EL PASO, Texas (CNS) — Del 11 al 13 de octubre, organizadores latinos católicos, líderes sindicales, académicos y activistas participaron en El Paso en un evento de justicia social que fue una combinación de enseñanza y demanda de acción.
La reunión, a la que asistieron unas 300 personas, fue patrocinada por un grupo de reciente constitución llamado Coalición Latina de Liderazgo Católico (Latinx Catholic Leadership Coalition), en colaboración con El Instituto Fronterizo Esperanza (Hope Border Institute). Los organizadores dijeron que el evento fue una respuesta al “tratamiento inhumano de migrantes y refugiados en la frontera” y el tiroteo en El Paso del verano pasado, que las autoridades creen haber estado dirigido contra Latinos.
El evento incluyó talleres, entrenamientos, sesiones de estrategia y una acción pública en la que los participantes cruzaron el Puente Internacional Lerdo desde El Paso a Ciudad Juárez, México, el 12 de octubre para visitar a solicitantes de asilo.
La sesión inicial del 11 de octubre tenía como tema: “Nuestras comunidades atacadas: minar la supremacía blanca por medio de la solidaridad”, y fue presentado por Monseñor Arturo Bañuelas, párroco de la iglesia de San Marcos el El Paso.
La sesión de clausura del 13 de octubre fue sobre el liderazgo latino en el momento presente, dirigida por Luis Fraga, director del Institute for Latino Studies de la Universidad de Notre Dame.
Al final de la reunión de tres días, el Obispo Mark J. Seitz de El Paso publicó una carta pastoral titulada “Ya no habrá noche” que habló del papel de la iglesia en el racismo de la frontera, especialmente entre las comunidades indígenas, y también describió el dolor de los latinos en El Paso inmediatamente después del tiroteo en el Walmart en agosto.
El obispo dijo que el tiroteo, que resultó en la muerte de 22 personas, fue un ejemplo del racismo contra latinos, que ha llegado a un nivel peligroso en la nación.
Al final de la carta, el Obispo Seitz urgió al presidente Donald Trump, al Congreso y a la Corte Suprema a “escuchar la voz de la conciencia y frenar en seco la deportación de quienes no representan un peligro para nuestras comunidades, parar la separación de familias, y poner fin de una vez por todas al rechazo de los refugiados y a la muerte en la frontera”.