Método de enseñanza sobre familia podría alienar personas, dicen miembros de sínodo

Por Cindy Wooden
Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Igual que una familia, la Iglesia Católica debería retar a sus miembros a crecer y comportarse mejor pero, también como una familia, no debería excluir a aquellos que todavía les falta crecer, dijo el obispo George V. Murry de Youngstown, Ohio.

El obispo Murry y otros miembros del Sínodo de los Obispos sobre la familia hablaron el 10 de octubre sobre encontrar una manera de afirmar los principios evangélicos y la doctrina eclesiástica mientras acompañan a todos los católicos en el camino hacia la perfección y santidad.

El arzobispo irlandés Diarmuid Martin de Dublín habló más tarde sobre el referendo irlandés que favoreció el matrimonio homosexual, sobre la fe y sobre encontrar el lenguaje para compartir la doctrina eclesiástica con una nueva generación de católicos.  

El obispo de Youngstown dijo ante la asamblea que aunque hay muchas "familias eficaces y tradicionales" entre los católicos de Estados Unidos, también hay familias de un solo progenitor, parejas divorciadas, familias mezcladas, familias separadas por la migración y muchas otras.

"Muchos de estos adultos y niños se sienten excluidos de la atención pastoral", dijo el obispo Murry.

"Una característica universal y distintiva de todas las familias es que los parientes, sin importar cuán errantes se tornen, no son rechazados de la familia", dijo el obispo. "Para ellos la luz está siempre encendida, la puerta está siempre abierta.

La Iglesia Católica, él dijo, tiene que continuar defendiendo las familias tradicionales y explicando las Escrituras que las presentan como el plan de Dios para los seres humanos.

A su vez, dijo el obispo Murry, "intencionalmente debemos también extendernos a aquellas familias que no encajan en las categorías tradicionales. Tenemos que ayudarles a ver los beneficios de seguir a Cristo. Eso requiere que los acojamos, estemos abiertos a escuchar sus necesidades, caminemos con ellos y seamos valientes al invitarlos a la plenitud de la verdad del Evangelio".

El arzobispo Martin dijo ante el sínodo: "Lo que mostró el referendo irlandés fue una ruptura entre dos lenguajes", el lenguaje tradicional de la iglesia y el lenguaje de una "cultura social antagonista".

A su vez, él dijo, el referendo demostró "que cuando la exigente doctrina de Jesús es presentada de una manera que aparenta carecer de misericordia, entonces abrimos la puerta al lenguaje falso de la misericordia barata".

El referendo irlandés, él dijo, demuestra cómo "la gente lucha para entender los principios morales abstractos" como los que frecuentemente presenta la iglesia. "Lo que ellos sí entienden es el aprieto de los individuos a quienes desean ver felices e incluidos. Es una cultura muy individualista, pero no necesariamente una que no le importe. De hecho, aquellos que están a favor del matrimonio homosexual basaron su campaña en lo que era tradicionalmente nuestro lenguaje: igualdad, compasión, respeto y tolerancia".

El reto del sínodo, dijo el arzobispo Martin, es ayudar a la iglesia a encontrar un lenguaje que presente la plenitud de su doctrina sobre el matrimonio y la vida familiar de una manera que toque la realidad de la experiencia de la gente. Por ejemplo, él dijo, pocas parejas hablarían de la "indisolubilidad" de sus lazos, pero "viven la fidelidad y la intimidad y la atención de maneras que subestimamos".

Igual que el obispo Murry, el obispo maltés Mario Grech de Gozo dijo ante el sínodo el 10 de octubre que algunas familias se sienten "desalentadas en la iglesia porque detectan que algunos de nosotros le damos más importancia a los principios que a la persona en su situación concreta".  

La iglesia, como Moisés y como san Pablo, está llamada a ser "instrumento de mediación pastoral", sustentando los ideales del matrimonio mientras acompaña a la "persona frágil", él dijo. La vida cristiana es un viaje hacia la perfección, algo en que todo ser humano falla ocasionalmente. La doctrina eclesiástica señala los ideales, mientras que el ministerio pastoral eclesiástico anima a la gente a levantarse después de un fracaso y a seguir caminando hacia la perfección.

El obispo Grech señaló que el principio de "oikonomia" de las iglesias ortodoxas, que significa economía o dispensación y es la base para permitir, en algunos casos, un segundo matrimonio eclesiástico. Los ortodoxos reconocen el matrimonio como indisoluble y ven la descomposición del matrimonio como resultado del pecado, pero a través de "oikonomia" le dan a las personas una segunda oportunidad, aunque la liturgia del segundo matrimonio es distinta e incluye oraciones penitenciales.

El principio ortodoxo, dijo el obispo Grech, es similar a la insistencia católica en una relación entre "la justicia, entendida como observar la ley, y la misericordia pastoral. Estos no son dos aspectos en oposición, sino dos dimensiones de una realidad".

Si la teología y la práctica eclesiástica son reducidas a un "’sistema cerrado’, la teología se convierte en ideología" y ya no sería cristiana, él dijo. "Tenemos que ser cuidadosos de que el conocimiento de Jesús no sea transformado en conocimiento ideológico y también regulatorio y que cerremos las puertas con muchas reglas".

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