Por Patricia Zapor
Catholic News Service
WASHINGTON (CNS) — En autobús desde todo el país y a pie desde toda la ciudad, un estimado de 200,000 personas acudieron a National Mall el 21 de marzo para presionar al Congreso y al presidente — con rótulos, banderines, camisetas, consignas y oraciones — a que cumplan las promesas de arreglar el sistema de inmigración.
Ciudadanos estadounidenses, inmigrantes legales y algunos que admitieron que están ilegalmente en el país cubrieron un área de seis cuadras del Mall para presentar su caso a favor de reformar un sistema que mantiene familias separadas, limita los prospectos de educación de los estudiantes y causa que millones de personas existan ?en las sombras? porque carecen de documentos legales.
Antes de marchar tres millas pasando el capitolio hacia el estadio RFK, donde sus autobuses esperaban, la exuberante y esperanzada muchedumbre ondeaba banderas y agitaba letreros mientras oradores contaban sus historias personales de inmigración. Otros oradores comprometieron el apoyo de sus iglesias, sindicatos y grupos de derechos humanos.
Un mensaje grabado en video del presidente Barack Obama trajo el silencio de la muchedumbre, tornándose en vitoreo mientras él se comprometía ?a hacer todo lo que esté en mi poder para forjar un consenso bipartidista este año en este asunto importante. Ustedes saben tan bien como yo que esto no será fácil y no sucederá de un día a otro. Pero si trabajamos juntos cruzando líneas étnicas, estatales y partidistas podemos edificar un futuro digno de nuestra historia como nación de inmigrantes y nación de leyes?.
A unas cuantas cuadras de distancia del capitolio, en la iglesia St. Aloysius antes de la concentración, el cardenal Roger M. Mahony de Los Ángeles pasó 30 minutos saludando a la gente que llegaba para una Misa especial. Durante una homilía que invocó al fenecido líder laboral César Chávez, con quien el cardenal trabajó durante muchos años por los derechos de los trabajadores agrícolas, él señaló que después de los eventos en el capitolio ese día sería el momento para que la reforma de inmigración subiera al escenario político.
En entrevista telefónica con Catholic News Service a la mañana siguiente el cardenal Mahony dijo que la aprobación por parte de la Cámara de un proyecto legislativo de reforma de los servicios médicos horas después de la concentración ?es provechosa para los esfuerzos de la reforma de inmigración?, dado el ambiente político actual.
?El presidente hizo un compromiso muy firme durante la campaña y otra vez recientemente que la reforma de inmigración sería una de sus prioridades más altas?, dijo el cardenal. Ahora que un proyecto legislativo de servicios médicos ayudará a millones de personas que no tienen seguro a recibir servicios médicos asequibles, él añadió, es tiempo de atender a los millones de personas que están viviendo en las sombras porque carecen estado de inmigración legal.
?Éstos son asuntos inconclusos?, dijo el cardenal, añadiendo que traer a esos inmigrantes al sistema para pagar impuestos y conectarse con una variedad de servicios públicos ayudará a la recuperación económica estadounidense.
Entre la muchedumbre en el Mall, estimada por los organizadores en 200,000 personas, José describió su motivación para hacer un viaje en autobús de 15 horas desde Florida.
Ciudadano estadounidense nacido en México, José explicó que su esposa carece de estado de inmigración legal. Él vive con temor constante que ella sea arrestada y deportada.
Ellos tienen tres hijos pequeños ciudadanos estadounidenses. Mientras él trabaja días de 13 a 14 horas su esposa atiende el hogar, lleva y trae los niños a la escuela, a médicos y a otras actividades, él dijo.
Pero ahora la ley de Florida requiere mostrar prueba del estado de inmigración legal para renovar su licencia de conductora el año próximo. Careciendo esa licencia el modo de vida de la familia tendrá que cambiar.
De mayor preocupación para José, quien pidió que no se usara su apellido, es que ?estoy asustado, en todo momento, que ella sea arrestada y alejada de mí y nuestros hijos?.
Él no cree que él ni su esposa podrían regresar con seguridad a su México natal, mayormente debido al predominante crimen violento.
?Mi familia allí ya es amenazada porque los criminales saben que ellos reciben ayuda de mí?, dijo José.
?Ella tiene tanto corazón?, él dijo, describiendo cuán perdidos él y sus hijos estarían si la deportan. ?Ella es una madre maravillosa?.
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