Respuesta a huracán en Haití lenta por carreteras bloqueadas, inundaciones, apagones

Por Dennis Sadowski

Catholic News Service

WASHINGTON (CNS) — Los haitianos que respondieron primero y trabajadores de ayuda no gubernamental estaban evaluando los daños del huracán Matthew aun mientras se apuraban a entregar alimento, agua y materiales de refugio a comunidades aisladas debido a puentes arrastrados y carreteras bloqueadas.

La tormenta dejó el suroeste haitiano en escombros al dar contra la costa caribeña del país el 4 de octubre. Se dice que las ciudades de Les Cayes, en la costa suroeste, y Jeremie, en el noroeste, fueron particularmente impactadas por la tormenta más fuerte que azota la región caribeña en una década.

El agua llegaba a los hombros en algunas comunidades. Interrupciones eran generalizadas en el servicio eléctrico, la internet y el servicio de telefonía móvil. Casas de madera improvisadas fueron partidas y hasta casas de bloques de concreto fueron desgarradas por la tormenta.

Un puente en la carretera principal hacia la península fue arrastrado, efectivamente aislando la gente que vive en la región al suroeste de Puerto Príncipe, la capital.

Autoridades haitianas dijeron al mediodía del 6 de Octubre que al menos 108 personas han muerto.Se esperaba que el número de víctimas aumentara porque se decía que Jeremie había sostenido daños mayores y se había recibido poca información desde la región, dijo Mary Durran, directora de programa en Haití para Development and Peace, la agencia de ayuda y desarrollo de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos.

"Nadie sabe ahora mismo qué sucedió en Jeremie. Se sospecha que es malo", dijo Durran a Catholic News Service el 5 de octubre.

Ella dijo que numerosos viveros que se preparaban para cosechar vegetales fueron destruidos por la tormenta y que los haitianos enfrentaban seria escasez de alimento. Informes de una cooperativa, conocida como Mujeres Determinadas, indicaban que sus cosechas fueron arrasadas por el viento e inundación, dijo Durran.

"Es muy difícil obtener información en este momento porque las comunidades son muy pobres. (Las torres de) los teléfonos móviles están caídas y, aun cuando (las torres de) los teléfonos móviles están funcionando no hay electricidad y la gente no puede cargar sus teléfonos móviles", ella dijo.

Chris Bessey, director de país en Haití para Servicios Católicos de Socorro (CRS), dijo a CNS que el personal de la agencia había comenzado a distribuir alimento, agua y sets higiénicos desde su base en Les Cayes a personas que perdieron sus casas durante la tormenta. Él dijo que la evaluación de la extensión de los daños continuaba el día después de la tormenta.

Las carreteras permanecían bloqueadas por inundación, árboles caídos y deslices de lodo, él dijo, dificultando el transporte en la ciudad y en las zonas periféricas.

La tormenta también afectó las operaciones de CRS cuando el viento arrancó parte el techo de las oficinas y el almacén de la agencia en Les Cayes. Después de eso, los miembros del personal de CRS se reubicaron en terreno más alto debido a la amenaza de aguas ascendentes e intentaban entregar provisiones de emergencia, dijo Bessey.

"Y creemos que parte del techo del almacén también fue dañado. Tenemos la esperanza de que ese no sea el caso porque es allí donde tenemos algunos de los artículos no alimentarios", dijo Bessey.

Caritas Haití respondió con comidas calientes, agua y productos higiénicos. Un equipo de emergencia estaba establecido en Les Cayes antes que la tormenta impactara y comenzó a distribuir mantas, ropa de cama y sets higiénicos según el viento y la lluvia se reducían.

"El efecto del huracán en el sur de Haití es catastrófico", dijo padre Jean-Herve Francois, director de Caritas Haití, en un comunicado de la agencia.

"Ha habido muertes por ahogamiento y edificios colapsados. Algunas comunidades están bajo agua. Muchos edificios están dañados. La gente ha perdido todo".

Entre los mayores temores estaban las enfermedades relacionadas con el agua y la desnutrición. Trabajadores de ayuda informaron que la gente perdió el alimento almacenado cuando sus casas fueron destruidas. Los agricultores se preparaban para cosechar las siembras cuando la tormenta impactó, pero perdieron los campos de vegetales y las arboledas de mango, banana y aguacate.

Los trabajadores gubernamentales y de ayuda también estaban preocupados por el aumentado riesgo de cólera debido a las fuertes lluvias y a la falta de acceso a agua potable limpia. Después que el índice de cólera se redujo durante meses, el país vio un aumento en casos de cólera reportados durante los primeros siete meses de este año. Con inundaciones y ríos salidos de sus cauces las condiciones están listas para un brote generalizado en muchas partes del país de la enfermedad transmitida por el agua.

Aunque los efectos de Matthew en Puerto Príncipe no fueron tan severos, la inundación planteaba problemas para los residentes de Cite Soleil, la comunidad más pobre de la capital.

Kathrin Jewert, coordinadora de programa en Haití para Malteser International, la organización de ayuda de la Orden de Malta, dijo que la agencia ha estado trabajando con los residentes que han sido expulsados por la inundación de sus casas improvisadas en la comunidad de tugurios y chozas. Una barrera que protegía las comunidades más cercanas a la Bahía de Puerto Príncipe fue penetrada por las aguas de la tormenta, inundando algunas de las estrechas calles de la comunidad, ella dijo. 

Jewert reconoció un programa de reducción de riesgos que involucró las escuelas y los padres por ayudar a las familias a prepararse para Matthew.

"Ellos tuvieron 48 horas para preparar la comunidad", ella dijo. "Ellos intentaron hacer una manera en que esta comunidad pueda intentar protegerse".

Después de aporrear Haití, Matthew se movió hacia el extremo este de Cuba, destruyendo docenas de casas en Baracoa y dañando cientos de otras, informó Associated Press. Tuits desde Baracoa aparentaban indicar que fieros vientos y una alta oleada causaron la mayor parte de los daños.

Pronosticadores climáticos observaban la tormenta según esta se movía sobre las Bahamas y se orientaba hacia al sureste de Estado Unidos. Se declaró estado de emergencia en Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte. Se esperaba que la tormenta comenzara a afectar los estados continentales tan temprano como la noche del 5 de octubre.

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