Por Cindy Wooden
Catholic News Service
PHILADELPHIA (CNS) — No lejos de donde se exhibe la Liberty Bell, el papa Francisco exhortó al pueblo de los Estados Unidos a que continúe "proclamando la libertad a través de toda la tierra para todos sus habitantes", como se dice en la inscripción de la campana.
En una reunión del 26 de septiembre llevada a cabo con miembros de la comunidad hispana y personas inmigrantes en el Parque Histórico Nacional de la Independencia, el papa dijo que cuando los gobiernos respetan los derechos humanos y la libertad, especialmente el derecho a la libertad religiosa, se benefician por el respeto y cuidado que se prestan los ciudadanos entre sí.
Esas "palabras con tañidos" de la declaración de independencia de los Estados Unidos, con las que se proclama la igualdad de todos los hombres y mujeres que están dotados por su Creador de "derechos inalienables" continúan inspirando al pueblo de los Estados Unidos y de todo el mundo, dijo el papa, que es oriundo de Argentina.
Sin embargo, hasta esas palabras tan poderosas pueden resonar huecas si no son "constantemente reafirmadas, reapropiadas y defendidas", dijo el papa.
En un discurso puntualizado con comentarios improvisados y explicaciones, el papa Francisco exhortó a las comunidades de inmigrantes en los Estados Unidos a ser "ciudadanos responsables" en su nueva casa, sin sentirse avergonzados y sin ocultar su herencia cultural.
Y disculpándose por hablar en un lenguaje aplicado a la geometría, el papa le dijo a la concurrencia que la globalización es mala si con ella se trata de borrar todas las diferencias, que colocan a todos en una esfera, equidistantes unos de otros y del centro; pero que la globalización es buena si con ella se respetan las diferencias que son como los diferentes lados de un poliedro.
Hablando del mismo facistol que utilizó el presidente Abraham Lincoln en su famoso discurso de Gettysburg, el papa Francisco dijo que la historia de los Estados Unidos es de muchas maneras una historia mediante la cual se trata de poner en práctica los valores afirmados en la Declaración de Independencia. Y como ejemplos, citó la abolición de la esclavitud, la extensión del derecho de voto, el crecimiento de los sindicatos "y el esfuerzo gradual para la eliminación de toda clase de racismo y prejuicio."
Cuando un gobierno respeta el derecho de sus ciudadanos para que profesen libremente su fe y la vivan públicamente, toda la sociedad se beneficia, dijo el papa.
Las religiones, dijo el papa, "hacen un llamado a la conversión, a la reconciliación, a la preocupación por el futuro de la sociedad, al sacrificio de uno mismo al servicio del bien común y la compasión por los necesitados".
La dimensión religiosa de la vida de un pueblo, dijo el papa, "no es una subcultura; sino que es parte de la cultura de cualquier pueblo y de cualquier nación".
Los cuáqueros que fundaron Filadelfia, dijo, "estaban inspirados en un profundo sentido evangélico de la dignidad de cada individuo y el ideal de una comunidad unida por un amor fraternal".
El padre jesuita Federico Lombardi, vocero del Vaticano, les dijo a los periodistas que mientras que el papa viajaba en helicóptero desde Manhattan al aeropuerto John F. Kennedy, para volar después ese día a Filadelfia, el cardenal de Nueva York, Timothy M. Dolan, le pidió al piloto que circunscribiera la Estatua de la Libertad y la isla Ellis para que el papa las pudiera observar bien.
En la reunión de Filadelfia, el papa Francisco dijo que la preocupación por la dignidad de todas las personas, "especialmente las débiles y vulnerables había llegado a ser una parte esencial del espíritu americano".
El papa aprovechó su discurso "para agradecerles a todos los que, sin importar su religión respectiva, han buscado servir al Dios de paz, edificando ciudades de amor fraterno, cuidando a su prójimo necesitado, defendiendo la dignidad del dón de vida, que proviene de Dios, vida en todos sus etapas y defendiendo la causa de los pobres y de los inmigrantes".
Todos aquellos que se muestran firmes a favor de los pobres y de los inmigrantes, dijo, "le recuerdan a la democracia americana los ideales por los que fue fundada, y que la sociedad se debilita cuando y en donde quiera que reine la injusticia".
Docenas de cardenales y obispos asistieron a la festividad también; pero el obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, envió un mensaje por el sitio electrónico Twitter diciendo que no tenía su acostumbrado asiento reservado al frente y que, en lugar de eso, "estaba aprendiendo a vivir en ‘la periferia’", vocablo favorito del papa Francisco. Al estar en medio de la muchedumbre, añadió el obispo, contaba "con una mejor perspectiva".
Y volviéndose a los representantes de las comunidades de hispanos y de inmigrantes reunidas en Independence Mall, el papa Francisco dijo que conocía el sacrificio y las luchas que habían afrontado muchos de ellos mientras buscaban sustentar una vida mejor para ellos mismos y para su familia respectiva en los Estados Unidos.
Y a pesar de que posiblemente estaban necesitados cuando llegaron, dijo, también deben de recordar que sus experiencias y cultura son al mismo tiempo un dón que puede enriquecer su nueva casa, exactamente como sucedió con la herencia de olas de inmigrantes que vinieron antes durante siglos.
"Ustedes no deben nunca sentirse avergonzados de sus tradiciones", les dijo el papa. "Y les repito: no deben de avergonzarse de lo que es parte de ustedes, su sangre de vida".
Una vibrante fe y una fuerte vida de familia son dones especialmente importantes para compartir, dijo. "Contribuyendo ustedes con sus dones, no solamente encontrarán un lugar acá, sino que ayudarán a que la sociedad se renueve desde adentro".
Antes de dejar el Independence Mall, el papa Francisco, repitiendo unas líneas que ya había dicho en su discurso, le dijo a la gente: "No olviden lo que pasó aquí hace dos siglos. No se olviden de la declaración por la cual se proclamó que todos los hombres y todas las mujeres fueron creados iguales, que están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables y que los gobiernos existen para proteger y defender esos derechos".
"Conservemos la libertad, preocupémonos por la libertad: libertad de conciencia, libertad religiosa ", dijo, y que todo el pueblo de los Estados Unidos exprese "su gratitud por las muchas bendiciones y libertades de las que ustedes gozan".
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Contribuyeron para este artículo: David Agren, Rhina Guidos y Philippe Vaillancourt en Filadelfia.
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