempo para resolver algunas cosas”.

Encontrar la manera para proporcionar más tiempo y apoyo y también abordar los factores que causan el aumento en la falta de vivienda en Rochester requerirá una conversación comunitaria y trabajar con los funcionarios gubernamentales por soluciones permanentes, tal como opciones de vivienda apropiadas para inquilinos con necesidades grandes, dijo Finnigan.

“Un albergue debe ser una solución provisional de vivienda en una crisis”, dijo. “Crear más camas (en alberge) no es una respuesta. … A ninguno de nosotros nos gustan las camas en alberge. Queremos vivienda permanente”.

Encontrar la vivienda permanente correcta para la población sin hogar es difícil, observó Finnigan, porque los operadores de alberges están trabajando con individuos que no solamente son realmente pobres, sino también tienen muchos otros retos, incluyendo problemas de salud mental y abuso de sustancias.

“Alquilar a nuestra gente no es fácil”, dijo, observando que ellos necesitan un lugar que sea más indulgente y comprensivo acerca de sus luchas con el abuso de drogas y alcohol.

Murphy observó que los nuevos proyectos de vivienda costeable todavía no aceptan a individuos crónicamente sin hogar remitidos por la Casa de Hospitalidad San José, a pesar de tener vales de Desarrollo de Vivienda y Urbano de EE.UU.

“El acceso a vivienda (permanente) es un problema real”, comentó él.

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