ROCHESTER – Un niño que iba el año pasado después de la escuela al Centro Comunitario Thomas P. Ryan, donde le ofrecen a los niños de la ciudad una merienda y una comida caliente, tenía por costumbre comer comida que se había caído al suelo, o que se encontraba en los latones de basura, según los miembros del personal.
Ese es un ejemplo extremo, pero ilustra la crisis de hambre entre los niños que persiste en el área de Rochester y en todo el país, dicen dirigentes de la ciudad y representantes de programas de reparto de comida del área.
Según un reporte publicado a principios de este año por el Centro de Acción e Investigaciones sobre la Comida, en el 2009 uno de cada cuatro hogares sufría de escasez de comida – lo que significa que a veces la familia no tenía dinero para comprar comida durante el año pasado. La gente en esas casas que respondieron al estudio del centro, informaron que tenían problemas para comprar la comida 1.62 veces más que las otras casas, 24.1 por ciento en hogares con niños y 14.9 por ciento en hogares sin niños. El informe se puede ver en http://frac.org/pdf/food_hardship_report_220100.pdf. Con un por ciento de 26.9, las familias hispanas y afroamericanas experimentan esas dificultades a un por ciento más alto que la media nacional, dijo el informe.
Es una crisis que sigue azotando a las comunidades en la región de Rochester a pesar del gran número de despensas de emergencia y de programas de reparto de comida disponibles para las familias, y por eso el verano pasado los dirigentes de Rochester trataron de informar más sobre su programa de comidas para niños. Además, la cadena Foodlink compró comida e hizo entregas a más de 500 agencias en 10 condados. El año pasado, más de 5 millones de libras de comida fueron distribuidas por medio de esa cadena. Foodlink también patrocina varios programas de comida para niños, en centros de recreaciones, iglesias y otras organizaciones, que el año pasado repartieron 200,000 comidas en la comunidad, según Foodlink Freshwise Catering (ver www.freshwise.org/Freshwise__catering/child_nutrition.html).
Ifeyinwa Obieke, una estudiante de Monroe Community College, comprueba la vericidad de las estadísticas porque ella a menudo sirve las comidas a los muchachos en el Centro Ryan. Durante la distribución de comidas el 22 de septiembre, Obieke se aseguró que los niños que estaban en fila se sirvieran leche, fruta y sopa de pollo y arrroz.
Los muchachos que no tienen suficiente que comer en la casa no se lo dicen, pero no tienen que hacerlo, dice ella. Ella lo constata cuando ve a los muchachos servirse un segundo plato de alguna comida que no resulta apetitosa para la mayoría de los niños, o que le preguntan si la comida se va a servir enseguida cuando llegan al centro los sábados.
"Muchos parecen cansados, como que no han comido", comentó ella.
El director del Centro, Hector Arguizzoni dijo que el programa en la actualidad provee unas 60 comidas, pero que esa cifra subirá rápidamente cuando los padres reinscriban a sus hijos en el programa. El año pasado, el centro alimentó a más de 100 niños al día. Todos los centros de recreación de la ciudad distribuyen comidas que son preparadas y entregadas por Foodlink, como parte de el programa Kids Café de esa organización, que proporciona comidas para niños en 62 lugares en la ciudad y en los condados de alrededor. Kids Café es un esfuerzo nacional que fue instituido en la década del 1990. Los estudiantes califican automáticamente para el programa si el 50 por ciento o más de los niños de un distrito escolar son elegibles para almuerzos gratis y a precios reducidos, dijo Jeannette Batiste, directora en jefe de operaciones de Foodlink. En Rochester, 88 por ciento de los estudiantes califican para el programa de almuerzos financiados por el gobierno.
"Creemos que la mayor parte de las veces ésa es su comida caliente del día", dijo Batiste. "Tomamos eso en consideración y nos aseguramos que sea una comida nutritiva y bien balanceada".
La necesidad de que haya estos programas se debe a la raíz del problema del hambre, que es la pobreza, dijo Jackie Campbell, Comisionada Auxiliar del Buró de Servicios para la Juventud de la ciudad. En Rochester, el 49.8 por ciento de los hogares encabezados por mujeres con niños menores de 18 años viven por debajo del nivel de pobreza, según informaciones del censo publicadas recientemente en http:://factfinder.census.gov. Diez y nueve millones de americanos viven en extrema pobreza, que se define como una familia de cuatro personas con una entrada anual de unos $11,000, según www.worldhunger.org/articles/Learn/us_hunger_facts.htm.
Además de los programas de comidas y de los bancos de alimentos, uno de los programas en contra del hambre más exitosos es el programa federal de cupones de alimentos, dice Sue Segelman, coordinadora de educación sobre nutrición y de alcance del Centro de Asistencia Legal del Condado de Monroe. Cerca de 40 millones de individuos con bajos ingresos en los Estados Unidos reciben cupones de alimentos, y 75 por ciento de los mimos viven en familias con niños, según el Servicio de Educación sobre Hambre Mundial. Muchos mercados locales de legumbres frescas aceptan cupones de alimentos, que se distribuyen ahora por medio de una tarjeta electrónica de débito, dijo Segelman.
Cuando las familias no participan en estos programas, el ciclo de pobreza causa malos hábitos de nutrición, añadió Campbell, lo que tiene también consecuencias negativas de salud como la obesidad y la diabetes infantil.
"Generaciones de niños no han tenido acceso a comidas nutritivas, así que muchos niños se están criando sin esas comidas, aunque ahora están disponibles", dijo ella. "Los padres no saben lo que es saludable. Pensamos que es un nuevo fenómeno. Todo el mundo está ocupado y todo el mundo tiene dos o tres trabajos. Pero el hambre y su efecto sobre los niños, especialmente en comunidades con bajos ingresos, se remonta a muchos años y uno puede ver los efectos con el tiempo.
"Algunos efectos físicos básicos en los niños, incluyen falta de crecimiento adecuado, lo que produce, músculos, dientes y huesos débiles", dijo Luis Burgos, Comisionado del departamento de recreación y de servicios para la juventud de Rochester.
"¿Cómo podemos esperar que los muchachos se desempeñen bien en los deportes y en el recreo? Si tienen hambre, no se pueden concentrar".
Otra consecuencia social puede ser que los niños mayores se alejen de la escuela para encontrar fuentes de ingresos para poder alimentarse, comentó Camppbell.
"Hay muchos niños de familias de gente pobre que trabaja, que se encuentran solos en la casa por la tarde", dijo ella. "No están recibiendo comidas y no están motivados para hacer muchas cosas. No están preparados para hacer su tarea o estar listos para el próximo día… Si yo fuera un niño y tuviera hambre, no quisiera pensar en fracciones ni en las matemáticas, quisiera que me dijeran qué iba a comer".
La desesperación es lo que lleva a muchachos mayores a meterse en problemas, añadió Burgos.
"Un niño hambriento, no va a ser un niño que coopere", dijo él. "Va a ser un niño irritable, y posiblemente un niño bravo. Saben que tienen hambre… y eso va a afectar su conducta. Si uno tiene hambre y es un adolescente, no solo ha sufrido uno física y emocionalmente, sino que uno puede estar inclinado a hacer algo para comer y tener comida. Y uno puede terminar teniendo otros problemas".
Para informar a la comunidad y ayudar a evitar esas situaciones, Burgos trabajó para promover el programa de Comidas de Verano de la ciudad por medio de visitas al Centro Ryan en julio. Él dijo que la mayoría de los programas de comidas de la comunidad tienen mayor capacidad de la que se está utilizando, y Batiste observó que la nueva cocina de Foodlink en la antigua planta de Pepsicola en Joseph Avenue puede preparar hasta 5,000 comidas.
"La gente no entiende que es gratis", dijo Obieke del programa local de comidas. "Hay que anunciarlo más.
También hay que informar más sobre el hambre entre los niños durante el verano, dijeron Burgos y Batiste. Un estudio mostró que los niños ganaban peso porque no tenían acceso a comidas nutritivas y saludables regularmente durante el verano, dijo Rachel Pickering de la Agencia Sistemas de Salud de Finger Lakes.
"Aunque parece increíble… lo niños están volviendo más gordos a la escuela en septiembre", dijo ella.
Mucha gente no se da cuenta de que las familias acuden más a bancos de comidas o a despensas de emergencia durante el verano, que en el otoño o el invierno, cuando muchos grupos o organizaciones tienen campañas de dar comidas, dijo Batiste.
Lo que a la gente se le olvida es que cuando los niños están fuera de la escuela y no están comiendo almuerzos gratis o de precios reducidos, están comiendo en la casa", explicó ella. "Así que si uno tiene un hogar con dos niños, a $2 por comida y añade eso durante un mes. Luego vea qué por ciento representa eso de la entrada promedio anual del hogar.
NOTA DE LA REDACCIÓN: Para más informaciones sobre los programas de Foodlink, favor de visitar www.foodlinknny.org o de llamar al 585-3288-3380. Para informaciones sobre los programas de la Ciudad de Rochester, favor de llamar al 585-428-6755. Para saber más sobre el programa de cupones para alimentos, favor de llamar al 585-2295-5624 o escribir ssegelman@lawny.org, o de visitar www.mybenefits.ny.org.