Por Mark Pattison
Catholic News Service
ANJARA, Jordania (CNS) ? A un sacerdote de la congregaci?n del Verbo Encarnado, Hugo Alaniz, le gustar?a construir un nuevo santuario dedicado a Nuestra Se?ora del Monte, a cuya estatua se le acreditan poderes milagrosos; pero, antes, considera otras cosas m?s importantes.
En la poblaci?n en donde vive, que cuenta con unos 20,000 habitantes, hay solamente unos 1,000 cat?licos, y el padre Alaniz considera que es m?s importante lograr que los musulmanes y los cat?licos se comuniquen unos con otros y convivan.
En la escuela adyacente a la parroquia de Nuestra Se?ora del Monte hay cerca de 220 alumnos, cuya cifra se divide casi por mitad entre cristianos y musulmanes. Ambos grupos estudian juntos pero no lo hacen a la hora del recreo, pues juegan por separado en el patio de la escuela, cada grupo en su lugar.
Sin embargo, el padre Alaniz tiene un plan para cambiar la situaci?n, por lo menos parcialmente. Ofrece lecciones de viol?n y de guitarra, despu?s del horario normal de clases, para lograr que los muchachos puedan tocar juntos los instrumentos musicales.
Algunas de las alumnas musulmanas vienen de lo que ?l describe como una vida de hogar poco satisfactoria. Y una vez que llegan a los 18 a?os de edad, generalmente se ven forzadas a retornar a su familia respectiva en donde los padres les arreglan matrimonio dentro de su propio clan, e incluso sucede que lo hacen en ocasiones con primos suyos.
"Y as? esto presenta otro problema", dijo el padre Alaniz.
La soluci?n que usa, aunque de forma temporal, es la de hacer que las j?venes se inscriban para estudios superiores en una universidad. "De esta manera las muchachas cuentan con otros cinco a?os" lejos de la vida que las oblig? a inscribirse en la escuela de Nuestra Se?ora del Monte para empezar; e, impl?citamente, con habilidades pr?cticas y sociales m?s desarrolladas para que puedan evadir el tipo de vida que su familia respectiva les ten?a destinado.
El padre Alaniz tambi?n se mantiene ocupado con su dedicaci?n al ministerio de prisi?n.
"Si uno va a la c?rcel en Argentina es una mala cosa", dijo, deteni?ndose a veces en su charla para buscar ayuda con otro hablante biling?e ingl?s y espa?ol para encontrar el t?rmino correcto en ingl?s, "pero aqu?, cuando uno va a prisi?n, es terrible".
El sacerdote dijo que estar en prisi?n es ocasi?n de verg?enza para la familia del prisionero, quien no goza de visitas y cuyo confinamiento tiene amplias repercusiones en el grupo social al que pertenec?a fuera de la prisi?n, al punto que, si tiene hermanas, ?stas no pueden contraer matrimonio debido al estigma.
El padre Alaniz no puede borrar el estigma social pero s? visita a los prisioneros de Anjara.
Y claro, la idea del santuario no desaparece.
La estatua de la Virgen Mar?a que sostiene al ni?o Jes?s y que se encuentra detr?s del altar en el santuario de la iglesia derram? l?grimas hace cinco a?os. El padre Alaniz no lo vio personalmente, pero conf?a en la palabra de ocho mujeres de la parroquia que le contaron lo que ellas hab?an visto.
La primera mujer que se dio cuenta de algo se fij? que el rostro de la estatua parec?a como "normal", como si fuera humano, dijo el padre Alaniz. Despu?s "la Virgen cerr? los ojos" y derram? dos l?grimas de color rojo, una de cada ojo.
A la devoci?n de Nuestra Se?ora del Monte desde entonces se le atribuyen muchas curaciones, dijo el padre Alaniz. En un caso, hace tres a?os, los padres de un ni?o de 11 a?os viajaron desde Siria para que prepararan a su hijo para una operaci?n pues le hab?an diagnosticado c?ncer.
"Rezamos juntos", recuerda el padre Alaniz. "Y cinco d?as despu?s … todo mundo estaba muy contento pues en esa fecha le hab?an hecho otro examen al ni?o en el hospital y esta vez no encontraron nada maligno. Gracias sean dadas a Dios".
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