Obispos mexicanos censuran política de separación familiar en la frontera

Por David Agren 

Catholic News Service

CIUDAD DE MÉXICO (CNS) — La conferencia episcopal mexicana criticó la práctica de separar familias migrantes en Estados Unidos, uniéndose a voces al sur de la frontera condenando las acciones de funcionarios estadounidenses, mientras mexicanos reaccionan con indignación al ver y escuchar niños detenidos en refugios lejos de sus padres.

Los obispos dijeron en un comunicado del 19 de junio: "La soberanía política de cualquier estado descansa en una soberanía anterior y mucho más fundamental: la soberanía de las familias". 

"Las familias poseen una dignidad que les es propia y que no es fruto del estatus migratorio de sus integrantes sino de su propia naturaleza como célula esencial de la vida social".

Los obispos dijeron que separar familias "genera consecuencias más peligrosas y dañinas para los niños. … El interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión en esta materia".

Imágenes de niños separados de sus familias cerca de la frontera entre México y Estados Unidos causaron indignación en México, donde muchos han vivido los sufrimientos de parientes que emigran debido a la inseguridad y la falta de oportunidades. La separación familiar durante largos periodos se ha convertido en algo común en algunas comunidades. Los que proveen el sustento de familias con su trabajo en Estados Unidos a veces no pueden regresar a sus hogares.

Luis Videgaray Caso, secretario de relaciones exteriores de México, dijo que la política de separar a los niños de sus padres era "cruel e inhumana" y la describió como "una violación de los derechos humanos".

Videgaray dijo el 19 de junio que 21 de los 1,995 niños que han sido detenidos desde que comenzó la política estadounidense eran mexicanos, aunque quedaban solo siete bajo detención y los demás habían regresado con sus padres. Entre los que fueron separados de sus padres se encontraba una niña de 10 años con el síndrome de Down.   

Videgaray dijo que la mayoría de los niños separados de sus familias en la frontera venían de América Central.

El presidente estadounidense Donald Trump ha implementado la política de "cero tolerancia" para disuadir a los inmigrantes, incluyendo a los que salen huyendo de pandillas y de violencia doméstica. El presidente dijo el 19 de junio que "México no hace nada" sobre la inmigración, pero que "podía detenerla".

México detiene y deporta decenas de miles de centroamericanos anualmente, aunque se queja del trato que reciben sus propios ciudadanos en Estados Unidos.

Algunos de los católicos que operan albergues para los migrantes que transitan por México dijeron que podría mejorar el trato de las autoridades mexicanas a los que no tienen la documentación adecuada, personas que en muchos casos son atacadas por pandillas criminales y sufren robos, violaciones sexuales y secuestros. 

Juan Andrade, coordinador de varios albergues para migrantes operados por organizaciones católicas, dijo que las instalaciones mexicanas de detención no separan a madres de  niños menores de 12 años, y dijo que autoridades mandan a menores no acompañados a hogares operados por la agencia de servicios sociales del país. 

Pero dijo que las condiciones en una de las instalaciones más grandes del país eran "deplorables," refiriéndose a infestaciones de insectos, alimento de baja calidad y problemas de "sobrepoblación".

"Por razones éticas (el gobierno mexicano) tiene que denunciar" lo que está sucediendo en Estados Unidos, dijo Andrade. "Pero el estado mexicano no ha hecho nada a favor de los menores". 

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